Las feministas piden a Rousseff que no ceda a la presi¨®n religiosa contra el aborto
En 2013, pen¨²ltimo a?o de gobierno de la primera presidenta de Brasil, se produjeron 850.000 interrupciones de embarazos La escena pol¨ªtica brasile?a es reh¨¦n de parlamentarios fundamentalistas
No es un ginec¨®logo normal, porque a los ginec¨®logos normales, para consultas normales, las mujeres no suelen ir con sus novios. Y la sala de espera est¨¢ llena de ellos. Novios nerviosos agarrados a las manos de chicas j¨®venes, novios tranquilos que hacen bromas, novios que whatsappean en silencio. La tele da un programa de variedades. Las chicas entran y salen a buen ritmo. En un intervalo de cerca de una hora, las que est¨¢n all¨ª habr¨¢n: entrado en una sala, pasado por una consulta de 300 reales (unos 1.300 d¨®lares), cambiado su ropa por una bata, se habr¨¢n tumbado en una camilla, adormecido por la acci¨®n del anest¨¦sico propofol (el que, empleado en exceso, acab¨® con la vida del cantante Michael Jackson en 2009), pasado por una aspiraci¨®n o un raspado para la retirada del feto, despertado y salido por la puerta de la consulta, sintiendo solo una leve indisposici¨®n f¨ªsica y, en la mayor¨ªa de los casos, alivio.
La clandestinidad se percibe en los detalles: el circuito de c¨¢maras que apunta hacia la puerta de la consulta, los novios en la sala de espera, el techo estropeado del cuarto de ba?o que tiene peque?as manchas de sangre en el suelo, la gran cantidad de dinero en billetes - la consulta se paga de manera oficial, con tarjeta, pero la otra parte se cobra en efectivo, al momento, poco antes de la intervenci¨®n-, la falta de higiene. Una europea que pas¨® por un aborto en Espa?a y otro en Brasil recordada su sorpresa cuando dieron una bata usada con manchas de carm¨ªn y olor a perfume, y cuando el m¨¦dico entr¨® en la sala de operaciones hablando en su celular.
Solo el a?o pasado, 850.000 mujeres pasaron por un aborto en Brasil, seg¨²n un c¨¢lculo hecho a solicitud de EL PA?S por el profesor retirado de la?Universidade do Estado do Rio de Janeiro Mario Giani Monteiro, que en 2005 realiz¨® un estudio a petici¨®n del Ministerio de Salud. Entonces calcul¨® un mill¨®n de abortos. A grosso modo, cada d¨ªa de 2013 se produjeron 2.328 abortos. Aunque Brasil restrinja los abortos legales a casos de violaci¨®n, grave peligro para la madre y anencefalia del feto, todo el mundo conoce cl¨ªnicas como esta: cualquier amiga y muchos ginec¨®logos tienen un nombre, un tel¨¦fono, algunos consejos. Casi todos los caminos llevan al m¨¦dico mencionado anteriormente, uno de los de mayor reputaci¨®n en S?o Paulo, que hace casi cuatro d¨¦cadas atiende consultas ginecol¨®gicas y tambi¨¦n interrumpe gestaciones.
Lejos de esta cl¨ªnica c¨¦ntrica, ubicada en un edificio de oficinas repleto de fisioterapeutas y abogados, en alguna zona de la periferia decenas de mujeres sin 3.000 reales tambi¨¦n estar¨¢n interrumpiendo su embarazo. Algunas, introduci¨¦ndose comprimidos de Cytotec (tal vez falsos) en la vagina, o usando agujas de calcetar y sondas infectadas con la esperanza de que el cuerpo expulse el feto. Otras, recurriendo a alguna cl¨ªnica en la parte de atr¨¢s de una casa, con alguien que, posiblemente no haya pasado cerca de una facultad de Medicina y haga el procedimiento sin la m¨ªnima higiene o cuidado. Todas correr¨¢n el riesgo de sufrir hemorragias, perder el ¨²tero o la vida. El aborto es la quinta causa de mortalidad materna en Brasil. Cada dos d¨ªas, una mujer muere aqu¨ª tras? intentar interrumpir un embarazo de forma insegura.
Casi 200.000 de las 850.000 mujeres que abortaron en 2013 acudieron a alg¨²n hospital del Sistema ?nico de Sa¨²de (SUS) para realizar un raspado, ya sea porque pasaban por un aborto natural, para realizar el proceso amparadas por la ley, o despu¨¦s de un aborto clandestino con malos resultados. Este es un n¨²mero considerable, a¨²n m¨¢s si lo comparamos con las hospitalizaciones debidas a enfermedades como c¨¢ncer (243.709) o por las que afectan al sistema respiratorio (236.940), por ejemplo. A pesar de todos esos datos, conocidos por el Gobierno, el caso contin¨²a sin ser tratado como un problema de salud p¨²blica. Tampoco durante la primera presidencia femenina del pa¨ªs, que tiene al frente a Dilma Rousseff (PT). La mandataria declar¨® en 2007, cuando era jefa de la Casa Civil (una especie de ministerio de la Presidencia) que era un "absurdo" que Brasil a¨²n no hubiera descriminalizado el aborto.
Despu¨¦s de estos primeros cuatro a?os de mandato, que llegan a su fin este a?o, el diagn¨®stico de los movimientos feministas es que la presidenta se ha convertido en reh¨¦n de una bancada de parlamentarios considerados ¡°fundamentalistas¡± que los ¨²ltimos a?os intentan endurecer a¨²n m¨¢s la legislaci¨®n ya restrictiva del pa¨ªs.
¡°Los movimientos feministas, en este momento, trabajan en la retaguardia. Estamos intentando evitar una regresi¨®n en el derecho al aborto¡±, se desahoga Jol¨²zia Batista, soci¨®loga y asesora parlamentaria del Centro Feminista de Estudos y Assessoria (CFEMEA), una de las instituciones m¨¢s activas en el Congreso.
Un c¨¢lculo hecho por esta instituci¨®n en julio del a?o pasado apunta que, de 34 proposiciones relacionadas con el aborto que se tramitaban en aquel momento en el organismo, 31 propon¨ªan ¡°retrocesos graves¡± en la legislaci¨®n. Entre ellas hay leyes que quieren transformar el aborto en crimen atroz (hediondo), est¨¢ el Estatuto del nasciturus, que otorga derechos al feto y transforma el aborto en delito culposo (cuando hay intenci¨®n para el crimen, lo que hace las penas m¨¢s largas) y hay otra iniciativa que prev¨¦ penas para quien induce a la gestante a abortar con informaci¨®n sobre la interrupci¨®n del embarazo.
Despu¨¦s de julio hubo otras tres propuestas que pretenden restringir el procedimiento para evitar que mujeres que hayan abortado se vuelvan a quedar embarazadas. Fue la respuesta a una ley aprobada despu¨¦s de un despiste de los diputados antiaborto, que reglamenta la atenci¨®n sanitaria de v¨ªctimas de violaci¨®n y obliga a los hospitales a ofrecerles la p¨ªldora del d¨ªa siguiente ¨Clo m¨¢s que se acerc¨® el Gobierno de Rousseff al tema en estos cuatro a?os-.
La ofensiva contra el aborto ha ido en aumento a?o tras a?o en el legislativo brasile?o, sobre todo por la fuerza de los evang¨¦licos. El Frente Parlamentario Mixto en Defensa de la Vida¨CContra el Aborto, refundada en 2011, contaba en julio con 205 parlamentarios concentrados en idear leyes antiaboro.
En v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de octubre, Rousseff sufre un nuevo desgaste en la C¨¢mara. Los recientes cambios de ministros han disgustado al PMDB, el importante aliado electoral de la presidenta. El l¨ªder del PMDB, Eduardo Cunha, fue quien propuso dos de las tres leyes antiaborto del final del semestre pasado.
El escenario amedrenta a los defensores del aborto, que temen que ante la tensi¨®n preelectoral los diputados contrarios a la interrupci¨®n del embarazo usen el tema como moneda de cambio. Para intentar conseguir m¨¢s votos en las elecciones de octubre o chantajear a la presidenta -que fue acusada de abortista en la segunda vuelta de las elecciones de 2010- los diputados del PMDB pueden forzar la votaci¨®n de algunas de las proposiciones antiaborto.
El golpe sufrido por Rousseff durante la campa?a de 2010 fue tan fuerte que la pol¨ªtica se posicion¨®, contrariando discursos anteriores, contra cualquier cambio de la legislaci¨®n y se comprometi¨® la no tocar el tema durante los cuatro a?os de mandato
EL PA?S pidi¨® entrevistas sobre este asunto a las asesor¨ªas de prensa de Rousseff, del Ministerio de Salud y de la Secretar¨ªa de Pol¨ªticas para las Mujeres. Nadie quiso hablar.
La promesa de silencio que hizo la presidenta en 2010 fue rigurosamente cumplida.
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