Manuel de Ter¨¢n Troyano, pedagogo excepcional
Abandon¨® su pasi¨®n por la naturaleza y por los estudios forestales por la que fue su otra gran pasi¨®n: la docencia
Abandon¨® su pasi¨®n por la naturaleza y por los estudios forestales por la que fue su otra gran pasi¨®n, la que acab¨® estructurando y dando sentido pleno a su vida: la docencia. Hijo del que fuera maestro de ge¨®grafos Manuel de Ter¨¢n, y de quien ejerciera como maestra en el Instituto Escuela, Fernanda Troyano de los R¨ªos, y sobrinonieto de Fernando de los R¨ªos, por las venas de Manuel Ter¨¢n Troyano (Madrid, 1933), fallecido el pasado martes en su ciudad natal, circulaba sin duda lo mejor de nuestra mejor tradici¨®n pedag¨®gica y liberal. Si su padre fue uno de los preceptores del actual Rey, a ¨¦l le cupo la responsabilidad ¡ªy el honor¡ª de dirigir el centro escolar (Santa Mar¨ªa de los Rosales) en que curs¨® sus estudios el ahora Pr¨ªncipe de Asturias. No deja de ser significativo que en a?os tan turbulentos y complejos como los de nuestra transici¨®n a la democracia la familia real escogiera para la educaci¨®n del heredero de la Corona precisamente un centro con tan claras e inequ¨ªvocas se?as de identidad ideol¨®gico-educativas. Y, sin duda, en la elecci¨®n debi¨® pesar la propia personalidad de Manuel, que irradiaba una fe en su propuesta pedag¨®gica y un entusiasmo en su prop¨®sito de llevarla a cabo que resultaban infaliblemente contagiosos.
Ideario educativo
Tan fiel a sus creencias como profundamente respetuoso con las ajenas, siempre generoso y gentil con su tiempo y sus ideas, supo hacerse respetar, admirar y, sobre todo, querer por cuantos le trataron. Jaime y Jes¨²s de la Serna, dos de sus m¨¢s fraternales amigos, lograron convencerle para que en el diario Informaciones, que dirig¨ªa el segundo, publicara una serie de art¨ªculos en los que fue exponiendo su ideario pedag¨®gico. Eran los a?os posteriores a la famosa Ley de Educaci¨®n de D¨ªez-Hochleitner, otra gran figura de nuestra reciente historia pedag¨®gica. Pero ni los de la Serna ni nadie lograron nunca convencerle de que reuniese esos escritos en un librito, a modo de testimonio o legado. No les conced¨ªa mayor importancia. Lo que para muchos supuso una aut¨¦ntica puerta hacia una nueva forma m¨¢s moderna y abierta, genuinamente liberal y enriquecedora, de entender la pedagog¨ªa, a ¨¦l le parec¨ªa una obviedad, algo de sentido com¨²n.
Ha llevado su dura y muy dolorosa enfermedad final con la entereza, elegancia y alegr¨ªa con que supo conducir su vida despidi¨¦ndose uno a uno de sus seres queridos, confort¨¢ndoles y agradeci¨¦ndoles el haber podido compartir con ellos su vida.
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