La selecci¨®n natural empieza en la fase embrionaria
Las c¨¦lulas con mayor nivel de prote¨ªna Myc tienen m¨¢s probabilidades de formar parte del desarrollo El proceso puede estar relacionado con otros, como el crecimiento o el c¨¢ncer
Uno est¨¢ acostumbrado a pensar en selecci¨®n natural en t¨¦rminos de individuos que luchas por sobrevivir adapt¨¢ndose, pero esa competici¨®n parece innata a los organismos vivos. Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han descubierto que la competencia celular empieza en la fase embrionaria, en concreto entre los d¨ªas tres y siete del desarrollo (en ratones, que es donde se ha hecho el estudio). En ese momento, el embri¨®n vive un ¡°todos contra todos¡±, explican Cristina Claver¨ªa, primera autora del trabajo, y Miguel Torres, director de la investigaci¨®n y del Departamento de Desarrollo y Reparaci¨®n Cardiovascular del CNIC.
El desarrollo embrionario, sobre todo en sus primeros pasos (los m¨¢s complicados) es un proceso en el que hay vencedores y vencidos. No todas las c¨¦lulas creadas a partir del ¨®vulo fecundado quedar¨¢n en el organismo final. Y en esa lucha los investigadores, que publican su trabajo en Nature, han encontrado un factor para el ¨¦xito: la cantidad de la prote¨ªna Myc.
Pero como en casi todo en la naturaleza, la derrota no supone un desperdicio. ¡°Las c¨¦lulas perdedoras al morir son engullidas y digeridas por sus vecinas vencedoras, que de esta manera reciclan y aprovechan en beneficio del embri¨®n todos sus nutrientes¡±.
Que es una pura competici¨®n lo demuestra el hecho de que, al manipular los niveles de Myc, se ve que el embri¨®n se forma con las c¨¦lula que los tienen m¨¢s altos, pero si ninguna rebasa el nivel ¨®ptimo, parece que el organismo se conforma y tira del resto.
La prote¨ªna Myc y su posible uso en la competencia celular fue descubierta en 1975 por Gin¨¦s Morata y Pedro Ripoll en el ala de la mosca del vinagre, pero aquello era una manipulaci¨®n de laboratorio (de ah¨ª salieron los famosos ensayos en los que en lugar de un ala se hac¨ªa crecer una antena o una pata). En cambio, ahora se ha visto el papel natural del proceso. ¡°Desde entonces se ha sugerido su implicaci¨®n en procesos como el inicio de la progresi¨®n tumoral o la regeneraci¨®n de tejidos, pero nunca, hasta el presente trabajo, se hab¨ªa descrito su funci¨®n natural¡±, dicen los autores.
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