El Robin Hood del becario
Francisco Ferreira, un joven portugu¨¦s que se hab¨ªa quedado en paro, crea una web exitosa en la que denuncia las miserables condiciones laborales de los licenciados de su generaci¨®n
Francisco Ferreira, un licenciado en Comunicaci¨®n y Publicidad de 30 a?os de Oporto se qued¨® en paro en diciembre. Comenz¨® entonces a rastrear los anuncios de trabajo por Internet y a facturar curr¨ªculos y cartas de presentaci¨®n a cientos de ellos. En Portugal, el paro escala por encima del 17%, una cifra jam¨¢s alcanzada en el pa¨ªs, as¨ª que Ferreira no se limit¨® a las convocatorias relacionadas con su profesi¨®n. Con sorpresa comprob¨® que nadie le respond¨ªa. Nadie. Ferreira supuso que era demasiado mayor para ser becario, demasiado universitario para algunos trabajos y demasiado reivindicativo para los tiempos que corren.
Descubri¨® que el mercado laboral portugu¨¦s, a juzgar por muchos de los anuncios que encontraba, rayaba a veces la pura miseria, lleno de becarios obligados a trabajar meses enteros sin sueldo o empleadores que ped¨ªan a sus trabajadores que se hicieran aut¨®nomos (y que se pagaran el coche, el ordenador y el tel¨¦fono) para luego obligarlos a hacer turnos de m¨¢s de ocho horas de oficina. Tambi¨¦n que exist¨ªa una especie de mercado paralelo al de los anuncios de trabajo: que bastaba que ¨¦l enviara un curr¨ªculo a una empresa (te¨®ricamente) interesada en sus conocimientos y aptitudes para que, pasadas unas horas, comenzara a recibir en su correo electr¨®nico tal cantidad de publicidad enga?osa que le hizo sospechar que muchos de esos anuncios no eran sino estrategias de bases de datos para recaudar informaci¨®n.
Algo harto y rodeado de amigos tambi¨¦n hartos, con mucho tiempo libre (a¨²n andaba en el paro) y crecientemente indignado, concibi¨® un blog precario y muy rudimentario en el que comenz¨® a denunciar esos anuncios que ofrec¨ªan trabajos directamente ilegales y apel¨® a otras personas a que le enviaran testimonios de esta moderna explotaci¨®n laboral que consiste, sobre todo, en ponerle el t¨ªtulo de becario a todo el que no cobra un sueldo digno.
Pronto el blog creci¨® hasta transformarse en una web con m¨¢s de 12.000 seguidores en Facebook. Se denomina Ganhem Vergonha, algo as¨ª como ¡°averg¨¹¨¦ncense¡±, y subtitulada ¡°plataforma de denuncia de empleadores sin verg¨¹enza¡±. Un vistazo a la p¨¢gina permite localizar algunas de las perlas con las que se encuentra Ferreira cada vez que escruta el mercado laboral. Por ejemplo, una tienda de un centro comercial de Oporto que solicita ¡°una becaria no remunerada con incorporaci¨®n inmediata¡±. O una empresa que busca ingenieros (con menos de cinco a?os de experiencia) dispuestos a trabajar como becarios, durante cuatro meses, sin cobrar un euro. Al comentar lo de los cinco a?os, Ferreira se pregunta: ¡°?Cu¨¢nto tiempo tiene uno que trabajar para dejar de ser becario?¡±.
La p¨¢gina comenz¨® a ganar lectores, adeptos y denuncias. El correo electr¨®nico se llen¨® de testimonios que Ferreira (todav¨ªa en el paro) se lanzaba a investigar. Porque desde el principio se oblig¨® a no colgar ninguna denuncia que no hubiera sido comprobada. Y a las denuncias les siguieron las amenazas: ¡°Ya he recibido por lo menos cuatro llamadas de abogados de cuatro empresas que aseguran que me van a llevar a los tribunales. Naturalmente, ninguno lo ha hecho¡±.
Su p¨¢gina recoge casos como el de una empresa que busca ingenieros dispuestos a trabajar cuatro meses sin cobrar
Hubo un caso paradigm¨¢tico: una empresa de dise?o creativo de Oporto que empleaba a becarios (sin pagarles nada, por supuesto) durante m¨¢s de cuatro meses, a raz¨®n de m¨¢s de ocho horas al d¨ªa, fines de semana incluidos y, encima, con un ambiente de trabajo que, seg¨²n supo Ferreira tras hablar con cinco testigos, rayaba el acoso laboral. ¡°Adem¨¢s, si los llamados becarios hac¨ªan un dise?o de algo que rindiera beneficios, estos, por supuesto, iban a parar a la empresa¡±. El caso lleg¨® hasta la televisi¨®n p¨²blica portuguesa, la RTP, que se bas¨® en el trabajo de Ganhem Vergonha para denunciar a la empresa en cuesti¨®n.
La p¨¢gina gan¨® a¨²n m¨¢s adhesiones, registr¨® a¨²n m¨¢s denuncias y sali¨® del anonimato. Pero Ferreira, al principio, se escondi¨® detr¨¢s de un colectivo ficticio: ¡°Pensaba que si dec¨ªa en la televisi¨®n o en los medios que era yo solo el que hab¨ªa montado todo, no me tomar¨ªan en serio. As¨ª que contaba que ¨¦ramos una agrupaci¨®n de j¨®venes y que yo era solo el representante¡±.
Asegura que, pese a todo, solo ha denunciado el 10% de los casos que le llegan. ¡°La inmensa mayor¨ªa no tienen pruebas, y yo carezco de medios y de tiempo para investigar¡±, dice, sonriendo, encogi¨¦ndose de hombros. Porque, mientras su web crec¨ªa y le llov¨ªan los mensajes (¡°ahora tengo decenas sin leer del otro d¨ªa¡±), Ferreira encontr¨® trabajo en una agencia de publicidad y ya no dispone de tantas horas para ocuparse de las condiciones laborales de los otros. Confiesa que le encantar¨ªa, porque hay sectores jugosos en los que casi ni ha pisado: ¡°En el del Derecho, por ejemplo, donde tambi¨¦n recibo denuncias de muchos becarios que trabajan sin recibir un euro¡±. Trat¨® de que su p¨¢gina web rindiera alg¨²n beneficio, pero las donaciones se atascaron en los 130 euros.
Impulsa una campa?a para que todos
Con todo, aprovecha cualquier ocasi¨®n para seguir denunciando: ¡°Hay una empresa que pide secretarias o administrativas, y luego, cuando llegas, te da un producto y te manda a que vayas puerta a puerta a vender. Te pasas todo el d¨ªa as¨ª. Despu¨¦s, cuando vuelves, te dicen que de secretaria no hay nada, pero s¨ª de vendedor¡±. Tambi¨¦n conoce otra empresa, compuesta por siete trabajadores, en la que solo cobra el jefe, esto es, el ¡°emprendedor¡±, dado que los otros siete son solo becarios sin derecho a sueldo. ¡°Uno de los becarios es responsable organizador de los otros¡±, cuenta.
Obsesionado desde sus tiempos de buscador de empleo con los anuncios trampa, ha organizado en Internet una recogida de firmas a fin de que todos los que se publican incluyan el nombre de la empresa y el sueldo que est¨¢ dispuesta a pagar.
Y mientras alg¨²n avispado director le contrata para un peri¨®dico combativo, reflexiona sobre los efectos perversos de la crisis en Portugal y en su generaci¨®n de buscadores de empleos m¨ªnimos: ¡°Determinados trabajos cada vez est¨¢n m¨¢s restringidos a una ¨¦lite: no solo porque han podido ir a la universidad, cada vez m¨¢s cara, sino porque han podido estar un a?o o m¨¢s de becarios de lujo, sin cobrar, y contra eso hay que luchar¡¡±.
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