El guardi¨¢n del dogma
El padre Susarte invita a hacer examen de conciencia: ¡°?soy homosexual?¡±, ¡°?practico sexo con animales?¡± o ¡°?compro diarios que fomentan el mal?¡±
Una mujer desfallece en plena misa. Los feligreses intentan levantarla del suelo glacial. El cura aborta el auxilio desde el altar: ¡°No la toqu¨¦is. Es obra del Esp¨ªritu Santo¡±. Estamos en Beniarr¨¦s, Alicante, 1.271 habitantes. El sacerdote se llama Andreu Susarte y la v¨ªctima del presunto desvanecimiento celestial es su madre.
La secuencia se ha desarrollado dos veces en tres meses. Lo cuentan los vecinos en privado. Es el tiempo que lleva Susarte como titular de la ¨²nica parroquia de este pueblo rebautizado como Tierra Santa por su ardor religioso y efervescencia de vocaciones de curas y monjas. El capell¨¢n se presenta como un faro de rectitud moral. Pide a las j¨®venes que eviten los escotes. Sostiene que el yoga y la depresi¨®n tienen un trasfondo maligno. Alerta de la omnipresencia del diablo. Tiene 27 a?os.
Gloria Moncho sonr¨ªe cuando le nombran al p¨¢rroco. Ella recibi¨® el examen de conciencia que el padre Susarte reparti¨® en diciembre a seis veintea?eras que iban a participar en la fiesta de la Pur¨ªsima para que preparasen su confesi¨®n. El documento preguntaba si practicaban la brujer¨ªa, el sexo con animales o promov¨ªan el secuestro y el terrorismo. Tambi¨¦n si hab¨ªan cometido incesto, pedofilia, malversado fondos o falsificado facturas. ¡°No era coherente. No le dimos importancia¡±, recuerda entre risas. ¡°Eran cuestiones fuera de lugar. Hay cosas que un joven no tiene en la cabeza y as¨ª las descubre¡±, tercia Juan Moncho, su padre.
El Arzobispado de Valencia asegura desconocer este manual de cuatro p¨¢ginas que, entre otras cosas, indaga si el creyente es homosexual o vive del sexo. En el entorno del cl¨¦rigo cuentan que se lo dej¨® otro sacerdote, pero no precisan qui¨¦n. Que es un documento de reflexi¨®n personal basado en el Catecismo. Y fuentes religiosas aprecian tras el texto la melod¨ªa del Camino Neocatecumenal, la influyente legi¨®n neocon que pilota con mano de hierro el pintor Kiko Arg¨¹ello y que anida en el entorno p¨²rpura del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.
Pero regresemos a Beniarr¨¦s. En este pueblo cincelado por yacimientos neol¨ªticos detallan un episodio con tintes paranormales. Cuentan que tras algunas misas el p¨¢rroco enciende un incensario. Deja que emane un potente humo blanco durante unos minutos. Y reta a sus fieles. ¡°Nos dice: ¡®Qui¨¦n haya notado una presencia extra?a que levante la mano¡±, confiesa una devota. No existe constancia de manifestaci¨®n sobrenatural alguna. Pero s¨ª de las molestias del ritual. ¡°Casi me ahogo con la humareda. Padezco asma¡±, se queja sobre su mecedora una octogenaria que define al hombre de la casulla como una ¡°buena persona¡±.
Satan¨¢s ofusca al p¨¢rroco. ¡°A mi t¨ªa le dijo que estaba endemoniada. Y a una profesora con depresi¨®n, pose¨ªda¡±, se?ala un hostelero local que relata una singular pr¨¢ctica: ¡°Bendijo las medicinas de las abuelas. Aseguraba que as¨ª duplicaban su poder curativo¡±. Esta fuente recuerda c¨®mo el cura se neg¨® a bautizar al hijo de uno de sus empleados. ¡°Dec¨ªa que sus padres viv¨ªan en pecado, que fumaban porros¡±. Tambi¨¦n, confes¨® que le tentaba estudiar para convertirse en exorcista.
Susarte declina atender a EL PA?S. En su entorno consideran desproporcionada una polvareda que ya ha tenido consecuencias. Los Reyes Magos le regalaron carb¨®n a su paso por la min¨²scula poblaci¨®n alicantina de Alcocer de Planes, una de las cuatro donde oficia misa.
Quienes le han tratado destacan una ortodoxia a prueba de bombas. Su furiosa apelaci¨®n a la tradici¨®n en una sociedad secularizada. Su ubicaci¨®n a la derecha de Dios en un mundo atenazado por el pecado. Ingres¨® de ni?o en el seminario menor de la valenciana X¨¤tiva, donde recalan chicos que tantean el sacerdocio. Y en 2010 fue ordenado cura junto con otros tres j¨®venes. A mediados de septiembre se ape¨® en Beniarr¨¦s. Fue ¡°por todo lo alto¡±. Envuelto de expectaci¨®n, recuerdan los vecinos. Aterriz¨® con sus padres. Ellos le acompa?an en la catequesis. Tambi¨¦n en la casa parroquial. Un cura joven, pensaron en el pueblo, inyectar¨ªa aire fresco para sustituir al culto sacerdote conciliar Rafael Gu¨ªa, que pilot¨® durante 27 a?os las almas de este lugar donde se elaboran exquisitos dulces de boniato. Pero pronto desconcertaron sus maneras. El chico que tocaba la guitarra, el que nunca se despojaba de la sotana, era un atleta del neoconservadurismo. Y el reba?o se apart¨® del pastor. Emblema de una sociedad donde un exiguo 1,4% de la poblaci¨®n acude varias veces por semana a misa, seg¨²n el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). Y como Beniarr¨¦s no es una isla, apenas cuatro adolescentes, ni?os excluidos, segu¨ªan el pasado domingo los barrocos oficios religiosos de Susarte entre el centenar de septuagenarios feligreses. El serm¨®n plane¨® sobre el poder de la palabra.
A m¨ª t¨ªa le dijo que estaba endemoniada. Y a una profesora con depresi¨®n, pose¨ªda¡±, se?ala un hostelero local
Su combustible espiritual se aloja a 2.600 kil¨®metros de distancia, en la aldea de Medjugorje, al sur de Bosnia. All¨ª en 1981 se apareci¨® presuntamente a seis adolescentes la Gospa, que es como se dice Virgen en croata. Y all¨ª ha peregrinado Susarte, al menos, en un par de ocasiones, seg¨²n revel¨® al canal religioso Mar¨ªa Visi¨®n. Fue entre rosarios y agua bendita, atrapado en el misticismo de este Yugolourdes popular erigido tras la muerte del dictador comunista Tito, donde el p¨¢rroco de Beniarr¨¦s experiment¨® su ¡°profunda conversi¨®n¡±. Y tambi¨¦n donde el qu¨ªmico croata Pavle Mocilac revel¨® que la fluorescente luz que irradiaba una de las v¨ªrgenes respond¨ªa a una pintura con aluminato de estroncio, seg¨²n public¨® Abc.
A la vuelta de uno de esos viajes de la fe, el cura descubri¨® la Renovaci¨®n Carism¨¢tica Cat¨®lica, una corriente originaria de Pittsburgh, Pensilvania, que recal¨® en Espa?a en la d¨¦cada de los setenta. Tambi¨¦n se lo cont¨® a Mar¨ªa Visi¨®n. ¡°Dicen que desarrollan pr¨¢cticas de la Iglesia primitiva. Entran en ¨¦xtasis. Tienen el don de lenguas, hablar idiomas desconocidos. Se interesan por curaciones y exorcismos¡±, indica Juan Jos¨¦ Tamayo, director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa de la Universidad Carlos III de Madrid.
Arrecia un viento suave. La plaza de Beniarr¨¦s se llena despacio. Recoge a los fieles de la misa dominical. Y a otro tipo de parroquianos, los del peque?o bar L¡¯Oliva. Jos¨¦ Quiles, de 19 a?os, protege al cl¨¦rigo. ¡°Cuando se trata de hacer da?o a la Iglesia todo lo divulg¨¢is a bombo y platillo¡±, se queja al salir del templo. ¡°Hemos retrocedido medio siglo¡±, susurra con sorna Rafael, septuagenario. ¡°Mi madre quer¨ªa dejar en herencia un dinerito a la Iglesia. Ahora se lo pensar¨¢¡±, remata un tercero. Unos y otros coinciden en la nefasta propaganda del caso Susarte. Una pol¨¦mica que ha estallado como una traca fallera en el entorno del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, activo aspirante en la carrera para suceder en Madrid al cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, seg¨²n fuentes religiosas.
En Beniarr¨¦s el p¨¢rroco atraviesa airado la plaza. Declina de nuevo atender a EL PA?S. Entre el centenar de preguntas de su examen de conciencia figura una ubicada en el apartado del mandamiento No Matar¨¢s: ¡°?Compro diarios o escucho medios de comunicaci¨®n que fomenten el mal?¡±.
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