Adi¨®s a las fronteras sanitarias
Los espa?oles pueden tratarse ya en la UE con cargo a la Administraci¨®n Quedan excluidos los trasplantes, y los tratamientos m¨¢s complejos requieren autorizaci¨®n
Los pacientes espa?oles, igual que todos los europeos, ya pueden reclamar su derecho a elegir libremente en qu¨¦ pa¨ªs tratarse de sus dolencias. El Consejo de Ministros aprob¨® este viernes el real decreto con el que se traslada a la legislaci¨®n espa?ola la directiva de la Uni¨®n Europea que regula los derechos de los pacientes en lo que se conoce como asistencia sanitaria transfronteriza. Los ciudadanos deber¨¢n adelantar el pago de los servicios sanitarios que reciban, pero despu¨¦s podr¨¢n solicitar el reembolso a su pa¨ªs de origen. Esa es la esencia, el esp¨ªritu de la directiva: dar libertad para desplazarse a otro Estado con el prop¨®sito expreso de recibir asistencia sanitaria ¡ªlas urgencias ya estaban cubiertas mediante tarjeta sanitaria europea¡ª.
Sin embargo, una cosa es la teor¨ªa y otra la pr¨¢ctica. Adem¨¢s de preguntas sobre el flujo de pacientes que puede generar la directiva ¡ª?Habr¨¢ muchos ciudadanos espa?oles interesados en operarse fuera? ?Y extranjeros que quieran venir a Espa?a?¡ª, surgen cuestiones sobre excepciones a la norma, autorizaciones previas y la manera de recibir el reembolso. Algunas ya las tiene claras el Ministerio de Sanidad; otras no, y ser¨¢n las comunidades aut¨®nomas las que acaben de perfilar c¨®mo garantizar ese nuevo derecho de sus ciudadanos.
Las prestaciones cubiertas ser¨¢n las incluidas en la cartera com¨²n de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS). Si en la comunidad aut¨®noma de residencia hay una complementaria que incluya m¨¢s prestaciones, tambi¨¦n se reembolsar¨¢n. Los medicamentos est¨¢n incluidos. Sin embargo, quedan excluidos los cuidados de larga duraci¨®n, los trasplantes de ¨®rganos y los programas de vacunaci¨®n p¨²blicos. El reembolso no se har¨¢ por el coste total de los servicios que cobre cada hospital, sino por las tarifas oficiales de cada servicio de salud. En Espa?a, no existe una tarifa com¨²n: cada comunidad aut¨®noma fija sus precios p¨²blicos.
La sanidad privada espa?ola podr¨ªa ser la principal beneficiaria de esta nueva directiva, seg¨²n explic¨® el director general de la cartera b¨¢sica de servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, Agust¨ªn Rivero. Los centros privados ¡°con nombre y prestigio¡± podr¨ªan ver incrementada su clientela europea ahora que los pa¨ªses de la UE deben reembolsar los tratamientos realizados fuera. Tambi¨¦n pueden elegir un centro p¨²blico, pero pasar¨ªan a engrosar las abultadas listas de espera de los hospitales en las mismas condiciones que los pacientes espa?oles. Los costes, tanto en la p¨²blica como en la privada, son m¨¢s bajos que en muchos pa¨ªses europeos. ¡°Puede que a los n¨®rdicos les salga m¨¢s barato enviar a sus pacientes a Espa?a¡±, se?al¨® Rivero.
En el caso contrario, el de espa?oles que quieran tratarse fuera, hay que tener en cuenta que no bastar¨¢ con tomar la decisi¨®n, marcharse y presentar la factura a la vuelta. El anexo II del real decreto, que previsiblemente se publicar¨¢ este s¨¢bado en el Bolet¨ªn Oficial, enumera una serie de prestaciones sanitarias que requieren de una autorizaci¨®n previa. Son las muy especializadas, las muy complejas o las muy caras. Entre ellas: di¨¢lisis, radiocirug¨ªa, tomograf¨ªa PET, radioterapia, reproducci¨®n humana asistida o medicaci¨®n que cueste m¨¢s de 1.500 euros al mes. Si el tratamiento implica que el paciente tiene que pernoctar en el hospital, aunque sea una noche, tambi¨¦n deber¨¢ pedir autorizaci¨®n. Y ser¨¢n las comunidades aut¨®nomas quienes la conceder¨¢n o la denegar¨¢n.
?Con qu¨¦ criterios? No se han establecido, seg¨²n confirm¨® el ministerio. Cada regi¨®n aplicar¨¢ los suyos y, dentro de un tiempo, cuando se vea qu¨¦ repercusi¨®n tiene la normativa, se pondr¨¢n en com¨²n en el Consejo Interterritorial, el ¨®rgano que re¨²ne al ministerio y las comunidades. Tampoco se ha fijado un tiempo m¨¢ximo para que los servicios auton¨®micos de salud devuelvan el importe de los tratamientos a sus ciudadanos. El ministerio les da libertad para que lo gestionen como consideren. Tampoco ser¨¢ suficiente con presentar las facturas. Habr¨¢ que aportar informes m¨¦dicos. Una comunidad podr¨ªa denegar la autorizaci¨®n si considera, por ejemplo, que la intervenci¨®n se ofrece en sus propios hospitales.
Rivero destac¨® que la directiva beneficiar¨¢ a los pacientes con patolog¨ªas raras o complejas, que tendr¨¢n m¨¢s f¨¢cil la movilidad entre pa¨ªses. Sin embargo, la posibilidad de tratarse en un pa¨ªs extranjero de una dolencia muy espec¨ªfica ya existe actualmente. La diferencia consiste en que, seg¨²n los reglamentos actuales, es el m¨¦dico el que decide el cauce y env¨ªa al paciente al hospital extranjero que considera. En ese caso, el sistema sanitario del pa¨ªs de origen cubre todos los gastos. Si el ciudadano sale fuera acogi¨¦ndose a la directiva, solo se le reembolsa seg¨²n lo que cuesta ese tratamiento en su pa¨ªs. Si le prescriben un f¨¢rmaco que en Espa?a no est¨¢ cubierto, no se lo reembolsar¨¢n.
Pese a que la directiva europea daba libertad a los Estados miembros para incluir en los gastos reembolsables el transporte y el alojamiento, Espa?a no lo har¨¢ y, seg¨²n Rivero, pocos pa¨ªses est¨¢n dispuestos a incluirlo. Como la directiva entr¨® en vigor el 25 de octubre pasado, ya hay personas que han consultado c¨®mo pueden pedir la devoluci¨®n del importe de sus tratamientos. Se han recibido unas 25 solicitudes, precis¨® el ministerio.
La directiva es tan reciente que es dif¨ªcil aventurar cifras, dice Rivero. Sin embargo, tal como recuerda David Cantarero, de la Asociaci¨®n de Econom¨ªa de la Salud, un borrador de real decreto calcul¨® que si el 10% de los pacientes que llevan m¨¢s de 180 d¨ªas en lista de espera (50.000) pide operarse fuera, el coste ser¨ªa de 32,2 millones de euros. ¡°Es decir, el impacto presupuestario no parece muy elevado, aunque a cambio puede suponer un mayor ingreso, tambi¨¦n para la asistencia sanitaria privada¡±, se?ala este profesor de la Universidad de Cantabria.
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