El cultivo de marihuana roba 81 millones de euros en Reino Unido
El organismo regulador de la electricidad brit¨¢nica alerta a las compa?¨ªas sobre el fraude en este tipo de cultivos
Enmascaradas en barrios residenciales de apariencia completamente ordinaria, las ¡°granjas¡± caseras de cultivo ilegal de marihuana que han proliferado en los ¨²ltimos a?os en el Reino Unido son las responsables de un hurto en la factura nacional de electricidad valorado en 70 millones de libras anuales (81,5 millones de euros). Esa es la estimaci¨®n que el organismo regulador de los mercados de consumo energ¨¦tico, Ofgem, acaba de difundir para conminar a las compa?¨ªas proveedoras a ejercer un mayor control sobre sus usuarios.
Hace trece a?os, la traslaci¨®n cinematogr¨¢fica de la historia de una viuda inglesa que transform¨® su invernadero de orqu¨ªdeas en una plantaci¨®n de cannabis para poder pagar sus deudas (El Jard¨ªn de la Alegr¨ªa, filme protagonizado por Brenda Blethyn) arranc¨® m¨¢s de una sonrisa entre el p¨²blico brit¨¢nico e internacional. M¨¢s all¨¢ de las alegr¨ªas de la ficci¨®n, la polic¨ªa ha detectado en tiempos recientes una creciente presencia de la planta del c¨¢?amo en barrios suburbanos que, seg¨²n Ofgem, concentran casi un tercio del pirateo de electricidad en el pa¨ªs (cuyo valor total es de 200 millones de libras).
El prototipo de una de esas ¡°granjas¡± descrito por el organismo cultivar¨ªa cinco centenares de plantas de marihuana -siempre en el interior para evitar inc¨®modas miradas ajenas-, a base de tener encendidas ochenta bombillas durante m¨¢s de doce horas al d¨ªa emulando la luz solar. Un n¨²mero significativo de agricultores urbanos eluden los abultados recibos de la luz que supone ese gasto energ¨¦tico ¨Ccuarenta veces superior al de un hogar medio- manipulando el cableado de electricidad de las compa?¨ªas proveedoras o bien directamente pinchando la fuente de suministro del vecino. Ofgem detecta anualmente 25.000 casos de ese tipo de robo, aunque no s¨®lo circunscritos a ese sector.
La marihuana est¨¢ catalogada en las islas brit¨¢nicas como una droga de ¡°clase B¡±, lo que implica que su producci¨®n y comercio se castiga con penas de c¨¢rcel. Se puede hacer campa?a a favor de su legalizaci¨®n, como la que viene encabezando el propietario del conglomerado audiovisual Virgin, Richard Branson, o posicionarse en contra de ese paso. Pero en lo que concierne a endosar a otros la propia factura, la condena es un¨¢nime. Por eso Ofgem ha dado el paso de incluso amenazar con multas a los proveedores de electricidad que no investiguen con el necesario celo los excesos sospechosos de consumo o las denuncias de sus presuntas ¡°v¨ªctimas¡±, esos vecinos sorprendidos ante el inesperado y alt¨ªsimo montante de sus facturas. Alguien parecido a la sosias de Brenda Blethyn con su inofensivo invernadero puede vivir en la casa de al lado.
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