Los cortes de agua por impago se disparan con la crisis
Unos 300.000 abonados ven interrumpido cada a?o en Espa?a su abastecimiento La Euroc¨¢mara estudia una iniciativa que pide establecerlo como derecho
Jos¨¦ Mar¨ªa Guevara acarrea todos los d¨ªas en su bici dos garrafas con 18 litros de agua a su casa de Jerez para el ba?o, asearse y limpiar los platos y el piso. Se la da su madre porque hace tres semanas le cerraron el suministro por una deuda de 42 euros.Casos como este cada vez son m¨¢s comunes en Espa?a. La Asociaci¨®n Espa?ola de Operadores P¨²blicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas) calcula que se tramitan al a?o m¨¢s de 500.000 avisos de corte, un 30% m¨¢s que hace cuatro a?os. De estos, se llegan a ejecutar ¡ªcomo hace cuatro a?os¡ª un 60%, es decir, 300.000.
Este lunes el Parlamento Europeo empez¨® a estudiar una propuesta que pide a la UE que fije como derecho el acceso a un m¨ªnimo vital de agua potable. Es la primera iniciativa ciudadana que llega a la Euroc¨¢mara, tras lograr la firma de 1,8 millones de personas. Seg¨²n Aeopas, en Europa un mill¨®n de personas no tienen acceso al agua potable y ocho millones carecen del servicio de saneamiento. Luis Babiano, gerente de Aeopas, ha sido uno de los principales impulsores de esta iniciativa en Espa?a. ¡°Cada d¨ªa crece el n¨²mero de personas que se quedan sin un suministro que es fundamental en la vida de cualquier ciudadano y no se puede cortar. Es una responsabilidad p¨²blica de la que no se puede renegar¡±, advierte.? ¡°La ¨²nica forma de garantizar un m¨ªnimo vital a la poblaci¨®n es mediante la gesti¨®n del agua desde un modelo p¨²blico solidario¡±, asegura.
Aig¨¹es del Prat cifra el m¨ªnimo vital en 150 litros por persona y d¨ªa
En su resoluci¨®n del agua como derecho humano, Naciones Unidas fij¨® ese m¨ªnimo vital en 40 litros por persona cada 24 horas. Pero la sociedad p¨²blica Aig¨¹es del Prat, que da suministro al municipio de El Prat de Llobregat (Barcelona) y cuenta con un fondo de solidaridad que bonifica el 100% del consumo y la cuota de servicio a abonados con problemas econ¨®micos, tiene otros c¨¢lculos. La empresa considera que el m¨ªnimo vital para un consumo sostenible deber¨ªa fijarse en 100 litros por persona y d¨ªa, aunque a?ade 50 litros m¨¢s a ese umbral porque, aunque parezca contradictorio, quien m¨¢s agua gasta no es quien m¨¢s recursos tiene.
¡°La mayor¨ªa de los hogares de un nivel medio tienen instalados electrodom¨¦sticos de bajo consumo, cisternas de doble descarga y otros mecanismos de ahorro. En cambio, los hogares de un nivel social inferior, por norma general, no han podido invertir en este tipo de mecanismos. Hay familias que tienen muchos problemas para poder reparar las fugas en cisternas o grifos por falta de recursos. Hay que tener en cuenta, adem¨¢s, que aquellas con miembros en situaci¨®n de desempleo pasan m¨¢s horas en el domicilio familiar y, por tanto, el consumo de agua es superior¡±, explica el documento.
Aig¨¹es del Prat aprob¨® por unanimidad el nuevo cuadro de tarifas el pasado diciembre y est¨¢ pendiente de empezar a aplicarlo. Seg¨²n el gerente de esta entidad, Jordi Mir¨®, unas 200 familias de los 30.000 abonados podr¨ªan acogerse a alguna modalidad de tarifa social. ¡°El m¨ªnimo vital lo tienen asegurado todos los vecinos¡±, aclara satisfecho.
No existe una estad¨ªstica nacional de usuarios sin agua por impago porque no hay un regulador ¨²nico. Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, el 9,2% de los hogares sufr¨ªa el pasado a?o retrasos en recibos (agua, hipoteca, alquiler, gas, electricidad, comunidad u otros) relacionados con la vivienda principal, 0,8 puntos m¨¢s que el a?o anterior. Hace seis a?os la tasa era de un 6%.
¡°No quer¨ªa caridad, quer¨ªa una soluci¨®n¡±, afirma una afectada
La presi¨®n social consigue paliar las emergencias. Igual que Guevara en Jerez, Judit Rodr¨ªguez, de 43 a?os, pas¨® en Murcia por el mismo suplicio de vivir con su pareja y sus cuatro hijos de entre 9 y 17 a?os sin agua. ¡°No se pod¨ªa ni comer. Ten¨ªa que pedir prestado el ba?o o agua a los vecinos para asear a los ni?os y beb¨ªamos de botellas¡±, recuerda.
Pero Judit, que ha trabajado en restaurantes y cuidando a personas, pele¨®. ¡°No quer¨ªa caridad, quer¨ªa una soluci¨®n¡±, afirma ahora que ha conseguido, con el apoyo de la Asamblea Paz Fama Vistabella, que no se corte m¨¢s el agua a hogares con problemas econ¨®micos en su ciudad. El soci¨®logo Miguel ?ngel Alzamora, miembro de este grupo, recuerda que, antes de la movilizaci¨®n de la plataforma, el problema afectaba a cientos de personas y se consigui¨® dotar un fondo social que hiciera frente a estos pagos. Aunque advierte de que estos recursos solucionan la urgencia, pero no el problema.
Los fondos sociales los crean las empresas de agua o los municipios, que suelen dotarlos con recursos que iban destinados a otras actuaciones sociales que se ven perjudicadas por la emergencia. ¡°No se puede coger el dinero del agua y dedicarlo a otras cosas. Y tampoco se puede dotar el fondo con partidas de asuntos sociales, que son fundamentales¡±, advierte Francisco L¨®pez, portavoz de la plataforma ciudadana de Jerez.
La jurista e investigadora Mar¨ªa Gim¨¦nez coincide en que la dotaci¨®n de fondos sociales ¡°es paliativa, pero no afronta el problema¡±. ¡°El acceso al agua es un derecho relacionado directamente con la dignidad de las personas, algo incompatible con la consideraci¨®n del suministro como mercanc¨ªa y de los usuarios como clientes. Son personas y el acceso al agua est¨¢ vinculado a esta consideraci¨®n¡±, explica. ¡°Muchos Ayuntamientos con gesti¨®n privada del servicio contribuyen a este drama social legalizando el corte por impago sin tener en cuenta la incapacidad econ¨®mica del ciudadano, sin procedimiento de apremio y sin respeto al principio de proporcionalidad. En algunas ciudades incluso se interpreta que si el usuario no paga es porque quiere darse de baja en el servicio voluntariamente. Es urgente que se eliminen estas pr¨¢cticas de todos los reglamentos municipales. Desgraciadamente el desahucio h¨ªdrico es invisible y nuestros gobernantes muestran poca voluntad pol¨ªtica en evitarlo¡±, subraya.
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