¡°Mi papel es unir a personas en una agenda importante¡±

Al padre de Esther Aguilera, un mexicano del Jalisco rural, le cost¨® 10 a?os conseguir la ciudadan¨ªa estadounidense. El hombre hab¨ªa llegado al pa¨ªs de las oportunidades gracias a un programa para temporeros. ¡°Fue jardinero, trabaj¨® duro, crecimos con muy poco dinero pero los seis hermanos pudimos ir a la universidad¡±.

Nacida en M¨¦xico y radicada desde ni?a en EE UU gracias a la reagrupaci¨®n familiar, Esther Aguilera es una de las l¨ªderes hispanas m¨¢s influyentes del pa¨ªs al frente del Congressional Hispanic Caucus Institute (CHCI), una organizaci¨®n apartidista y sin ¨¢nimo de lucro ¡°que forma y educa a l¨ªderes hispanos mediante becas y pasant¨ªas en el Capitolio¡±. ¡°En 1978, cuando se cre¨® el CHCI, hab¨ªa solo cinco congresistas hispanos; hoy son 36¡±, cuenta satisfecha.

El viaje entre Jalisco y Washington es una met¨¢fora ¡ªcomo otras tantas miles¡ª de la forja de un pa¨ªs en el cual Aguilera se siente ¡°mexicana, hispana y estadounidense, sin querer renunciar a ninguna de esas condiciones¡±. Ante una paella mixta ¡ªla condici¨®n que puso para la cita: un buen arroz¡ª y una copa de verdejo fresquito, Aguilera desgrana su historia. Licenciada en Pol¨ªticas P¨²blicas, su primer trabajo fue en Washington para la comunidad hispana; pas¨® una temporada en el Capitolio y dirigi¨® un negociado del Departamento de Energ¨ªa; tambi¨¦n colabor¨® en varias consultor¨ªas privadas en asuntos de legislaci¨®n. Mientras tanto ha tenido dos ni?os, que no pueden disfrutar a menudo de sus primos. ¡°Todos viven en California, y nosotros en Washington¡±, se lamenta.

Aguilera rechaza ser llamada l¨ªder: ¡°Mi papel consiste solo en unir a personas en una agenda importante; mi presidencia [del CHCI] durante estos ocho a?os coincide con un incremento proporcional de la poblaci¨®n hispana¡±. Aguilera saca la tableta del bolso, la planta sobre la mesa y olvida por unos minutos la paella; el arroz deja paso a los datos: ¡°Casi el 17% de la poblaci¨®n [de EE UU], es decir, 52 millones de personas, son hispanos, y 9 de cada 10 han nacido en ese pa¨ªs. Uno de cada tres menores de 18 a?os lo es: son los futuros consumidores, trabajadores, dirigentes¡±. Entregada a la causa, sonr¨ªe cuando se le pregunta si la pujanza de los hispanos se traducir¨¢ alg¨²n d¨ªa no muy lejano en un presidente ¡ªo presidenta, por qu¨¦ no ella¡ª de esa comunidad. ¡°El voto hispano fue determinante en la reelecci¨®n de Obama en las ¨²ltimas elecciones, pero queda camino por recorrer¡±, se?ala en referencia a la reforma migratoria de Obama, aprobada por el Senado en junio. ¡°La ¨²ltima [reforma] fue en 1986. Es muy triste ver a j¨®venes hispanos con buenas notas que quieren entrar en el instituto y que sus padres les dicen ¡®no puedes, no tienes papeles¡¯. Ha habido incluso suicidios...¡±, cuenta. Se calcula que en EE UU hay unos 11 millones de sin papeles.

Aguilera da buena cuenta de la paella, prueba el plato ajeno y picotea el pan, como el ingl¨¦s picotea a menudo la charla, en castellano. ¡°Mis hijos lo entienden, pero en EE UU no hay mucho empe?o en aprender m¨¢s de un idioma; no es porque la gente no quiera, sino porque no se incentiva¡±. Para remediarlo, ah¨ª est¨¢n sus viajes a California para ver a la familia, a los primos, ¡°y las vacaciones anuales en M¨¦xico¡±.