Karlheinz Deschner, una idea heroica del oficio de historiador
De la raza de los Voltaire, Meslier, Holbach, Nietzsche o Hitchens (y en Espa?a, ahora mismo, Puente Ojea), el historiador alem¨¢n Karlheinz Deschner ten¨ªa una idea heroica de su oficio, que casi le cuesta la c¨¢rcel cuando el episcopado de su pa¨ªs lo llev¨® ante la Justicia en Nuremberg por difamaci¨®n. ¡°Los cr¨ªmenes peque?os son objeto de persecuciones por parte de perros y polic¨ªas. Los grandes son objeto de reverencia por parte de los historiadores¡±, hab¨ªa dicho en 1971. Cuando se celebr¨® el juicio, que gan¨®, llevaba 16 a?os escribiendo la Historia criminal del cristianismo y acababa de publicar el primer volumen, de los diez que culmin¨®, sin descuidar otros aspectos de su carrera literaria (estupenda tambi¨¦n su Historia sexual del cristianismo, publicada en espa?ol por Yalde). Falleci¨® el pasado 8 de abril. Jes¨²s Albor¨¦s public¨® aqu¨ª un estupendo obituario, pero tan valeroso historiador y la imponente obra que nos lega merecen otros in memoriam.
Cifraba Voltaire en 12 millones las v¨ªctimas del cristianismo, en guerras de religi¨®n, en cruzadas contra el todo (tambi¨¦n hubo una en Espa?a, entre 1936 y 1975), con persecuciones masivas o en sonados procesos individuales, como los que condenaron a la hoguera al fil¨®sofo Giordano Bruno y al m¨¦dico Vesalio. El primero por sostener que hay otros mundos adem¨¢s del honrado con la visita de Cristo (dec¨ªa que negarlo es como creer que no hay m¨¢s golondrinas que las que vemos volar ante nuestra ventana) y al pobre Vesalio, fundador de la anatom¨ªa moderna, por haber abierto en canal un cad¨¢ver y afirmar que al hombre no le faltaba la costilla con que fue creada la dichosa Eva. ¡°El error no tiene derechos¡±, proclam¨® hace una d¨¦cada (?todav¨ªa!) quien ahora es obispo en Madrid. De esa idea pervive la censura eclesi¨¢stica y el ¨ªndice de los libros prohibidos, el miedo a la ciencia, el desprecio de la Ilustraci¨®n y la condena de los ismos (liberalismo, socialismo, modernismo, relativismo¡) que han hecho avanzar al genero humano hacia la libertad, la igualdad y la fraternidad.
No es nuevo que quienes empiezan siendo perseguidos se conviertan m¨¢s tarde en furibundos perseguidores. ¡°Mi reino no es de este mundo¡±, proclam¨® el fundador cristiano poco antes de ser crucificado por revoltoso. Predic¨® la pobreza y execr¨® de la usura y contra los ricos. Con el tiempo, su Iglesia lleg¨® a ser due?a de una tercera parte de las tierras de Europa y posee ahora un Estado propio con todas las pompas y vanidades al uso, y hasta un banco nacional con los vicios de ese tipo de corporaciones. ¡°De la religi¨®n naci¨® la riqueza, pero la riqueza devora la religi¨®n¡±, recuerda Deschner. Voltaire lo argument¨® en 1734 y hubo de salir huyendo de Par¨ªs para salvar la vida. Predicaba tolerancia y la libertad de religi¨®n. Hizo un recuento de las mentiras que precedieron a los cr¨ªmenes, pero no quiso (por prudencia) escribir una historia completa.
Tampoco lo hicieron otros grandes ateos de su tiempo, aunque algo se esboz¨® en la Enciclopedia que dirigi¨® Diderot, y en libros de los grandes ilustrados franceses, que van llegando a Espa?a de la mano de la editorial Laetoli, como el todo Holbach y la imponente Memoria contra la religi¨®n, de Jean Meslier.
Deschner ten¨ªa 60 a?os cuando firm¨® un contrato con la editorial Rowohlt para escribir esta historia de cr¨ªmenes y fechor¨ªas. Pensaban en un solo volumen. Pasados 16 a?os, publicado el primero, se ampli¨® el acuerdo para editar otros m¨¢s, los que fueran saliendo. Finalmente, fueron diez tomos con casi 6.000 p¨¢ginas y nada menos que 100.000 citas o indicaciones de fuentes. En Espa?a, los fue publicando Ediciones Mart¨ªnez Roca en su colecci¨®n Enigmas del Cristianismo, pero ese empe?o se ha interrumpido cuando esa editorial ha sido absorbida por Planeta. Se malicia en el ambiente que el Deschner no va a completarse aqu¨ª por presiones de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, que ya se emple¨® a fondo estos a?os para sumir en el silencio o el desprecio a Deschner.
El boca a boca de los lectores fue imponi¨¦ndose y ¡°La historia criminal¡¡± est¨¢ traducida ya a m¨¢s de 12 idiomas. Otros historiadores se est¨¢n desperezando y van cerrando trabajos sobre el mismo tema. Es bueno que ocurra. Son libros que merecen el aprecio tambi¨¦n de incontables cat¨®licos fieles, que quieren conocer a fondo la historia de su Iglesia, tambi¨¦n la mala. La paneg¨ªrica abunda y se produce a diario. Lo subray¨® Deschner en el pr¨®logo de su ingente historia: ¡°?La literatura procristiana!. M¨¢s numerosa que las arenas del mar: contra 10.000 t¨ªtulos, apenas uno por el estilo de esta Historia criminal del cristianismo¡±.
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