?Puedo fumar mi cigarrillo electr¨®nico aqu¨ª?
La falta de consenso entre los expertos sobre si son una herramienta valiosa para dejar de fumar o una alternativa m¨¢s suave pero da?ina aviva el debate sobre su uso en EE UU
El debate sobre el uso de los cigarrillos de vapor lleva meses enfrentando en Estados Unidos a aquellos que los ven como una amenaza, porque siguen conteniendo nicotina, y a los que est¨¢n disfrutando, de nuevo, de una forma de fumar socialmente aceptada. A pesar de que existen expertos que apoyan ambas ideas, los estudios realizados al respecto no dan ninguna conclusi¨®n convincente de si estos dispositivos son malos o buenos para salud, creando una situaci¨®n que pone de nuevo cara a cara a fumadores y no fumadores, ya que ahora y hasta que se establezca un protocolo de actuaci¨®n, los usuarios de los cigarrillos electr¨®nicos pueden fumar en los bares, restaurantes, en la oficina e, incluso, en aviones, aunque no respaldados por la ley, sino por el desconocimiento.
Los cigarrillos electr¨®nicos son un sistema electr¨®nico inhalador destinado a simular y sustituir el consumo de tabaco; usan una fuente el¨¦ctrica para calentar y vaporizar una soluci¨®n l¨ªquida y este vapor puede liberar nicotina o aromas.
Su dise?o imita a los cigarrillos y puros. La falta de evidencia cient¨ªfica sobre las secuelas de su uso dificulta, efectivamente, la convivencia entre sus defensores y sus detractores, y por ello los cient¨ªficos deben encontrar la respuesta a preguntas como: ?cu¨¢les son los estragos a largo plazo de fumar estos cigarrillos?, ?y de la gente que inhala el vapor de nicotina? ?Estos dispositivos son, realmente, buenos para dejar de fumar o hacen m¨¢s complicado abandonar la adicci¨®n?, y si los menores comienzan a usarlos ?se volver¨¢n fumadores adictos de tabaco convencional en el futuro?, entre otras.
Richard Green fuma su cigarro electr¨®nico en la calle G de la capital federal de Estados Unidos mientras, la mayor¨ªa de los transe¨²ntes se alejan de ¨¦l. "La gente cree que sigue siendo tabaco. Yo no molesto a nadie. Es vapor", se lamenta Green mientras se ve obligado a guardar de nuevo el cigarro electr¨®nico en su mochila. "Me siento un apestado y solo quiero dejar de fumar. Esto me ayuda", concluye.
Peter McMinn est¨¢ en el restaurante Marvin's Tavern de Georgetown con su cigarro electr¨®nico mientras lee The New York Times, como cada domingo desde hace 10 a?os. De repente, un camarero se acerca a ¨¦l y le pide que lo guarde. "?Pero no es tabaco!", enfatiza McMinn. El trabajador del establecimiento cierra la discusi¨®n con un "lo lamento se?or, pero a la gente le molesta".
Al igual que hacer cualquier actividad cotidiana, como ir a un restaurante o esperar al autob¨²s, usar estos cigarrillos electr¨®nicos en el puesto de trabajo tambi¨¦n se complica, debido a que los expertos sanitarios no llegan a un acuerdo sobre si son una herramienta valiosa para dejar de fumar o simplemente una alternativa m¨¢s suave, pero igual de da?ina, al tabaco convencional.
El Wall Street Journal informaba la semana pasada que muchas empresas est¨¢n tomando sus propias medidas al respecto. Se intent¨® erradicar el h¨¢bito de fumar en 1994 cuando el Departamento de Seguridad y Salud Laboral de EE UU propuso la prohibici¨®n de fumar; adoptar esta medida hubiera afectado a m¨¢s de un mill¨®n de empleados. Pero no sali¨® adelante. La situaci¨®n llev¨® a que dicho departamento recibiera amenazas de muerte y la propuesta fuera rechazada, en parte debido a que fueron las propias compa?¨ªas las que aplicaron sus propias leyes a este respecto. En 2007, un 91% de los trabajadores estadounidenses estaba sujeto a regulaciones libres de humo, seg¨²n un informe realizado por Pfizer Inc.
¡°Mi gran pregunta hacia estos dispositivos es: ?Pondr¨¢n hacer que los m¨¢s j¨®venes entren en la senda de fumar tabaco convencional?¡±, sostuvo con preocupaci¨®n el Director General de Salud P¨²blica, Boris Lushniak, durante la presentaci¨®n el pasado viernes del primer informe sobre las consecuencias del tabaco en 10 a?os, con motivo del 50 aniversario de la lucha contra el mismo en EE UU.
Mientras que en 1964, un 43% de la poblaci¨®n fumada, ahora lo hace un 18%, ¡°pero los estragos de fumar son ahora m¨¢s devastadores¡±: ¡°La epidemia tiene que desaparecer¡±. La mayor autoridad sanitaria de la naci¨®n recalc¨® que los estragos del tabaco hab¨ªan aumentando en estos 50 a?os, derivando en enfermedades como la diabetes, o la artritis reumatoide, entre otras, y llegando a estar vinculado con unos 13 tipos de tumores, adem¨¢s, de las patolog¨ªas cardiacas y respiratorias que desde hace medio siglo se han relacionado con su consumo.
¡°Sabemos que la exposici¨®n a la nicotina desde la adolescencia puede incrementar el riesgo de padecer da?o cerebral¡±, a?adi¨® Lushniak durante el acto que tuvo lugar en la Casa Blanca. El Centro de Prevenci¨®n y Control de Enfermedades de EE UU (CDC, por sus siglas en ingl¨¦s) report¨® el pasado septiembre que 1,78 millones de adolescentes ¨Calrededor de un 10% de los estudiantes de secundaria y un 3% de educaci¨®n media- usaron cigarrillos electr¨®nicos en 2012, el doble que el a?o anterior.
De momento, estos dispositivos solo est¨¢n regulados por algunos Gobiernos locales y estatales, seg¨²n explic¨® la mayor autoridad sanitaria. Las ciudades de Chicago, donde recientemente se ha aprobado una ley al respecto la semana pasada, y Nueva York, que hizo lo propio a finales de 2013, son de las dos grandes urbes ¨Caunque un centenar han probado leyes similares- del pa¨ªs en incluir en sus regulaciones la prohibici¨®n de usar los cigarros electr¨®nicos en los mismos sitios en los que est¨¢ prohibido el tabaco convencional ¨Crestaurantes, bares, y ¨¢reas p¨²blicas, entre otras-. Veinticuatro Estados, m¨¢s el Distrito de Columbia, proh¨ªben fumar en lugares p¨²blicos.
Adem¨¢s, tres Estados ¨CUtah, Dakota, y Nueva Jersey- de los 50 que conforman la naci¨®n tambi¨¦n han vetado su uso en estos lugares. La siguiente en unirse en los pr¨®ximos meses a la lucha contra los cigarrillos electr¨®nicos podr¨ªa ser Los ?ngeles. California ya proh¨ªbe la venta de estos dispositivos a menores.
El organismo encargado de regularlos es la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA, por sus siglas en ingl¨¦s), que es la responsable de decidir si los cigarrillos electr¨®nicos deben estar bajo las mismas leyes que el tabaco convencional, cosa que no ha hecho todav¨ªa. Durante sus 10 a?os de comercializaci¨®n en el pa¨ªs, la industria que fabrica estos dispositivos ha visto crecer sus ingresos en 2.000 millones de d¨®lares cada a?o, a pesar de no contar con la aprobaci¨®n federal.
"Tras a?os trabajando junto a la FDA, despu¨¦s de haberlos alentado a tomar medidas para proteger a las personas y los ni?os, todav¨ªa no han tomado una decisi¨®n", dijo el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, tras la aprobaci¨®n de la medida que vetaba el uso de cigarrillos electr¨®nicos en las ¨¢reas p¨²blicas de la ciudad, en rueda de prensa. "Y cuando se trata de la ciudad de Chicago, cuando se trata de la gente de la ciudad de Chicago, cuando se trata de los ni?os de la ciudad de Chicago, no creo que debamos esperar", a?adi¨®.
Entre los estudios realizados por la FDA, se puede concluir que algunos productos que contienen estos cigarrillos, como el vapor de propilenglicol -compuesto org¨¢nico incoloro, ins¨ªpido e inodoro- y la glicerina, ¡°son normalmente seguros para la salud, pero se desconoce cuales son los efectos a largo plazo de inhalar sustancias desconocidas que tambi¨¦n podr¨ªan contener¡±.
De los miles de informes recopilados por este organismo sanitario, se ha llegado al resultado de que entre los efectos de estos dispositivos est¨¢n la irritaci¨®n de los ojos, los dolores de cabeza y la tos, informa Los ?ngeles Times. Mientras que aquellos que defienden el uso de estos cigarros alegan que se ha demostrado que ¡°la nicotina pura ¨Cprincipal componente de estos dispositivos- produce m¨ªnimas secuelas en la mayor¨ªa de personas salvo en las embarazadas¡±: ¡°Llevamos muchos a?os usando parches y tomando chicles de nicotina para combatir la adicci¨®n a la nicotina¡±, a?aden en varios medios estadounidenses.
Una pol¨¦mica abierta y confusa que se espera que se resuelva en las pr¨®ximas semanas, momento en el que la FDA publique su informe, paralizado desde el pasado octubre por el cierre de la Administraci¨®n provocado por la falta de acuerdo con relaci¨®n a los presupuestos; problema que ha quedado resuelto la semana pasada.
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