Los espa?oles se aferran en plena crisis a la loter¨ªa de Navidad
Los premios del popular sorteo, en el que se gastan cada a?o m¨¢s de 3.400 millones de d¨®lares, estar¨¢n por primera vez gravados con impuestos
El d¨ªa 22 de diciembre es el ¨²nico del a?o en que, salvo cat¨¢strofe imprevista, los noticiarios televisivos espa?oles empiezan con buenas noticias, con rostros de gente feliz descorchando botellas de champ¨¢n. Ese d¨ªa se celebra el sorteo de Navidad de la Loter¨ªa Nacional, una tradici¨®n tan s¨®lida en estas fechas como el consumo de turr¨®n y en la que los espa?oles se dejan cada a?o m¨¢s de 2.500 millones de euros (3.418 millones de d¨®lares). En los ¨²ltimos a?os, la dura crisis econ¨®mica en un pa¨ªs donde la tasa de paro se sit¨²a por encima del 25% ha ido erosionando tambi¨¦n el gasto en la loter¨ªa de Navidad (un 12% de descenso de 2007 a 2012), y, aunque hasta este domingo no se conocer¨¢ la recaudaci¨®n definitiva, un repunte en la venta podr¨ªa ser interpretado como peque?o s¨ªntoma de recuperaci¨®n, o tal vez, como otro espejismo, otra prueba de que la gente se agarra a cualquier ilusi¨®n en tiempos dif¨ªciles.
Se dice que en el sorteo el ¨²nico que gana siempre es el Estado, pero esa afirmaci¨®n ser¨¢ doblemente cierta este a?o. Por primera vez, los premios de la loter¨ªa de Navidad en Espa?a tendr¨¢n una retenci¨®n en impuestos, en concreto del 20% para los ganadores de m¨¢s de 2.500 euros ( 3.418 d¨®lares). Los premios, en cambio, no var¨ªan respecto a otros a?os: se repartir¨¢ un primero (el popular Gordo dotado, con cuatro millones de euros, 5,5 millones de d¨®lares por n¨²mero jugado), otros 12 grandes y 1.800 peque?os, las llamadas pedreas, agraciadas cada una con cinco euros por cada euro jugado.
La loter¨ªa de Navidad no suele hacer multimillonarios. La mayor¨ªa de la gente compra d¨¦cimos de n¨²mero, o participaciones m¨¢s peque?as por 20 euros (27 d¨®lares) que, de lograr el premio m¨¢ximo obtienen 400.000 euros (547.000 d¨®lares). Una cifra respetable pero muy inferior a las cantidades estratosf¨¦ricas que se llevan cada semana los ganadores de juegos como la Loter¨ªa Primitiva o el Euromill¨®n.
Pero este sorteo tiene otras caracter¨ªsticas que lo hacen m¨¢gico. En primer lugar, su popularidad: con peque?as o grandes inversiones, casi todos los espa?oles participan, con una media de gasto de m¨¢s de 50 euros por cabeza (unos 68 d¨®lares). En segundo lugar, que reparte la alegr¨ªa de forma colectiva. Los vecinos de un barrio, los compradores de un mercado, los compa?eros de trabajo o de una asociaci¨®n de vecinos compran billetes con el mismo n¨²mero y comparten su suerte. As¨ª, adem¨¢s de las celebraciones, otra imagen t¨®pica en las televisiones este domingo ser¨¢ la del cliente habitual de un bar que, en medio de la fiesta, lamenta su mala fortuna por no haber adquirido un d¨¦cimo premiado.
La historia de la loter¨ªa moderna se remonta a 1812, un a?o clave en la historia de Espa?a. Se celebr¨® por primera vez en C¨¢diz, dos semanas antes de firmarse en la ciudad andaluza la primera Constituci¨®n espa?ola, cuando el pa¨ªs trataba a¨²n de sacudirse de la invasi¨®n de los Ej¨¦rcitos de Napole¨®n y se tambaleaba por los incipientes movimientos de independencia en las colonias americanas. El sorteo de Navidad como tal data de 1892 y nunca ha dejado de celebrarse, ni siquiera durante la Guerra Civil (1936-1939). De hecho, el a?o 1938 se organiz¨® en dos lugares: en Barcelona, ciudad que a¨²n controlaba el Gobierno de la Rep¨²blica, y en Burgos, capital entonces de la Espa?a del general Franco.
Aunque con los a?os han aumentado los n¨²meros y sobre todo, los premios, el sorteo mantiene elementos tradicionales, incluso centenarios. Uno de los m¨¢s reconocibles es la participaci¨®n de los ni?os del Colegio de San Ildefonso de Madrid, los encargados de extraer de los bombos las bolas y cantar los n¨²meros y los premios con una entonaci¨®n tan caracter¨ªstica de la Navidad en Espa?a como las representaciones del nacimiento en Bel¨¦n o los Reyes Magos. Los ni?os de San Ildefonso ya anunciaban los premios en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, antes incluso de que se constituyera la loter¨ªa moderna.
Lo que s¨ª ha cambiado en los ¨²ltimos a?os son los acentos con que se anuncian los premios porque, al comp¨¢s del aumento de la inmigraci¨®n en Espa?a, el n¨²mero de ni?os de San Ildefonso de origen latinoamericano ha aumentado notablemente. El a?o pasado, la mitad de los menores participantes en el sorteo ten¨ªa ra¨ªces en el continente americano, y una de ellas, Sherley Fonseca, de origen cubano, fue una de las encargadas de cantar el premio Gordo. Ese honor correspondi¨® en 2011 a Mar¨ªa Jos¨¦ Posligua, de ascendencia ecuatoriana, y a Johan Fern¨¢ndez, boliviano.
La venta de d¨¦cimos por Internet ha contribuido a aumentar la popularidad de la loter¨ªa de Navidad fuera de Espa?a, sobre todo Argentina, M¨¦xico, Estados Unidos y Portugal. Sin embargo, esa repercusi¨®n ha sido aprovechada tambi¨¦n por bandas de estafadores, sobre todo en el extranjero, donde no se conocen muy bien los mecanismos del sorteo. Adem¨¢s de timos en la red, todos los a?os se registran denuncias de personas que aseguran haber recibido cartas o llamadas telef¨®nicas para anunciarles que para recibir un premio que han ganado deben depositar en una cuenta una cantidad de dinero que, naturalmente no vuelven a ver.
Por si hab¨ªa alguna duda, es imposible obtener premio alguno sin haber comprado un billete. E incluso comprando la probabilidad es remota: de uno entre cien mil de ganar el Gordo si se adquiere un solo n¨²mero. Pero como no dejan de repetir a?o tras a?o los tambi¨¦n muy populares y comentados anuncios de la loter¨ªa, lo que se compra en estas fechas es ilusi¨®n. Y en el caso del sorteo de Navidad, una ilusi¨®n compartida.
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