¡°Si pides una ensalada, cuidado con la salsa¡±
David Moronta pas¨® un mes comiendo hamburguesas y haciendo ejercicio
Es el compa?ero ideal para comer en un McDonald¡¯s. ¡°Conozco de memoria las calor¨ªas y los ingredientes de todos los platos y bebidas de la carta, incluido el men¨² infantil. Y los he probado todos¡±, asegura mientras elige casi sin pensar un Big Mac con patatas y refresco. ¡°Si pides una ensalada para no engordar, ten cuidado con la salsa. Tiene tantas calor¨ªas como una hamburguesa¡±, advierte.
No es que le chiflen las hamburguesas al yudoca David Moronta, reci¨¦n proclamado subcampe¨®n de Espa?a en la modalidad de kata. ¡°Me gustan de vez en cuando, como a todo el mundo¡±, dice. Es que durante 30 d¨ªas seguidos, en verano de 2012, solo se aliment¨® en restaurantes de esta cadena. Cinco comidas al d¨ªa. Agua incluida. Su objetivo era imitar, con variaciones, el experimento de Morgan Spurlock en el famoso documental Super size me (2004), que muestra el efecto que tuvo para su cuerpo y su mente subsistir durante un mes doblando su ingesta de calor¨ªas habitual a base de hamburguesas, patatas, refrescos y otros productos de McDonald¡¯s: engord¨® 11 kilos, se le dispar¨® el colesterol, tuvo hipertensi¨®n, da?o hep¨¢tico y disfunci¨®n sexual.
?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si Spurlock hubiera hecho ejercicio f¨ªsico durante el experimento? ?Se habr¨ªan reducido los da?os? Esa es la pregunta que se hizo hace dos a?os mientras ve¨ªa Super size me en un aula de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, donde est¨¢ a punto de graduarse. Unos meses despu¨¦s hab¨ªa logrado el apoyo de compa?eros, catedr¨¢ticos, nutricionistas, entrenadores f¨ªsicos y psic¨®logos para responder a esa pregunta en un contradocumental, bautizado Super train me, en el que combina la dieta catastr¨®fica de Spurlock con un entrenamiento de alta intensidad.
El resultado se pudo ver este fin de semana en la presentaci¨®n de la pel¨ªcula en Madrid: engord¨® solo cuatro kilos y medio ¡ªno tanto de grasa como de masa muscular¡ª, no sufri¨® da?o hep¨¢tico y, algo sorprendente, mejoraron sus niveles de colesterol. ¡°Eso demuestra, una vez m¨¢s, los beneficios del ejercicio. Es el mensaje que quer¨ªamos transmitir¡±, comenta. ¡°Pero acab¨¦ harto de comer. No de la comida, sino del propio hecho de comer. Me met¨ªa 4.000 calor¨ªas diarias y me sent¨ªa pesado a todas horas. En todo el mes solo tuve dos veces una peque?a sensaci¨®n de hambre. El resto del tiempo era todo saciedad. Al terminar estuve dos d¨ªas y medio sin probar bocado¡±, recuerda.
F¨ªsicamente fue duro, pero psicol¨®gicamente tambi¨¦n. ¡°Estaba todo el d¨ªa pensando en la siguiente comida. Casi no ten¨ªa tiempo de digerir entre una y otra. Al final ten¨ªa mucha ansiedad. Me ayud¨® mi experiencia como deportista de alta competici¨®n. No s¨¦ si lo habr¨ªa aguantado sin ese entrenamiento previo¡±, afirma. ¡°A veces me llevaba la comida a casa para comer en un plato, con cuchillo y tenedor. Comer con las manos todo el tiempo me hac¨ªa sentir raro, un poco animal¡±, dice.
Han pasado dos a?os y David ya no le hace ascos a una hamburguesa. Se la come gentilmente, aunque deja parte de su raci¨®n de patatas. ¡°Esto no lo habr¨ªa podido hacer durante el rodaje. Ten¨ªa que terminar todo lo que me pusieran. Eran las reglas. Mereci¨® la pena seguirlas¡±. Aunque confiesa que le qued¨® una duda: ?qu¨¦ habr¨ªa pasado si aquellas 4.000 calor¨ªas que inger¨ªa diariamente hubiera procedido de una dieta sana y equilibrada? ¡°?Super train me 2!¡±, exclama con un gui?o.
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