El estr¨¦s tiene efecto protector en personas con dieta grasa

¡°A m¨ª los nervios me engordan¡±. ¡°A m¨ª me adelgazan¡±. D¨¦cadas -o siglos, no est¨¢ documentado- despu¨¦s de la primera vez que dos personas tuvieron esta conversaci¨®n, investigadores del Centro de Investigaci¨®n del C¨¢ncer (CIC) de Salamanca publican un art¨ªculo en Cell Metabolism que zanja el debate de manera salom¨®nica: ambas ten¨ªan raz¨®n; depende de c¨®mo se fuera antes. El problema, seg¨²n los autores del trabajo, es que era muy dif¨ªcil investigar qu¨¦ pasaba en personas. No era cuesti¨®n de inducirles estr¨¦s a sanos o enfermos, ni mucho menos era f¨¢cil quit¨¢rselo. Por eso la creaci¨®n de animales modelo ha sido clave para dar las pautas.

¡°En individuos con dieta sana, el estr¨¦s y la hiperestimulaci¨®n nerviosa favorecen el desarrollo de h¨ªgado graso, la diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia. En cambio, en individuos con dieta grasa, su papel es en cambio protector, evitando que surjan estas enfermedades e, incluso, la obesidad¡±, afirma el CIC en una nota. Esto tiene una lectura inmediata en los tratamientos: combatir el estr¨¦s en unos puede ser bueno; en otros, puede tener un efecto pernicioso¡­ Siempre desde el punto de vista de las enfermedades metab¨®licas.

¡°Cuando vimos la disparidad de datos cl¨ªnicos existentes sobre las interconexiones entre estr¨¦s, s¨ªndrome metab¨®lico, obesidad y dieta, nos dimos cuenta de que ten¨ªamos el animal modelo ideal para resolver las pol¨¦micas existentes en este campo¡± ha dicho Xos¨¦ Bustelo, profesor de investigaci¨®n del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) que trabaja en el Centro de Investigaci¨®n del C¨¢ncer de Salamanca, un centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca.

El hallazgo ha sido fruto de una mezcla de observaci¨®n y casualidad (o la serendipia, esa palabra, convertida del ingl¨¦s, que el diccionario de la Real Academia Espa?ola no recoge). Como su nombre indica, el CIC se dedica al c¨¢ncer, y fue justo al observar que unos ratones con una mutaci¨®n en un oncog¨¦n, el Vav3, cuando se vio que ten¨ªa el proceso del estr¨¦s continuamente alterado.

A partir de ah¨ª, se tuvo la herramienta para estudiar los efectos de los cambios en las circunstancias exteriores en los trastornos metab¨®licos. Se pod¨ªa provocar obesidad o no a los ratones, agitarlos o sedarlos, algo que era imposible hacer en personas.

Las aplicaciones en humanos, aparte de las consideraciones generales ya expuestas, son, como siempre, fruto de la especulaci¨®n. Lo que funciona en ratones no siempre lo hace en personas (de hecho, estudios recientes afirman que eso solo ocurre el 5% de las veces), pero es fundamental tener de d¨®nde partir.