El abrupto relevo en ¡®The New York Times¡¯ desata la b¨²squeda de motivos
El estilo de gesti¨®n de Abramson en la direcci¨®n precipit¨® su ca¨ªda. El presidente del diario niega cualquier discriminaci¨®n salarial
![Marc Bassets](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F77e7b3c3-f032-4be1-9b04-8d2f44667555.png?auth=743de4a55c2711401b95c7ca3206c9372e5d2c3a6ed91cc9bf3f9d64eec6d78a&width=100&height=100&smart=true)
![Jill Abramson, la exdirectora de The New York Times, en un coloquio en 2012 en Florida.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VT4OWZ32GJXPHMJPDXSHZVUBL4.jpg?auth=a00f48b76fe68296b78e360b7aa74f5bc7762e16b6073f91bf0b37ec2c3989c0&width=414)
El nombramiento de Jill Abramson para la direcci¨®n de The New York Times, en septiembre de 2011, se celebr¨® con un avance hist¨®rico: por primera vez una mujer se pon¨ªa al frente del diario de referencia en Estados Unidos. Su abrupto despido, que el mi¨¦rcoles coincidi¨® con la dimisi¨®n de la directora del franc¨¦s Le Monde, otro referente de la prensa de calidad, ha abierto el debate sobre los motivos de la decisi¨®n.
El editor del diario y presidente de The New York Times Company, Arthur Sulzberger Jr, se limit¨® a explicar a la redacci¨®n que el relevo obedec¨ªa a un problema de gesti¨®n en la redacci¨®n. De forma inmediata, el director adjunto y n¨²mero dos de Abramson, Dean Baquet, la sustituy¨®. Baquet es el primer afroamericano en dirigir el Times.
En la edici¨®n impresa del jueves desapareci¨® todo rastro de Abramson. Su nombre no aparece en la mancheta, donde constan los cargos directivos del diario.
¡°Arthur Sulzberger y el consejero delegado, Mark Thompson, han tomado una decisi¨®n que tiene que ver con los intereses del diario, pero tambi¨¦n con sus intereses propios¡±, dice desde Nueva York Michael Wolff, fundador del medio online Newser, columnista sobre medios de comunicaci¨®n y bi¨®grafo del magnate del sector Rupert Murdoch. ¡°Dicen¡±, a?ade, ¡°que son ellos quienes toman la decisi¨®n y que la redacci¨®n no es un lugar aut¨®nomo. Para The New York Times, y esto va en esta direcci¨®n desde hace un tiempo, es de nuevo un paso para dejar claro que la parte de la gesti¨®n controla la redacci¨®n¡±.
Abramson incomod¨® a los directivos cuando se quej¨® por su salario, seg¨²n The New Yorker
Wolff se refiere a la pugna entre la parte period¨ªstica del Times y la parte de los negocios, hist¨®ricamente separados por un ¡°muro¡± simb¨®lico, dif¨ªcilmente franqueable.
Por su car¨¢cter inesperado y por la aparente ausencia de una causa concreta, el relevo ha conmocionado al sector period¨ªstico. De la misma manera que el nombramiento de Abramson fue interpretado como un triunfo feminista, varios an¨¢lisis sobre su personalidad y su marcha se centran en la clave sexista.
Abramson incomod¨® a los directivos de la empresa al quejarse de que su salario y los beneficios por pensiones eran inferiores a los de su antecesor en el cargo, Bill Keller. As¨ª lo revela, en The New Yorker, Ken Auletta, uno de los periodistas mejor informados y m¨¢s rigurosos sobre el sector. Auletta explica que Abramson tambi¨¦n descubri¨® que, cuando ocupaba el cargo de directora adjunta, un vicedirector adjunto hombre¡ªes decir, un cargo inferior al suyo¡ª cobraba m¨¢s que ella.
¡°La compensaci¨®n no tuvo ning¨²n papel en mi decisi¨®n de que Jill no pudiese seguir como directora, ni tampoco ninguna discusi¨®n sobre la compensaci¨®n¡±, replic¨® Sulzberger en un comunicado. ¡°La raz¨®n, la ¨²nica raz¨®n de esta decisi¨®n, fue mi preocupaci¨®n por algunos aspectos de la gesti¨®n de Jill en la redacci¨®n, que yo ya le hab¨ªa dejado claro, tanto cara a cara como en mi evaluaci¨®n anual¡±.
Sulzberger tambi¨¦n dijo que la remuneraci¨®n de Abramson era ¡°comparable¡± a la de directores anteriores. Una posible explicaci¨®n de la disparidad es la menor antig¨¹edad de Abramson en el Times en comparaci¨®n con Keller.
Un art¨ªculo en Politico defini¨® hace un a?o a la directora como una persona "tozuda y condescendiente"
Las exigencias salariales de Abramson alimentaron su imagen de mujer agresiva, seg¨²n Auletta. Su aparente mal car¨¢cter ¡ªel propio Times, en la cr¨®nica del despido, la describe como una mujer de humores cambiantes¡ª ha sido otro motivo que se ha esgrimido para explicar la decisi¨®n de Sulzberger.
El talento de Abramson como periodista de investigaci¨®n, acreditado en una carrera brillante en The Wall Street Journal, primero, y el Times despu¨¦s, no le sirvieron para manejar una de las redacciones m¨¢s complicadas del mundo. En un art¨ªculo publicado hace m¨¢s de un a?o, el diario Politico se hizo eco de las quejas de varios periodistas del diario que, amparados en el anonimato, la describ¨ªan como una persona ¡°tozuda y condescendiente¡± con la que resultaba ¡°dif¨ªcil trabajar¡±. Politico relat¨® un episodio en el que Baquet, tras recibir una bronca de Abramson, golpe¨® con el pu?o una pared de la redacci¨®n.
La pregunta es si, aplicados a un director var¨®n, estos reproches ¡ªser una jefa exigente y antip¨¢tica¡ª habr¨ªan sido tan da?inos como lo fueron para Abramson. Michael Wolff recuerda que ¨¦l mismo empez¨® a trabajar en The New York Times en los a?os setenta, y que, en aquella ¨¦poca, ¡°ser un director con el que fuese dif¨ªcil trabajar no era algo nuevo¡±.
Uno de los directores hist¨®ricos del Times, A.M. Rosenthal, dur¨® 17 a?os en el cargo sin que su car¨¢cter iracundo y combativo fuese un problema. Su sucesor, Max Frankel, lo describi¨® en un libro como alguien con ¡°la reputaci¨®n de tener un criterio informativo brillante e instintivo junto a un estilo de gesti¨®n intimidatorio y centrado en s¨ª mismo¡±.
Las cr¨ªticas a la personalidad de la periodista y el conflicto salarial propician lecturas en clave sexista
En el caso de Abramson, las cr¨®nicas mencionan otros motivos de la ca¨ªda adem¨¢s del car¨¢cter y el estilo. The New York Times se hace eco del enfado de Baquet tras saber que Abramson quer¨ªa contratar a Jasmine Gibson, directora del diario The Guardian en Estados Unidos y responsable de la cobertura del espionaje electr¨®nico de la NSA.
El Times perdi¨® la exclusiva de la NSA ¡ªmerecedora de un premio Pulitzer¡ª en favor de The Guardian, un medio de matriz brit¨¢nica relativamente novato en EE UU. Gibson, que al final no fue contratada, deb¨ªa compartir el cargo de director adjunto con Baquet.
Abramson recibi¨® cr¨ªticas internas por el ritmo de adaptaci¨®n del veterano rotativo al medio digital. Un informe coordinado por Arthur Gregg Sulzberg, hijo del editor-presidente, difundido por el medio online Buzzfeed, describe una redacci¨®n todav¨ªa orientada hacia el papel, con p¨¦rdidas de audiencia y amenazada ¡ªo ya superada¡ª por medios en internet m¨¢s peque?os y ¨¢giles. El informe cuestiona la sacrosanta separaci¨®n entre ¡°iglesia y estado¡±, la met¨¢fora que en la redacci¨®n del Times indica la divisi¨®n entre la parte administrativa y period¨ªsitica del diario.
¡°El ritmo de cambio en nuestro sector exige que vayamos m¨¢s r¨¢pido¡±, se lee en el informe.
Abramson no es la primera persona en ocupar la direcci¨®n que abandona el cargo antes de tiempo. En el 2003, tras el esc¨¢ndalo por los plagios de un redactor del diario, Sulzberger despidi¨® al director, Howell Raines. Llevaba dos a?os en el cargo.
Michael Wolff ve tres posibles explicaciones para los cambios habituales al frente del Times. ¡°Puede significar que ven un problema y act¨²an¡±, dicen. ¡°Tambi¨¦n podr¨ªa decirse que estos tipos son incapaces de gestionar nada, que siempre se meten en situaciones dif¨ªciles con las relaciones p¨²blicas. O podr¨ªa decirse que lo hacen para enviar un mensaje muy preciso: el ¡®management¡¯ est¨¢ al mando y, en estos tiempos precarios y dif¨ªciles, quien asume la responsabilidad es quien controla¡±. Wolff se inclina por la tercera explicaci¨®n.
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