¡°La Iglesia se est¨¢ lavando la cara¡±
Graham Wilmer a¨²n no hab¨ªa cumplido 15 a?os cuando su vida cambi¨® para siempre. En septiembre de 1966 lleg¨® al colegio de los salesianos en el que estudiaba, en Chertsey, Surrey, cerca de Londres, un joven profesor de 21 a?os, Hubert Madley, que durante dos a?os abusar¨ªa sexualmente de ¨¦l ¡°tan a menudo como pod¨ªa y all¨ª donde quer¨ªa¡±. Cuarrenta a?os despu¨¦s logr¨® llevarle a juicio, pero no consigui¨® su condena.
Wilmer era ¡ªy sigue siendo¡ª profundamente religioso y la muerte de un amigo en 1968 le impuls¨® a confesar su secreto para as¨ª poder comulgar en la misa del funeral. Pero los sacerdotes salesianos responsables de la escuela escondieron el caso: trasladaron al profesor a otro colegio y forzaron al ni?o a guardar silencio. Eso, dir¨ªa despu¨¦s, le hizo tanto da?o sino m¨¢s que los abusos del profesor.
Ese silenci¨® dur¨® hasta 1997, cuando al ver a su hijo mayor despedirse para ir a la universidad, Wilmer estall¨® en un llanto inconsolable porque todo volvi¨® de repente a su memoria. Esa crisis le acab¨® animando a acudir a la polic¨ªa, pero el caso se cerr¨® en 2001 por falta de pruebas porque tanto el profesor como los salesianos negaron que tuvieran conocimiento de los abusos.
Sin embargo, su tenacidad le permiti¨®, en 2004, acumular esas pruebas en una cat¨¢rtica correspondencia epistolar con su abusador para llevarle a un juicio civil. Unas cartas en las que el profesor se declara arrepentido de lo que pas¨® y en las que trata el asunto como si hubieran sido amantes y ¨¦l no se hubiera dado cuenta del da?o que estaba sufriendo Graham. Con lo que en la pr¨¢ctica era una confesi¨®n de sus relaciones sexuales con un menor de edad ¡ªtanto en esas cartas como en las conversaciones telef¨®nicas de Madley con un consejero de Wilmer¡ª este llev¨® al profesor ante los tribunales en un caso privado.
El juez, sin embargo, desestim¨® las grabaciones como prueba por razones legales y acab¨® cerrando el caso alegando un ¡°error t¨¦cnico¡± de la polic¨ªa de Surrey por entender que, dado que las acusaciones le hab¨ªan afectado psicol¨®gicamente, Hubert Madley ten¨ªa que haber estado acompa?ado de un adulto en el momento de declarar ante la polic¨ªa. Wilmer, que ha explicado su caso en varios libros y se dedica a ayudar a las v¨ªctimas de abusos sexuales a trav¨¦s de organizaciones como Stop Church Child Abuse y Lantern Project, s¨ª recibi¨® el reconocimiento de la reina Isabel II, que el a?o pasado le hizo miembro de la Orden del Imperio Brit¨¢nico por su trabajo a favor de los ni?os que son v¨ªctimas de delitos sexuales. El pr¨ªncipe Carlos le impuso la medalla en enero pasado.
Ahora, y despu¨¦s de ayudar a Naciones Unidas a preparar su informe sobre la responsabilidad de la Iglesia cat¨®lica en el problema de los abusos a menores, Graham es m¨¢s bien esc¨¦ptico. ¡°Lo que est¨¢ haciendo la Iglesia es meramente cosm¨¦tico, para lavarse la cara¡±, afirma en una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°No lo hacen porque est¨¦n arrepentidos o porque crean que han de ayudar a las v¨ªctimas, sino porque se sienten presionados a hacerlo por su propio inter¨¦s¡±, a?ade.
?l sigue siendo creyente a pesar de todo lo que le pas¨®. ¡°De ni?o era muy piadoso y ayudaba en misa y todo eso. Pero durante muchos a?os perd¨ª mi fe. La recuper¨¦ gracias al padre de la que es mi esposa, un pastor metodista que me dijo: lo importante no es creer en una religi¨®n u en otra sino creer en Dios y vivir haciendo el bien a los dem¨¢s.¡±, explica.
Su fe est¨¢ ahora llena de escepticismo hacia la Iglesia. ¡°Si el papa Francisco intentara realmente cambiar algo, acabar¨ªan con ¨¦l. Le sacar¨ªan de all¨ª o ocurrir¨ªa un accidente¡±, sostiene.
A su juicio, los abusos sexuales en las instituciones religiosas han tardado demasiado en convertirse en noticia en Europa en general y en Reino Unido en particular. ¡°Se convirtieron en noticia nacional en Estados Unidos porque algunas v¨ªctimas consiguieron indemnizaciones individuales muy altas, de hasta 1,4 millones de d¨®lares. Aqu¨ª, con indemnizaciones de entre 5.000 y 30.000 libras, no ha pasado eso¡±, sostiene, ¡°Es muy dif¨ªcil que las v¨ªctimas puedan hacer algo porque los abogados han creado como un muro infranqueable. Es como una flecha que tiene que atravesar una pared de acero¡±, a?ade con evidente pesar.
Su escepticismo tiene mucho que ver con el peloteo de responsabilidades que se da en la Iglesia: el Vaticano dice que no puede hacer mucho m¨¢s porque las medidas no se toman en Roma. Pero Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal inglesa, al que el papa Francisco hizo cardenal hace poco, ¡°me dijo un d¨ªa que ¨¦l no pod¨ªa hacer nada porque los obispos responden directamente ante el Papa¡±. ¡°Los abusos no son solo cosa de la Iglesia cat¨®lica, sino de todas las Iglesias; y tampoco es solo un problema que exista en la Iglesia¡±, matiza Wilmer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.