El ¡®monstruo acu¨¢tico¡¯ mexicano, condenado a desaparecer
El ajolote es un animal prehisp¨¢nico que habitaba las aguas del lago Xochimilco, al sur del DF La contaminaci¨®n pone en peligro la especie
"Los ojos del axolotl me dec¨ªan de la presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar", escribe Julio Cort¨¢zar en un cuento sobre esta especie prehisp¨¢nica, originaria de M¨¦xico y condenada ahora a desaparecer en las aguas del lago Xochimilco, al sur del Distrito Federal. El ajolote (del n¨¢huatl axolotl) es en realidad una salamandra que nunca llega a convertirse en adulta y que tiene la fascinante capacidad de regenerar partes del cuerpo perdidas, como una pata. Los ¨²ltimos estudios de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico vaticinan que su extinci¨®n podr¨ªa llegar antes de 2020. Una terrible noticia, adem¨¢s, porque ?el ajolote "no es un animal", dec¨ªa el escritor argentino. Seg¨²n la mitolog¨ªa, los mexicas consideraban a este la reencarnaci¨®n del dios X¨®lotl, quien fue castigado a vivir como un monstruo acu¨¢tico tras haberse negado a sacrificar su vida en el fuego para que el sol y la luna giraran. Su presencia en los murales de Diego Rivera y en los escritos de Octavio Paz, ha hecho de ellos un s¨ªmbolo de M¨¦xico.
El escritor Francisco Goldman lo define en una de sus novelas como un animal de ¡°alegre cara extraterrestre y brazos y manos de mono albino¡±. Por su rostro, bien podr¨ªa ser tambi¨¦n el protagonista de una serie de dibujos animados, pero m¨¢s all¨¢ de lo curioso de su aspecto, el ajolote vive una triste realidad: tiene los d¨ªas contados. En el primer censo realizado en 1998 se encontraron en los canales 6.000 ejemplares por kil¨®metro cuadrado; en el 2003 la poblaci¨®n baj¨® a 1.000 ejemplares por kil¨®metro cuadrado, y en el 2008 solo 100 ejemplares en el mismo per¨ªmetro, de acuerdo con la Academia Mexicana de Ciencias.
Con la intenci¨®n de contribuir a la conservaci¨®n del entorno, la Unesco proclam¨® las chinampas de Xochimilco (peque?os terrenos, antiguamente flotantes, donde se cultivan flores y verduras) Patrimonio de la Humanidad en 1987. El reconocimiento ha estado en peligro debido al deterioro provocado por el avance de la urbanizaci¨®n. La zona de los canales, adem¨¢s, es un ¨¢rea recreativa recorrida de forma masiva por trajineras tur¨ªsticas.
Existen alrededor de 17 especies distintas y la disminuci¨®n en la poblaci¨®n se debe a la descarga de aguas residuales a los canales, la construcci¨®n de casas y la introducci¨®n de especies como la carpa y la tilapia que se comen a los ajolotes. ¡°Las especies depredadoras fueron introducidas por el ser humano para pesca deportiva. Metiendo dos parejas es suficiente porque pueden poner unos 300 huevos aproximadamente. Los pobladores de la zona saben que no deben hacerlo, pero eso les permite que vayan turistas, lo que representa entrada de dinero¡±, asegura el bi¨®logo Ra¨²l Rivera Vel¨¢zquez, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM. El experto lleva seis a?os trabajando con estos animales. ¡°Su piel es muy permeable, por lo que cualquier t¨®xico puede afectarles. Es por eso que ya no hay ejemplares en el lago de Xochimilco, porque las aguas han sido contaminadas¡±. En este sentido los ajolotes son muy delicados y cualquiera que trabaje con ellos debe guardar estrictas medidas de higiene: ¡°Nuestra grasa, crema o residuos de comida en las manos pueden tapar sus poros y matarlos¡±, dice Jes¨²s Correa, un joven de menos de 30 a?os que dirige el ajolotario La casita del axolotl, uno de los 20 centros dedicados a la reproducci¨®n del animal en el entorno de Xochimilco.
Adem¨¢s de la p¨¦rdida del ecosistema, con el agua contaminada, y de la introducci¨®n de especies depredadoras en las aguas, Correa considera que el cambio de actividad productiva en la zona ha contribuido al deterioro en Xochimilco. ¡°Antes se cultivaban solo hortalizas con el lodo de los lagos. Ahora se siembran plantas ornamentales, pero con tierra de cerros, por lo que el lodo va aumentando. A la vez, se aplican qu¨ªmicos y pesticidas y estos se derraman a los canales matando a los animales¡±.
¡°Hay una contradicci¨®n entre el turismo, el crecimiento de habitantes en los alrededores de Xochimilco y el da?o que todo esto provoca al medio¡±, afirma el director del parque ecol¨®gico, Erwin Stephan Otton, quien admite que no pueden dar una cifra exacta del n¨²mero de ajolotes que quedan porque es dif¨ªcil contabilizarlos.
¡°Hay muchos centros que se dedican a la reproducci¨®n del ajolote. La mayor¨ªa se encuentra en ¨®ptimas condiciones y retienen una cantidad grande¡±, explica Jes¨²s Correa. ¡°Se est¨¢ implementando la creaci¨®n de refugios dentro de las chinamper¨ªas. La soluci¨®n pasa por recuperar los canales y crear mientras un h¨¢bitat seminatural para los ajolotes, que no vivan m¨¢s en tanques encerrados. Ahora se busca sacar a la especie del peligro de extinci¨®n. Despu¨¦s ya se podr¨¢n autorizar los usos¡±.
Antiguamente el ajolote se empleaba en medicina para problemas respiratorios y desnutrici¨®n infantil, y tambi¨¦n como alimento en algunos platos t¨ªpicos de la gastronom¨ªa mexicana. ¡°Ahora el comercio de ajolotes con estos fines est¨¢ prohibido, por lo que su precio en el mercado negro ha aumentado: una pareja de dos a?os puede costar entre 2.000 y 2.500 pesos (entre 108 y 135 euros)¡±, afirma Correa.
El cuidador reconoce que una vez, cuando era ni?o, prob¨® la carne del ajolote. Hoy comenta que no podr¨ªa: ¡°Uno les agarra cari?o con el tiempo¡±. Como el hombre del cuento de Cort¨¢zar, que vive obsesionado tratando de averiguar qu¨¦ sufrimiento acompa?ar¨¢ a esta especie, Jes¨²s Correa mira las peceras: ¡°La verdad, no s¨¦ qu¨¦ crean. Tal vez s¨ª sean conscientes de que los tenemos aqu¨ª para preservarlos, porque son los ¨²ltimos, o quiz¨¢s piensen que solamente los retenemos por gusto¡±, reflexiona antes de terminar la entrevista. Ya lo dec¨ªa Cort¨¢zar, los ajolotes no son animales.
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