A vueltas con el ¡®Jes¨²s¡¯ de Pagola
PPC publica una 'gu¨ªa de lectura' del libro que los obispos espa?oles intentaron secuestrar El Vaticano dictamin¨® que 'Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica' no contiene ¡°ninguna proposici¨®n contraria a la fe¡± Lleva vendidos 120.000 ejemplares y ya ha sido traducido a una decena de idiomas
Los obispos espa?oles execraron del Jes¨²s de Jos¨¦ Antonio Pagola, por herej¨ªa, y han cosechado el ¨¦xito mundial de libro del te¨®logo vasco sobre el fundador cristiano. Ahora, vuelven a beber de un c¨¢liz a¨²n m¨¢s amargo: el lanzamiento de otro libro que remacha las ideas del original. Se titula Gu¨ªa de lectura. Jes¨²s, aproximaci¨®n hist¨®rica. Escrito por el tambi¨¦n te¨®logo Pedro I. Fraile Y¨¦cora, lo publica la editorial cat¨®lica PPC. Muy rara vez ocurre algo parecido en el mundo editorial, lo que da idea del enorme ¨¦xito de la biograf¨ªa de Jes¨²s lanzada a las librer¨ªas en 2007 con la licencia (nihil obstat et imprimatur) del entonces obispo de San Sebasti¨¢n, Juan Mar¨ªa Uriarte. La gu¨ªa tiene 127 p¨¢ginas.
Es el c¨¢liz que est¨¢n apurando esta primavera los obispos espa?oles por iniciar hace seis a?os un sonado combate inquisitorial contra el te¨®logo vasco, liderados por el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco y su entonces portavoz en la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el tambi¨¦n obispo Juan Antonio Mart¨ªnez Camino. Los aires que soplan en el Vaticano desde que Francisco asumi¨® el pontificado romano les tiene a¨²n m¨¢s desorientados. Esto opina el Papa argentino sobre determinados furores inquisitoriales: ¡°Impresiona ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a Roma Los dicasterios romanos est¨¢n al servicio del Papa y de los obispos: tienen que ayudar a las Iglesias particulares y a las conferencias episcopales. Son instancias de ayuda. Pero, en algunos casos, cuando no son bien entendidos, corren peligro de convertirse en organismos de censura¡±. Lo dijo en la entrevista publicada por media docena de revistas de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, a poco de ser elegido papa.
Las razones por las que el episcopado espa?ol ped¨ªa al Vaticano condenar y maldecir la difusi¨®n del libro de Pagola fueron proclamadas entonces con gran alboroto. En primer lugar, afirmaban que Pagola era reo de varias herej¨ªas, entre otras la de presentar un fundador cristiano ¡°demasiado humano¡±. Adem¨¢s (o sobre todo), ser alarmaban porque el libro ¡°se estaba vendiendo como rosquillas¡± y da?aba la fe de las ¡°almas sencillas¡±. Roma les quit¨® la raz¨®n, con contundencia, y el libro, Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica, volvi¨® a las librer¨ªas para regocijo de miles de nuevos lectores. Lleva vendidos en Espa?a 120.000 ejemplares y ya ha sido traducido al ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, portugu¨¦s (Portugal), portugu¨¦s (Brasil), croata, ruso, catal¨¢n y euskera, con la edici¨®n en japon¨¦s a punto de concretarse, entre otras varias. Solo para Am¨¦rica Latina se han realizado ya cuatro ediciones en castellano.
Tambi¨¦n se est¨¢ vendiendo bien la curiosa Gu¨ªa de lectura del Jes¨²s de Pagola, lanzada por PPC tras comprobar que muchos seguidores del te¨®logo vasco se hab¨ªan organizado para leer y comentar juntos el libro, con ganas de profundizar m¨¢s en la p¨¢ginas y en los motivos y pormenores que provocaron la intervenci¨®n de los inquisidores de la CEE, y sus consecuencias, que las hubo. En 127 p¨¢ginas, la gu¨ªa ofrece un resumen de cada cap¨ªtulo (lo que permite captar con m¨¢s precisi¨®n lo m¨¢s importante); sugiere algunas preguntas para excitar al lector a pensar o a dialogar en grupo sobre lo que han descubierto, y luego propone un texto evang¨¦lico que ayuda a descubrir de manera actualizada los mensajes contenidos en el original. Todo el material ha sido supervisado por el propio Pagola, que escribe el pr¨®logo de la gu¨ªa.
La figura de Jes¨²s suele quemar a las jerarqu¨ªas del catolicismo
La figura de Jes¨²s suele quemar a gran parte de las jerarqu¨ªas del catolicismo, siempre temerosas de entrar en su terreno. Prefieren, casi todos, hablar de la Virgen, de Dios en gen¨¦rico, del Cielo o el Infierno como entes abstractos. Jes¨²s les quema. Algunos de sus mensajes fueron y son revolucionarios y ponen en evidencia la vida diaria y el ejercicio del poder de muchos de sus seguidores. Por revoltoso lo mataron los jerarcas del juda¨ªsmo en su tiempo y el gobernador romano. ¡°Una iglesia que no lleva a Jes¨²s est¨¢ muerta¡±, ha dicho, sin embargo, el papa Francisco. Esta es la historia de la persecuci¨®n que ha sufrido el Jes¨²s de Pagola, como antes otros muchos autores que se atrevieron a pensar libremente sobre la vida del fundador.
¡°De nuevo a la venta¡±. Con este laconismo regocijado anunci¨® en abril del a?o pasado la editorial PPC, de la congregaci¨®n marianista, el lanzamiento de la d¨¦cima edici¨®n de Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica, del que se hab¨ªan vendido 80.000 ejemplares en Espa?a cuando fue denunciado en 2008 por la CEE. La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora la Inquisici¨®n romana, tard¨® cinco a?os en dictar sentencia. El libro no contiene ¡°ninguna proposici¨®n contraria a la fe¡±, concluy¨®. Traducido ya entonces a media docena de idiomas, el Pagola, como ya se le conoce, hab¨ªa seguido vendi¨¦ndose fuera de Espa?a sin reparo alguno, incluso en las librer¨ªas del Vaticano, y sumaba ya unos 120.000 ejemplares. La decisi¨®n de la autoridad doctrinal, favorable a Pagola e inapelable, cay¨® como una bomba entre los obispos y te¨®logos denunciantes, que se resistieron a aceptar el veredicto de Roma y siguieron enredando el caso con afirmaciones confusas, cuando no falsas. Enfrente, se alz¨® el contento de los incontables pensadores cristianos ¡ªentre ellos, alg¨²n cardenal¡ª, que se expresaron en defensa de Pagola desoyendo presiones y combatiendo condenas.
Pagola public¨® su Jes¨²s en 2007 y un a?o despu¨¦s introdujo algunos cambios para la novena edici¨®n del libro, a sugerencia del obispo Uriarte. Pagola es sacerdote en esa di¨®cesis y fue su vicario general durante 21 a?os (20 con Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n y uno con Uriarte), y rector de su Seminario Mayor, entre otras responsabilidades. En prueba de su apoyo y convencido de que con ello atajaba una revuelta maquinada por el episcopado m¨¢s conservador, Uriarte decidi¨® que la nueva edici¨®n ¡ªla novena¡ª se publicase con su nihil obstat?(nada lo impide) y el imprimatur?(impr¨ªmase), pese a no ser un requisito obligatorio para este tipo de libros. ¡°Es una obra honesta y bien hecha. Mi decisi¨®n la tomo con todo el coraz¨®n¡±, se justific¨® el prelado. Antes hab¨ªa sometido el texto al peritaje de dos te¨®logos de la Universidad Pontificia de Salamanca, Santiago del Cura y Santiago Guijarro. El primero era a la saz¨®n miembro de la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional que asesora al Vaticano en cuestiones doctrinales. Tambi¨¦n recab¨® la opini¨®n del arzobispo em¨¦rito de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n, hecho cardenal por el papa Francisco en marzo pasado.
La nueva edici¨®n a?ad¨ªa 39 p¨¢ginas a la original, pero no rectificaba su sustancia. En realidad, era una concesi¨®n al obispo Uriarte, que esperaba acallar a los cr¨ªticos, muy agresivos desde el principio. Los inquisidores se dec¨ªan alarmados, sobre todo, porque el libro se estaba ¡°vendiendo como rosquillas¡± y triunfaba fuera de Espa?a. Lo de las ¡°rosquillas¡± lo escribi¨® en el bolet¨ªn diocesano de Tarazona el obispo de esa di¨®cesis, hoy ascendido a C¨®rdoba, Demetrio Fern¨¢ndez, el primero en tachar a Pagola de ¡°autor muy da?ino para las almas sencillas¡±. La misma posici¨®n secundaron en dicho bolet¨ªn, con descalificaciones a¨²n m¨¢s gruesas, incluso personales, Luis Arg¨¹ello, vicario de Valladolid, los te¨®logos Jos¨¦ Mar¨ªa Iraburu y Jos¨¦ Antonio Say¨¦s, y el obispo auxiliar de Getafe, Jos¨¦ Rico Pav¨¦s, entonces director de la comisi¨®n para la Doctrina de la Fe en la CEE.
Atrapa el gazapo doctrinal
Desde la fe, como reclaman los obispos que debe escribir Pagola, un historiador tendr¨ªa las alas cortadas porque, como ense?¨® el catecismo de Astete, ¡°fe es creer lo que no vimos¡±. El historiador fracasar¨ªa sin buscar m¨¢s all¨¢ del catecismo oficial, sobre todo en el caso de Jes¨²s, que no escribi¨® una l¨ªnea y al que sus evangelistas no llegaron a conocer. Desde entonces, hay una historia can¨®nica, pero tambi¨¦n decenas de miles de biograf¨ªas y buenos investigadores buscando m¨¢s all¨¢ de leyendas, mitos y teolog¨ªas.
Consciente de esta situaci¨®n, el te¨®logo Joseph Ratzinger escribi¨® en su biograf¨ªa de Jes¨²s, siendo ya papa: ¡°Cualquiera es libre de contradecirme¡±. Fue muy contradicho. El libro omit¨ªa o a?ad¨ªa detalles extra?os a las ense?anzas oficiales, aunque la atenci¨®n se fij¨® entonces en detalles chuscos, como si hubo buey y borrico junto el famoso pesebre.
Que se sienten humillados lo indican en el ¨²ltimo p¨¢rrafo, que parece un reto al Vaticano y a la editorial, una especie de "a ver si se atreven a reeditar el libro". Lo parece cuando escriben que "no obstante, a la obra no se le podr¨¢ dar el imprimatur". Ocultan (o ignoran) que desde el Vaticano II ning¨²n autor est¨¢ obligado a pedir el nihil obstat?ni el imprimatur?a ning¨²n obispo, y ning¨²n obispo puede exigirlo, salvo en tres clases de libros: traducciones de la Biblia, libros lit¨²rgicos y catecismos oficiales. Fue Pablo VI quien lo decidi¨®, adem¨¢s de suprimir la Inquisici¨®n y el ?ndice de libros prohibidos.
Pagola contest¨® al desde entonces llamado grupo de Tarazona?mediante 50 folios y el t¨ªtulo La verdad nos har¨¢ libres. Empezaba recordando que la ferocidad cr¨ªtica es poco cristiana. Les dijo: ¡°En el pr¨®logo de su obra teol¨®gica, no magisterial, Jes¨²s de Nazaret,?el papa Ratzinger pide con una humildad admirable a sus lectores esa benevolencia inicial, sin la cual no hay comprensi¨®n posible. La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe suele pronunciarse sobre las proposiciones de un autor, nunca sobre su fe o sus intenciones subjetivas. Quiero escuchar la llamada de Jes¨²s: No juzgu¨¦is a nadie. No conden¨¦is a nadie. Perdonad. Desgraciadamente, no es esta actitud de la Congregaci¨®n Romana la que aparece en estos textos que no diferencian el juicio sobre una proposici¨®n determinada y el juicio sobre el autor. As¨ª, Say¨¦s afirma que 'para Pagola, Jes¨²s no es Dios'; Iraburu dice que Pagola 'no cree en la Iglesia', y Rico Pav¨¦s afirma que Pagola 'se propone solapadamente una revisi¨®n integral de la fe'. Es estremecedor sentirse juzgado as¨ª¡±.
Entrando en la defensa de sus posiciones, los argumentos de Pagola resultaban demoledores y, pese a sus buenas intenciones, dejaron a los detractores en rid¨ªculo, lo que les iba a irritar a¨²n m¨¢s. Solo un ejemplo, referido a la afirmaci¨®n de Say¨¦s de que ¡°Pagola no dice que Jes¨²s es el Hijo de Dios en un sentido ¨²nico¡±. Pagola le recuerda esta cita de su libro. ¡°Esto es lo que afirmo literalmente: 'Jes¨²s no es un hijo m¨¢s de Dios. Es el Hijo. Lo m¨¢s querido de Dios¡±.
Pese a las explicaciones del te¨®logo, la campa?a arreci¨®. Seg¨²n el obispo Fern¨¢ndez, ya no era el libro el ¡°da?ino¡±, sino el mism¨ªsimo Pagola. Iraburu llega a escribir que ¡°la peligrosidad mayor de las doctrinas de Pagola est¨¢ en sus art¨ªculos en diarios y revistas, en Internet, en conferencias¡±. A?ade: ¡°Por esta v¨ªa es como llega a much¨ªsimas personas. Pide a Dios y a los obispos que liberen al pueblo cristiano de las tinieblas del error¡±.
Iraburu, predicador navarro jaleado en foros ultracat¨®licos, hab¨ªa elevado antes su furia inquisitorial demasiado alto, lo que dejaba en rid¨ªculo sus informes. Uno de sus investigados, al que acab¨® llamando hereje, fue nada menos que el jesuita espa?ol Lu¨ªs Ladaria, que en pleno debate sobre Pagola fue nombrado por Benedicto XVI secretario de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, es decir, el ¡®n¨²mero dos¡¯ de la romana y universal Inquisici¨®n. All¨ª sigue. ¡°Creemos que la explicaci¨®n del profesor Ladaria no logra estar conforme con la doctrina de la Iglesia¡±, le acus¨® Iraburu a prop¨®sito del libro Teolog¨ªa del pecado original y de la gracia.
En la gresca inquisitorial resuelta por Roma, el entonces presidente del episcopado, cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, estuvo asistido con entusiasmo por su obispo auxiliar y portavoz de la CEE, el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, que antes hab¨ªa dirigido con mano de hierro la comisi¨®n doctrinal, donde fue sustituido por Rico Pav¨¦s. La llamada Nota de clarificaci¨®n?de la CEE contra el libro de Pagola, emitida en junio de 2008, parece obra suya, aunque recoge tesis del bloque de Tazazona.?Pero fue ya una ¡°nota¡± oficial del episcopado y llam¨® la atenci¨®n que los censores avanzasen a¨²n m¨¢s en las execraciones, hasta acusar a Pagola de adoptar nada menos que teor¨ªas ¡°propias de la lucha de clases¡±.
Los inquisidores de Rouco fueron derrotados en Roma con estr¨¦pito, pero antes hab¨ªan perdido la batalla en Espa?a, donde gran parte de las librer¨ªas cat¨®licas se negaron a retirar el Jes¨²s de Pagola de sus estanter¨ªas pese a recibir la visita de algunos obispos con esa exigencia. Los libreros ten¨ªan argumentos que dejaban muda la intransigencia de los peticionarios. Ahora mismo, les dec¨ªan, el libro se est¨¢ vendiendo fuera de Espa?a con normalidad, incluso en las librer¨ªas de la Via de la Conziliazone, frente al coraz¨®n del Vaticano, por donde transitan los altos cargos de la Santa Sede y de las conferencias episcopales de visita en Roma. Para ellos, el caso Pagola era ¡°una cuesti¨®n espa?ola¡±.
Resuelto el pleito por Roma, los calificativos m¨¢s gruesos alcanzaron a los prelados que argumentaron en 4.385 palabras la denuncia inicial de la CEE. ¡°Ignorancia¡±, ¡°oprobio¡±, ¡°desmesura¡±, ¡°ensa?amiento¡± ¡°maldad¡±, ¡°soberbia¡±, ¡°envidia¡± ¡°falta de escr¨²pulos¡±, ¡°rid¨ªculo¡±, ¡°furia inquisitorial¡± y ¡°falta de respeto a la verdad¡± fueron algunos de los calificativos, en boca de te¨®logos tan reputados como Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo, F¨¦lix Azurmendi, Xavier Picaza, Rafael Aguirre, Juan Jos¨¦ Tamayo, Jos¨¦ Manuel Vidal, Jos¨¦ Ignacio Calleja, Benjam¨ªn Forcano, Jos¨¦ Arregi o Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez Faus, entre otros muchos. Fue este ¨²ltimo quien apel¨® al famoso t¨ªtulo del novelista Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta)?para dar ¡°un poco de humor¡± a sus reflexiones, que, a?adi¨®, ¡°no pueden hacerse sin mucha tristeza¡±. Todos reclamaban detalles de lo decidido y, adem¨¢s, una disculpa p¨²blica de quienes declararon ¡°una guerra teol¨®gica tan desproporcionada¡±. El caso Pagola se convirti¨® as¨ª en el caso Rouco. O en el caso Mart¨ªnez Camino. ¡°No pueden callarse, como si no hubieran tirado piedras contra el tejado de nuestra Iglesia¡±, dijo el Foro de Curas.
Sostuvo el pensador cristiano Manuel Fraij¨®, catedr¨¢tico em¨¦rito de Filosof¨ªa de la Religi¨®n y de Historia de las Religiones: ¡°Uno de los grandes m¨¦ritos de la obra de Pagola es que logra transmitir en un lenguaje inteligible y elegante los resultados de la alta investigaci¨®n sobre la persona de Jes¨²s. El destino de estas obras ha sido siempre controvertido. Est¨¢n escritas por te¨®logos que, sin ser especialistas en la ex¨¦gesis de los textos b¨ªblicos, han le¨ªdo a los grandes int¨¦rpretes de la Biblia y se han quedado con su melod¨ªa; melod¨ªa que ellos han sabido transmitir con sencillez y honda preocupaci¨®n pastoral. Y aqu¨ª empiezan los problemas con el magisterio de la iglesia. Mientras la hermen¨¦utica del gran legado b¨ªblico se transmite en gruesos vol¨²menes, accesibles solo a los especialistas, los guardianes de la fe no suelen alarmarse. El p¨¢nico cunde cuando Pagola, Hans K¨¹ng, y tantos otros te¨®logos de nuestros d¨ªas logran que los resultados de la investigaci¨®n b¨ªblica abandonen los recintos especializados y salgan a la calle¡±.
El cardenal Rouco y sus ofuscados asesores tampoco pod¨ªan imaginar en 2008 que entre los defensores de Pagola iba a estar nada menos que el cardenal Gianfranco Ravasi, uno de los mejores biblistas de la Iglesia cat¨®lica y hombre de confianza del ya em¨¦rito Benedicto XVI, que lo nombr¨® presidente del Pontificio Consejo para la Cultura en 2007. El todav¨ªa ministro?del papa Francisco en la Curia vaticana alz¨® la voz en defensa de Pagola cuando la CEE ya hab¨ªa emitido su condena. ¡°La mejor forma para guiar al lector no t¨¦cnico en medio de esta selva de interpretaciones cristol¨®gicas me parece la narrativa realizada en Espa?a por dos te¨®logos, Armand Puig i Tarrech (Jes¨²s. Respuesta a los enigmas. Editorial San Pablo) y Jos¨¦ Antonio Pagola (Jes¨²s. Una aproximaci¨®n hist¨®rica. PPC)¡±, escribi¨® el cardenal en el peri¨®dico Il Sole 24 Ore?en diciembre de 2010.
Tras las alabanzas de Ravasi, tan sonadas, corri¨® en defensa de Pagola la famosa frase del humanista extreme?o Francisco S¨¢nchez de las Brozas, El Brocense. ¡°Quien diga mal de Erasmo o es lego o es asno¡±, escribi¨® en defensa del gran pensador holand¨¦s perseguido por la Inquisici¨®n del momento. Ahora se afirma lo mismo de quienes siguen execrando de un libro avalado por Roma y por sus muchos lectores de buena fe.
En 127 p¨¢ginas, la gu¨ªa de lectura permite captar lo m¨¢s importante del texto de Pagola
Escribe Pagola, en la carta que public¨® nada m¨¢s conocer la decisi¨®n de Roma: ¡°A quienes hab¨¦is le¨ªdo mi libro os puede interesar conocer las principales decisiones tomadas por Roma. En lo referente a cuestiones doctrinales, la Congregaci¨®n reconoce que mi libro no contiene ninguna proposici¨®n contraria a la fe, por lo cual no me ha pedido corregir ning¨²n error doctrinal o afirmaci¨®n her¨¦tica. En lo referente a cuestiones metodol¨®gicas, la Congregaci¨®n hace diversas consideraciones sobre el objetivo y la naturaleza de mi libro, y sobre la relaci¨®n entre fe e investigaci¨®n hist¨®rica. Sin embargo, no ha considerado necesario pedirme una revisi¨®n del enfoque de mi obra ni tampoco correcci¨®n alguna¡±. A?adi¨®: ¡°Ahora solo miro al futuro. Quiero vivir mis ¨²ltimos a?os colaborando en lo que considero la tarea m¨¢s urgente en la Iglesia actual: volver a Jesucristo como la ¨²nica verdad de la que nos est¨¢ permitido vivir y la ¨²nica fuerza que nos puede hacer caminar hacia una Iglesia m¨¢s evang¨¦lica al servicio de un mundo m¨¢s humano¡±.
En cambio, la Conferencia Episcopal se mantuvo en sus trece aquel mismo d¨ªa, nada m¨¢s leer a Pagola, mediante una Nota que titul¨® Decisiones sobre el libro Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica?de D. Jos¨¦ Antonio Pagola. Lejos de comunicar esas ¡°decisiones¡± (se supone que las de Roma), gran parte del comunicado lo dedicaba la CEE a resumir las acusaciones contra el te¨®logo y el proceso seguido. ¡°Informamos sobre el estado de la cuesti¨®n y sobre sus precedentes m¨¢s notables¡±, dec¨ªa. Solo en el ¨²ltimo punto, en apenas 20 palabras, informaba la CEE de que la Congregaci¨®n le hab¨ªa dicho por carta al obispo de San Sebasti¨¢n que ¡°el Autor ha respondido satisfactoriamente a las observaciones hechas por la Congregaci¨®n y que se le debe exhortar a introducirlas en futuras ediciones de la obra, a la que, no obstante, no se le podr¨¢ dar el imprimatur¡±.
La frase dice una verdad que miente en todo. Ni Pagola ni la editorial necesitaban imprimatur alguno para lanzar de nuevo el libro al mercado. Ese requisito fue suprimido por el Concilio Vaticano II. La Conferencia Episcopal Espa?ola no puede ignorarlo. Los te¨®logos consultados entonces por EL PA?S se tomaron semejante afirmaci¨®n episcopal como una manera de ¡°tirar piedras sobre el tejado de la Iglesia cat¨®lica¡±. ¡°Malo si es ignorancia, peor si es por maldad¡±, resumi¨® un portavoz del Foro de Curas vasco.
Nacido en 1937 en A?orga, en un muy humilde caser¨ªo guipuzcoano, tercero por atr¨¢s de ocho hermanos, Pagola fue disc¨ªpulo del famoso cardenal Carlo Maria Martini en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y tambi¨¦n estudi¨® en el Instituto B¨ªblico en la misma ciudad, y varios a?os en la Escuela B¨ªblica de Jerusal¨¦n. Cabeza privilegiada, habla tres lenguas muertas y cuatro lenguas vivas, adem¨¢s de las suyas de origen (espa?ol y vasco). Tambi¨¦n ha tenido tiempo para hacer carrera eclesi¨¢stica en su di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, donde fue vicario general del obispo (21 a?os con Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n y uno con Juan Mar¨ªa Uriarte), adem¨¢s de rector del Seminario Mayor y profesor de la Facultad de Teolog¨ªa del Norte de Espa?a, con sede en Vitoria.
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