¡°Queremos dirigir la evoluci¨®n para crear nuevos f¨¢rmacos¡±
El creador del c¨®digo gen¨¦tico de seis letras conf¨ªa en poder desarrollar medicamentos
El c¨®digo gen¨¦tico lleva al menos 3.500 millones de a?os escribi¨¦ndose con cuatro letras, las bases (o nucle¨®tidos) del ADN a, t, c, g. En solo 15 a?os, Floyd Romesberg (Michigan, 1966) ha conseguido meterle otras dos letras de nombre infame, pero perfectamente integradas en su entorno de la doble h¨¦lice, reconocibles para sus sistemas de replicaci¨®n e invisibles para las m¨²ltiples y sofisticadas maquinarias que la c¨¦lula posee para reconocer los errores en la secuencia gen¨¦tica y eliminarlos. Los especialistas en biolog¨ªa sint¨¦tica, la disciplina emergente que trata de dise?ar sistemas biol¨®gicos y seres vivos desde cero, han saludado el avance como un hito en su campo, y predicen amplias consecuencias para la creaci¨®n de f¨¢rmacos, biocombustibles y bacterias que reparen los entornos da?ados. Tambi¨¦n para el espeso y misterioso mundo de las patentes biotecnol¨®gicas. Romesberg ha concedido una larga entrevista telef¨®nica a este diario desde San Jos¨¦ del Cabo, M¨¦xico, donde asiste a un congreso cient¨ªfico.
Pregunta. ?Pueden las nuevas letras incorporarse al ARN, la copia de trabajo de los genes?
Las dos nuevas bases no han ca¨ªdo del cielo, trabajamos desde 1999¡±
Respuesta. Todav¨ªa no lo sabemos, pero me siento optimista por una raz¨®n: las dos nuevas bases no nos han ca¨ªdo del cielo, son producto de un trabajo que empezamos en 1999, y de un proceso de selecci¨®n que empez¨® con la s¨ªntesis de 300 nucle¨®tidos (candidatos a nuevas letras). Las dos letras que hemos usado ahora han superado esa selecci¨®n porque est¨¢n optimizadas para funcionar in vitro, y no solo para los mecanismos de replicaci¨®n, sino tambi¨¦n para los de transcripci¨®n que producen el ARN. Es posible por tanto que tambi¨¦n funcionen in vivo.
P. Con las nuevas dos letras, se pueden formar ahora 216 codones (los tripletes de letras del ADN que significan amino¨¢cidos en las prote¨ªnas), pero ?alguien sabe qu¨¦ hacer con ellos?
R. Realmente no necesitamos 216 nuevos codones, ni 100, ni siquiera 10. Pero s¨ª necesitamos dos o tres, quiz¨¢ cuatro o cinco, para construir nuevas clases de prote¨ªnas en una c¨¦lula. Este es el desarrollo previsible m¨¢s emocionante de esta t¨¦cnica.
P. ?Y para qu¨¦ se precisan esos cuatro o cinco?
El monstruo nunca podr¨¢ escapar del laboratorio¡±
R. Para crear nuevos f¨¢rmacos. En los ¨²ltimos a?os ha habido una revoluci¨®n en la farmacolog¨ªa: por primera vez, la mitad de los f¨¢rmacos que han solicitado autorizaci¨®n a la FDA (Food and Drug Administration, la agencia del medicamento de Estados Unidos) consisten en prote¨ªnas.
P. ?Son anticuerpos?
R. S¨ª, muchas de esas prote¨ªnas son anticuerpos, pero tambi¨¦n hay muchas otras. El punto es que suponen una diferencia cualitativa sobre las peque?as mol¨¦culas en que se han basado los f¨¢rmacos tradicionalmente. Es cierto que las peque?as mol¨¦culas tienen la ventaja de que pueden acceder a cualquier ¨®rgano o tejido con facilidad, pero su gran inconveniente es que hay que hacerlas una a una, para cada prop¨®sito. Con las prote¨ªnas, en cambio, las c¨¦lulas hacen el trabajo para ti: puedes empezar con una prote¨ªna imperfecta y desarrollar millones de variantes con las t¨¦cnicas de la evoluci¨®n dirigida. Mi objetivo con el c¨®digo gen¨¦tico ampliado es tener lo mejor de dos mundos. El equivalente a las peque?as mol¨¦culas de la farmacolog¨ªa tradicional podr¨¢ incorporarse a las prote¨ªnas en forma de nuevos amino¨¢cidos (las unidades elementales de las prote¨ªnas), y luego hacer evolucionar a esas prote¨ªnas con t¨¦cnicas r¨¢pidas, artificiales. Queremos dirigir la evoluci¨®n para crear nuevos f¨¢rmacos.
P. Ahora que ustedes han demostrado que el ADN puede soportar seis letras, o tres pares de bases, cabe preguntarse: ?por qu¨¦ la vida se par¨® en cuatro letras, o dos pares de bases?
R. S¨ª, esa es una de las cuestiones acad¨¦micas m¨¢s interesantes que abre nuestro trabajo. Porque no es que a nosotros nos haya resultado f¨¢cil incorporar un tercer par de bases al ADN ¡ªnos ha llevado casi 15 a?os de trabajo enteramente concentrado en ello¡ª, pero la naturaleza ha dispuesto de 3.500 millones de a?os de evoluci¨®n en la Tierra. Y sin embargo todos los seres vivos de la Tierra, desde las bacterias hasta los humanos, utilizan el c¨®digo de cuatro letras, y seguramente han estado haci¨¦ndolo desde el origen de los tiempos. Una posible explicaci¨®n es que sintetizar estos dos nuevos compuestos sea muy dif¨ªcil para las c¨¦lulas.
P. ?Y ser¨ªa posible construir v¨ªas biosint¨¦ticas para esas dos bases utilizando las nuevas t¨¦cnicas de la ingenier¨ªa biol¨®gica?
El ADN no parece ser soluci¨®n ¨²nica, requerimiento absoluto¡±
R. Ser¨ªa incre¨ªblemente complicado, por decir lo menos. En general, hacer que una c¨¦lula fabrique un compuesto que no necesite es un empe?o casi imposible. Pero no veo la necesidad de abordar ese proyecto. Me conformo con aportarle esas dos bases en el medio de cultivo, del mismo modo que tenemos que aportarle muchos otros compuestos, como sales, amonio, fosfatos, una fuente de az¨²car y m¨¢s cosas. Adem¨¢s, una ventaja de esto es que elimina la posibilidad, temida por algunos sectores, de que ampliar el c¨®digo gen¨¦tico pueda crear un monstruo que invada el mundo o lo destruya. Si la bacteria con dos letras adicionales de ADN no sabe sintetizar esos compuestos, el monstruo nunca podr¨¢ escapar del laboratorio.
P. El ADN es una soluci¨®n tan simple y elegante al problema de codificar informaci¨®n biol¨®gica que muchos bi¨®logos se han sentido tentados a pensar que es una soluci¨®n ¨²nica: que, si encontr¨¢ramos vida en otro planeta, estar¨ªa basada tambi¨¦n en el ADN. Despu¨¦s de su trabajo, ?qu¨¦ piensa usted sobre esto?
Quiero que la ciencia sea de libre acceso, pero es caro hacer un f¨¢rmaco¡±
R. Bueno, el ADN es ciertamente universal en nuestro planeta, y con su c¨®digo de dos pares de bases. Y esto ha sido as¨ª siempre por todo lo que podemos decir, aunque retrocedamos todo el camino hacia atr¨¢s en la historia de la Tierra. Como cient¨ªfico tengo que ser muy cauto sobre la posibilidad de vida en otros planetas, pero simplemente como una especulaci¨®n podr¨ªa decir esto: que el ADN no parece ser una soluci¨®n ¨²nica, que no es un requerimiento absoluto.
P. ?Cu¨¢l es su posici¨®n en la controversia sobre las patentes de seres vivos, o de sistemas biol¨®gicos?
R. Tengo sentimientos encontrados. Como cient¨ªfico, quiero que la ciencia sea de libre acceso para toda la comunidad; todo el mundo debe poder usar los genes que no hemos hecho m¨¢s que leer de la naturaleza, y yo mismo estar¨ªa muy feliz de facilitar nuestras dos bases artificiales del ADN para su uso por cualquier investigador. Pero, por otro lado, mi inter¨¦s fundamental es la creaci¨®n de nuevos f¨¢rmacos que alivien las enfermedades humanas. Y aqu¨ª viene el problema, porque desarrollar un f¨¢rmaco cuesta unos 1.000 millones de d¨®lares, y ?qui¨¦n va a pagar eso si no es una compa?¨ªa farmac¨¦utica? Hay gente que dedica toda su carrera profesional, desde que acaba los estudios hasta que se jubila, a la creaci¨®n de un solo f¨¢rmaco. ?Uno solo! ?Qui¨¦n le va a pagar? Solo si patentas tus avances puedes atraer el dinero necesario de la Big Pharma. As¨ª que creo que debemos llegar a alg¨²n tipo de compromiso entre los dos extremos.
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