Millones de cat¨®licos dicen a Francisco que no haga caso solo a los cardenales
Presentada en el mundo una carta al Papa pidiendo reformas para superar "la p¨¦rdida catastr¨®fica de confianza en la Iglesia¡± "El Vaticano parece incapaz de leer los signos de los tiempos¡±
¡°Somos realistas, no pedimos imposibles¡±. Con este esp¨ªritu, millones de cat¨®licos de toda la cristiandad se han reunido a lo largo del pasado verano en torno a un texto que, en forma de carta, est¨¢ desde el viernes pasado en la estafeta del Vaticano. Esta ma?ana lo present¨® Redes Cristianas en Madrid, y lo mismo hicieron otras organizaciones en las principales capitales del mundo. Piden estar con sus propuestas en la agenda de la reuni¨®n que el papa Francisco ha convocado con su consejo asesor para la reforma de la Curia romana, los pr¨®ximos d¨ªas 1 al 3 de octubre. Nuestra iglesia es de todos los bautizados, no solo de las jerarqu¨ªas y de quienes est¨¢n ordenados, resumen.
Hace apenas medio a?o esta movilizaci¨®n entusiasmada era impensable, porque los sectores reformistas del catolicismo, que a?oran volver al esp¨ªritu del Concilio Vaticano II, cincuenta a?os atr¨¢s, no albergaban esperanza alguna. De hecho, en 1995 las mismas organizaciones, lideradas por Somos Iglesia de Austria, reunieron cuatro millones de firmas y acudieron en masa al Vaticano para entreg¨¢rselas al Papa, entonces el polaco Juan pablo II. Solo de Espa?a viajaron a Roma 300 dirigentes. Ni siquiera pudieron entrar en la bas¨ªlica de San Pedro, bloqueados sin miramientos por la Guardia Suiza. Ning¨²n jerarca quiso recibirles. En cambio, un nuevo pont¨ªfice romano, el jesuita argentino Francisco, les ofrece ahora una gran confianza. Soplan nuevos tiempos y creen que podr¨¢n llegar a Roma con la ilusi¨®n de un futuro de reformas.
Dirigida a los ¡°queridos Papa Francisco y Hermanos Cardenales¡±, la carta expone en primer lugar la ¡°profunda preocupaci¨®n por la Iglesia cat¨®lica a la vista de sus muchas crisis¡± y la necesidad de que se considere ¡°como algo primordial el reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los bautizados para que tengan una voz influyente en la toma de decisiones¡±. A?ade: ¡°Como vosotros, tambi¨¦n hemos experimentado la p¨¦rdida catastr¨®fica de confianza en la Iglesia causada por las revelaciones de abusos sexuales por parte de cl¨¦rigos cat¨®licos y del encubrimiento por parte de la jerarqu¨ªa en tantos sitios. Los abusos de poder en el banco vaticano, as¨ª como por la perjudicial falta de respeto y marginaci¨®n experimentadas por los laicos, han llevado a que muchas de nuestras hermanas y hermanos hayan abandonado completamente el catolicismo. Nuestra Iglesia parece incapaz de leer los signos de los tiempos y as¨ª la transmisi¨®n de la fe a las generaciones futuras se ha convertido en un desaf¨ªo cada vez mayor¡±.
Seg¨²n los miles de organizaciones que avalan el escrito, ¡°lo que est¨¢ en la ra¨ªz de muchos de estos problemas son los efectos destructivos del clericalismo¡±. A?aden: ¡°Apoyamos tu deseo, Papa Francisco, de liberar a nuestra Iglesia del clericalismo para que lleguemos a ser una comunidad de iguales, llamados por nuestro bautismo a vivir y proclamar el evangelio de Jes¨²s. Todos los cat¨®licos tienen el derecho y la responsabilidad, que provienen de manera innata de nuestro bautismo, de tener una voz efectiva y deliberativa en la toma de decisiones en nuestra Iglesia¡±.
Redes Cristianas, cuyos dirigentes Raquel Mallavibarrena y Luis ?ngel Aguilar Montero presentaron esta ma?ana el documento, agrupa a dos centenares de organizaciones, como el Foro de Curas, la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXIII, Somos Iglesia, la Iglesia de Base y las Comunidades Cristianas Populares. Est¨¢n ilusionados, pero tienen temores porque creen que el Papa encontrar¨¢ muchas resistencias si de verdad emprende reformas profundas. ¡°De hecho, ya le est¨¢n lloviendo los palos desde los sectores m¨¢s conservadores, porque Francisco predica con el ejemplo. Por eso, queremos hacer el contrapunto por el otro polo¡±, afirma Lu¨ªs ?ngel Aguilar¡±.
La carta al Papa y a los ocho cardenales que le asesoran para la reforma del gobierno de la Iglesia romana, entre ellos el hondure?o Oscar Andr¨¦s Maradiaga y el chileno Francisco Javier Errazuriz, delimita las reformas que se consideran imprescindibles en cinco ¨¢reas ¡°que reflejan las esperanzas y necesidades del sensus fidelium ( sentido de los fieles)¡±. En primer lugar, se pide una Iglesia que encarne ¡°la justicia radical de Jes¨²s en el mundo¡±. Dicen: ¡°Nos sentimos inspirados, Papa Francisco, por tu compasi¨®n hacia los pobres y por tu deseo de justicia social as¨ª como por tu compromiso personal para vivir m¨¢s sencillamente. Pero nuestro compromiso por la justicia est¨¢ en entredicho y con frecuencia se considera hip¨®crita a causa de la injusticia que existe dentro de la propia Iglesia¡±.
Tambi¨¦n reclaman una Iglesia que acoja ¡°el di¨¢logo abierto entre sus miembros¡±. Afirman: ¡°Al hablar en Brasil, Papa Francisco, aconsejaste que el ¡°di¨¢logo, di¨¢logo, di¨¢logo¡± es la piedra angular de todo progreso humano y estamos de acuerdo. La libertad de expresi¨®n (que incluye disentir con fidelidad cuando sea necesario), la libertad de preguntar dando razones para ello, y la primac¨ªa de la conciencia formada son vitales para la salud de nuestra Iglesia. Desde ese punto de vista, recomendamos que se rehabilite a los te¨®logos, cl¨¦rigos y religiosos que, desde el Vaticano II, han sido censurados y/o sancionados por seguir los dictados de su conciencia. El di¨¢logo abierto no puede darse donde hay miedo al castigo¡±.
Despu¨¦s de ofrecerse a enviar una delegaci¨®n al Vaticano para dialogar sobre estas propuestas ¡°con m¨¢s detenimiento¡±, concluyen: ¡°Esperamos con expectaci¨®n vuestra respuesta y que, juntos, continuemos este importante di¨¢logo para el bien de nuestra Iglesia¡±. Pese a todo, seg¨²n Lu¨ªs ?ngel Aguilar, que adem¨¢s de dirigente de Redes Cristianas en Espa?a est¨¢ en la secretar¨ªa europea de las Comunidades Cristianas Populares, ¡°tampoco se pretenden m¨¢ximos; simplemente, queremos estar en la agenda y que lo que planteamos se empiece a hablar, cuando toque y de una manera gradual¡±.
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