La lluvia pasa factura a las aves
La primavera extrema de los dos ¨²ltimos a?os trunca la reproducci¨®n de los p¨¢jaros. Especies como el jilguero o el verdecillo tienen niveles muy bajos
Las intensas lluvias y las temperaturas bajas de primavera han perjudicado la reproducci¨®n de las aves en Espa?a, seg¨²n se desprende de los primeros datos recabados por la organizaci¨®n conservacionista SEO BirdLife. Estos resultados se encadenan con otra mala primavera, la de 2012, en la que los polluelos tampoco prosperaron por el motivo contrario: las altas temperaturas y la humedad. Conclusi¨®n: las temperaturas extremas les pasan factura. La evoluci¨®n de las aves es fundamental para conocer el estado de conservaci¨®n del territorio, ya que son muy sensibles a cualquier cambio. La oficina de estad¨ªstica europea Eurostat lo considera indicador del grado de bienestar y desarrollo de cada Estado de la UE.
La recogida de datos de la primavera de 2013 todav¨ªa no ha terminado, pero los avances del sur de la pen¨ªnsula no presagian un buen a?o. ¡°Ha habido menos capturas de aves y en cinco o seis estaciones [las que miden la presencia de aves] se ha retrasado la llegada de especies migrantes, por lo que la reproducci¨®n ha llegado m¨¢s tarde o nunca¡±, explica Arantza Leal, coordinadora del programa de seguimiento de aves comunes reproductoras, que funciona desde 1955.
Jos¨¦ Antonio Cort¨¦s est¨¢ a cargo de una de esas estaciones. Su punto de observaci¨®n se sit¨²a en M¨¢laga, en un tarajal bastante bien conservado entre Pizarra y C¨¢rtama, a apenas 30 kil¨®metros al oeste de la capital. ¡°Este a?o la reproducci¨®n ha sido desastrosa, la lluvia ha dado al traste con muchos nidos¡±, se lamenta. La crecida del Guadalhorce ha impedido que la vegetaci¨®n del suelo se desarrolle y ha quedado un dep¨®sito de barro en el que las aves no han encontrado alimento. Cort¨¦s, funcionario de profesi¨®n, es uno de los anilladores que colabora de forma desinteresada con esta organizaci¨®n cient¨ªfica conservacionista desde 1999.
Elaborar estos censos de aves es una tarea llena de protocolo. Se levantan antes del amanecer para acudir a cada uno de los 60 lugares de toda Espa?a en los que se mide la presencia de aves. Colocan redes japonesas, una especie de malla muy similar a la usada en la pesca, pero con agujeros m¨¢s peque?os, y que se disimula con los arbustos. ¡°Una madrugada de primavera es muy agradable, hay aromas de flores, se escuchan ruise?ores, que curiosamente est¨¢n cantando a esa hora, aunque cuando hace m¨¢s calor es m¨¢s trabajoso¡±, cuenta Cort¨¦s.
Las estaciones se deben visitar en 10 ocasiones distribuidas durante el periodo reproductor, de finales de marzo hasta agosto. Cada turno es de cinco horas. ¡°Caen vivos y despu¨¦s se les libera, se les tiene el m¨ªnimo tiempo para no estresarles¡±, matiza la coordinadora del programa, consciente de que mucha gente se preocupa porque se pueda hacer da?o a las aves con estos estudios. Los miembros de los equipos los identifican, calculan su edad y los sexan. Previamente han recibido una formaci¨®n espec¨ªfica y un entrenamiento que les permite desempe?ar esta tarea sin cometer errores. Los estudios comparativos permiten se pueda conocer la evoluci¨®n en el n¨²mero de pollos con respecto a los adultos que hay cada a?o, algo que se conoce como productividad. Para esta tarea, los anilladores necesitan de la ayuda de otras personas, normalmente, amigos, familiares o aficionados a la fotograf¨ªa.
Tambi¨¦n en M¨¢laga, pero a unos 40 kil¨®metros al este de la capital, en la comarca de la Axarqu¨ªa, Jos¨¦ S¨¢nchez Cordero, viene notando un descenso en el n¨²mero de aves en los ¨²ltimos a?os. La vegetaci¨®n y el entorno de la estacion Auta, en el n¨²cleo de R¨ªo Gordo, no ha variado sustancialmente. ¡°Hay un r¨ªo que siempre tiene agua y vegetaci¨®n de ribera, con campos de cereal y leguminosa alrededor¡±, describe. El anillador relaciona la p¨¦rdida de vida rural y el uso de herbicidas en olivares con el descenso de aves. ¡°Hab¨ªa antes un cortijo donde pod¨ªa haber 100 nidos de golondrinas, los ten¨ªamos todos contados¡±, relata. El abandono de esta casa, que ahora se cae a pedazos, ha reducido las capturas a ocho o diez ejemplares. Le preocupa que ya nadie labre la tierra. Antes, los p¨¢jaros pod¨ªan comer los insectos moribundos. ¡°Los fr¨ªngilidos est¨¢n muy bajitos¡±, comenta. Estas especies son aves comunes muy conocidas por su canto, como jilgueros, verdecillos o pinzones, y que se alimentan de semillas. Todas ellas se pueden reconocer con facilidad y se pueden ver de forma muy habitual en las ciudades. ¡°La mayor¨ªa de los p¨¢jaros suele hacer dos cr¨ªas, este a?o han hecho s¨®lo una y pobre¡±, detalla.
Esta situaci¨®n se encadena con los datos de 2012, que tampoco fue un buen a?o para la reproducci¨®n de las peque?as aves m¨¢s comunes. De las 20 especies m¨¢s capturadas, 15 tuvieron una productividad menor. Entre ellos est¨¢ el mirlo, el jilguero, el verder¨®n com¨²n, el pinz¨®n, el petirrojo europeo, el ruise?or com¨²n o el gorri¨®n molinero.
¡°Se suele decir que para proteger nuestras aves hay que mirar fuera, por donde pasan¡±, dice Leal. Uno de los lugares que no pierden de vista es la zona africana del Sahel, repleta de humedales que sirven de refugio de las aves migrantes. ¡°El a?o pasado hubo mucha sequ¨ªa, hambrunas, y, en esta situaci¨®n, la caza se hace m¨¢s extensiva¡±, detalla. La regi¨®n est¨¢ sufriendo enormes cambios en los ¨²ltimos decenios y los ornit¨®logos estudian su incidencia no s¨®lo en la distribuci¨®n de los migrantes europeos en ?frica, sino en la din¨¢mica de las poblaciones de cada pa¨ªs, ya que tambi¨¦n pueden explicar el declive de muchas especies.
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