¡°No copiar¨¦, no copiar¨¦, no copiar¨¦, no copiar¨¦¡±
Los expertos apuntan a un aumento de las pr¨¢cticas deshonestas La Universidad P¨²blica de Navarra intenta promover la ¨¦tica exigiendo un compromiso a sus alumnos
¡°Por la presente, me comprometo a no hacer uso de medios fraudulentos para la superaci¨®n de mis estudios en la Universidad P¨²blica de Navarra¡±. Todos los estudiantes de esa universidad est¨¢n obligados a firmar una declaraci¨®n de honestidad acad¨¦mica que empieza de esa manera. Lo hacen junto a su matr¨ªcula. Esta iniciativa, muy com¨²n en universidades norteamericanas y que ya contemplaban otros campus espa?oles, como el de Cantabria, est¨¢ dentro de lo que Jaume Sureda y su equipo de investigaci¨®n de la Universidad de las Islas Baleares llaman medidas de prevenci¨®n ¡ªluego est¨¢n las sancionadoras y las de detecci¨®n¡ª contra el problema de las pr¨¢cticas acad¨¦micas deshonestas. ¡°La tendencia apunta a un aumento de esta clase de comportamientos¡±, asegura el profesor. En sus trabajos de los ¨²ltimos a?os ha detectado que el 45% de los universitarios reconoce haber copiado en las pruebas escritas y m¨¢s del 60% ha incurrido en alguna forma de plagio acad¨¦mico para hacer sus trabajos.
El hecho es que las chuletas de toda la vida y los apoyos excesivos en fuentes ajenas se han sofisticado enormemente con la irrupci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, lo cual ha resultado en el fen¨®meno de copiar y pegar. As¨ª, aquellos m¨¦todos cl¨¢sicos de detecci¨®n basados en los paseos vigilantes del profesor por el aula tambi¨¦n han tenido que ir poni¨¦ndose al d¨ªa. Por ejemplo, numerosas facultades de toda Espa?a han ido probando en los ¨²ltimos a?os la instalaci¨®n de inhibidores de frecuencia durante los ex¨¢menes para impedir la transmisi¨®n a trav¨¦s de Internet o del tel¨¦fono m¨®vil de respuestas desde el exterior.
El 60% de los universitarios ha incurrido en alg¨²n tipo de plagio
La Facultad de Medicina y Odontolog¨ªa de la Universidad de Valencia instal¨® el curso pasado esos inhibidores tras las quejas de algunos alumnos sobre el uso de pinganillos y tel¨¦fonos m¨®viles. ¡°Compramos uno y nos dejaron otros dos. Avisamos en las aulas de que est¨¢n conectados y los quitamos cuando termina el periodo de ex¨¢menes¡±, explica el decano de la facultad, Federico Pallard¨®. Y contin¨²a: ¡°?Funciona? Yo creo que s¨ª, pero no tenemos datos; desde luego, no hemos vuelto a tener quejas¡±. En otras universidades, como la de Zaragoza, experimentaron hace a?os con estos aparatos, pero los han descartado; creen que es suficiente con prohibir la entrada a los ex¨¢menes con cualquier dispositivo electr¨®nico (algo que, por otro lado, tambi¨¦n hacen en Valencia).
Eso, en todo caso, se refiere a la parte de los ex¨¢menes, pero probablemente el mayor problema de la deshonestidad acad¨¦mica se centra hoy en el plagio, en ese copia y pega que ha puesto en evidencia a pol¨ªticos que han tomado prestada una parte demasiado grande de sus tesis ¡ªP¨¢l Schmitt se vio obligado a dimitir como presidente de Hungr¨ªa¡ª.
Algunas facultades instalan inhibidores de frecuencia en ¨¦poca de ex¨¢menes
¡°Aunque resulta dif¨ªcil cuantificar la incidencia del plagio en las universidades espa?olas, se trata de un problema frecuente y no me parece que sea nuevo ni tampoco exclusivo de nuestro pa¨ªs¡±, se?ala la profesora de la Universidad sevillana Pablo de Olavide Yolanda Morat¨®, y a?ade: ¡°Lo cierto es que ahora es m¨¢s f¨¢cil que nunca detectarlo. Hay profesores que siguen introduciendo frases entrecomilladas en Google. Pero, con la plataforma de aprendizaje WebCT, Blackboard proporciona la herramienta SafeAssign, que entrega al profesor un informe con el porcentaje de texto extra¨ªdo de otras fuentes¡±. Las que cita Morat¨® son solo algunas de las muchas herramientas inform¨¢ticas que se han ido desarrollando (unas son gratuitas; otras de pago) para facilitar la detecci¨®n del plagio.
Si el alumno env¨ªa el trabajo en formato electr¨®nico, el programa lo comparar¨¢ autom¨¢ticamente con los textos ya publicados en la Red. ¡°Un trabajo con un 60% o 70% de fuentes ajenas demuestra que es una recopilaci¨®n de citas en el mejor de los casos y un plagio significativo en el peor. Y el profesor se ahorra tener que estar introduciendo fragmentos en un buscador. As¨ª que ahora es m¨¢s c¨®modo plagiar gracias a lo f¨¢cil que resulta copiar y pegar texto a partir de cualquier fuente disponible en Internet, pero tambi¨¦n es mucho m¨¢s f¨¢cil detectarlo¡±, insiste la docente de la Pablo de Olavide.
Las trampas m¨¢s sonadas
- Copias en la mejor universidad del mundo. Harvard, una de las universidades m¨¢s prestigiosas del mundo, que aparece sistem¨¢ticamente en los primeros lugares de las clasificaciones, no se libra de los problemas de deshonestidad acad¨¦mica. Un alumno de la universidad a mediados de la d¨¦cada del 2000, Eric Kester, hablaba en un libro de una extendida "cultura de la copia". El pasado febrero, la instituci¨®n expuls¨® a 60 de los 125 alumnos bajo sospecha de haber copiado nueve meses antes en un examen final. Se trataba de una prueba que se pod¨ªa llevar a casa ¡ªpr¨¢ctica muy com¨²n en la universidad estadounidense¡ª y entregar al d¨ªa siguiente. Las respuestas de 125 de los 279 estudiantes eran sospechosamente parecidas.
- Doctorado fraudulento, pol¨ªtico dimitido. El expresidente de Hungr¨ªa P¨¢l Schmitt, el exministro alem¨¢n de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg, su excompa?era de la cartera de Educaci¨®n Annette Schavan y el expresidente del Bundestag Norbert Lammert tienen algo en com¨²n: todos ellos se vieron obligados a dimitir en los ¨²ltimos a?os de sus cargos despu¨¦s de que se descubriera que hab¨ªan plagiado al menos una parte de las tesis con las que consiguieron el t¨ªtulo de doctor. En Alemania existen varias p¨¢ginas en torno a las cuales se han organizado numerosos cazadores de plagios que han descubierto algunos de esos casos.
- Malas pr¨¢cticas en ciencia. Un estudio hecho en el ¨¢mbito de biomedicina en EE UU y publicado en la revista Nature en 2008 se?al¨® unos 2.300 casos de posibles malas pr¨¢cticas cada a?o (desde plagio a falsificaci¨®n) sobre un colectivo 155.000 investigadores. Probablemente, la trampa reciente m¨¢s famosa fue la del surcoreano Hwang Woo Suk: en 2005 anunci¨® en la prestigiosa revista Science que hab¨ªa creado unas revolucionarias l¨ªneas de c¨¦lulas madre embrionarias, pero unos meses despu¨¦s se descubri¨® que hab¨ªa falsificado los resultados. En Espa?a, el caso m¨¢s reciente es el del veterinario del CSIC Jes¨²s ?ngel Lemus. El Comit¨¦ de ?tica del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) calific¨® el a?o pasado como "sospechosos" 24 de los 36 trabajos en los que hab¨ªa participado, bien por la incongruencia de los datos, porque las entidades y laboratorios con los que dec¨ªa trabajar no reconoc¨ªan haberlo hecho o porque hab¨ªa dudas sobre la existencia de un colaborador que firmaba algunos de los estudios.
- Profesores que copian a alumnos. En 2008, un profesor de una universidad italiana fue condenado a siete meses de c¨¢rcel y a pagar una indemnizaci¨®n de 3.000 euros a dos de sus alumnos porque algunos cap¨ªtulos de un libro que hab¨ªa publicado estaban copiados de los trabajos de fin de carrera de sus estudiantes. En Espa?a, el Supremo conden¨® recientemente a un catedr¨¢tico de Derecho Mercantil de la Universidad de Murcia a pagar 5.000 euros por plagiar en un libro una tesis que hab¨ªa dirigido.
Pero estos programas no solo sirven para los alumnos, sino tambi¨¦n para detectar comportamientos deshonestos de profesores e investigadores, recuerdan los estudiantes. ¡°Es necesario garantizar los derechos de autor del alumnado y establecer v¨ªas de denuncia en caso de que se detecte que alg¨²n docente haya plagiado trabajos o investigaciones de estudiantes que tutorizan o que hacen trabajos dentro de sus asignaturas. Sobre todo, en el ¨¢mbito de la investigaci¨®n. Este aspecto hasta ahora no est¨¢ completamente protegido, a pesar de que el Estatuto del Estudiante reconoce los derechos de autor del alumnado en todos sus trabajos. Las universidades deben poner el mismo empe?o para que el profesorado conozca nuestros derechos y tambi¨¦n mayor dureza en sanciones en caso de incumplimiento del profesorado¡±, dice Aratz Castro, portavoz de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades P¨²blicas Espa?olas (CREUP).
Castro asegura que los comportamientos deshonestos, tanto en trabajos como en ex¨¢menes, ¡°son muy puntuales¡±, por lo que a los estudiantes les inquieta que se sobredimensione el problema y, en consecuencia, se sobreact¨²e. ¡°Nos preocupa que el profesorado que sospeche de un estudiante pueda tomar medidas, ya que eso supondr¨ªa partir de la presunci¨®n de culpabilidad y eso puede tener un encaje jur¨ªdico dudoso. El profesorado debe tener pruebas fehacientes de que un alumno ha realizado una prueba fraudulenta¡±.
Por lo dem¨¢s, desde CREUP consideran ¡°que cualquier iniciativa que fomente el conocimiento de los derechos y obligaciones es positiva; es necesario informar de todos los derechos y deberes, ya que muchos problemas en la docencia y en la evaluaci¨®n se solucionar¨ªan si profesorado y alumnado conoci¨¦semos las normativas¡±, se?ala. Aratz Castro se refiere en este caso a las declaraciones de honestidad.
¡°Es una obviedad que no deben copiar y que el hecho de hacerlo tiene sus consecuencias, pero se trata de recordar a los estudiantes que una vez que entran en la Universidad se supone que son personas adultas y responsables de sus actos y que, como personas adultas, tienen que ser conscientes de que vienen a aprender¡±, explica un portavoz de la Universidad P¨²blica de Navarra. ¡°Tambi¨¦n se pretende fomentar una cultura ¨¦tica y deontol¨®gica que est¨¢ muy presente en otros pa¨ªses, pero que en Espa?a a veces no se acaba de asimilar. Esta es una cuesti¨®n, por ejemplo, que est¨¢ impl¨ªcita en universidades estadounidenses y canadienses, donde los alumnos se llevan los ex¨¢menes a casa y los hacen de un d¨ªa para otro o en varios d¨ªas, utilizando las fuentes que sean necesarias, pero garantizando siempre que es un trabajo original en el que no se usan m¨¦todos fraudulentos¡±, a?ade.
¡°Me temo que hay un problema cultural: si puedo copiar, copio, y no est¨¢ mal visto. Una vez, un estudiante me dijo, con toda la inocencia del mundo: ¡®?Ah? ?Que si copio me pueden abrir un expediente?¡¯. ¡®?Pues, claro! Y te pueden llegar a expulsar de la universidad¡±, cuenta Federico Pallard¨®. El decano de Medicina de Valencia se?ala que hay que fomentar una cultura de la honestidad y por eso ve bien esas iniciativas como las declaraciones de integridad. ¡°Nosotros nos re¨ªmos mucho cuando llegamos a Estados Unidos y nos preguntan si tenemos previsto cometer alg¨²n delito, pero no es ninguna tonter¨ªa¡±, a?ade.
La profesora Morat¨® est¨¢ de acuerdo en que, aunque esas iniciativas no garantizan que no se copie, ¡°siempre es mejor prevenir que curar y reducen el n¨²mero de casos, pues cuando hay una normativa espec¨ªfica y mecanismos de control los alumnos se lo piensan dos veces¡±.
En este sentido, Sureda echa en falta normativas claras y espec¨ªficas sobre honestidad acad¨¦mica. ¡°Creo que es un error no adoptar un enfoque sist¨¦mico de la honestidad acad¨¦mica y poner en marcha medidas aisladas¡±. As¨ª, habla en un reciente trabajo sobre las normativas de los campus espa?oles de ¡°la disparidad, laxitud y escasa transparencia a la hora de establecer sanciones. [...] Una misma pr¨¢ctica fraudulenta en una evaluaci¨®n puede implicar la obtenci¨®n de un suspenso del acto evaluativo en una universidad, mientras que en otra puede suponer tener que repetir por entero la asignatura. M¨¢s grave se nos antoja la falta de transparencia y concreci¨®n que se esconde tras algunas f¨®rmulas expresivas como, por ejemplo, ¡®sin perjuicio de¡¡±, que suelen referir al Reglamento de Disciplina Acad¨¦mica de 1954.
Esa, a pesar de los amagos de varios Gobiernos de actualizarla, es la normativa disciplinaria que a¨²n rige en la Universidad espa?ola. Una normativa propia de un pa¨ªs sometido a una dictadura que ve¨ªa la Universidad como una continua fuente de problemas. Sureda insiste en que es necesaria una pol¨ªtica amplia contra la deshonestidad, que incluya tanto sanciones como medidas preventivas (esas declaraciones de integridad, por ejemplo) y sistemas de detecci¨®n mediante herramientas tecnol¨®gicas.
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