Los cultivadores uruguayos de cannabis inician la ¡®salida del armario¡¯
Las asociaciones creen que tomar¨¢ un tiempo el que la sociedad deje de discriminarles
Esta semana se form¨® el Instituto de Regulaci¨®n y Control de Cannabis de Uruguay, encargado de distribuir permisos de cultivo y de registrar a los consumidores de marihuana en el pa¨ªs, etapa final de la implementaci¨®n de una ley de legalizaci¨®n del cannabis que tiene el ambicioso objetivo de combatir el tr¨¢fico de drogas.
Adem¨¢s de un experimento ¨²nico, ya que la producci¨®n queda bajo el control del Estado, la legalizaci¨®n de la marihuana supone todo un cambio cultural que tiene sus primeras consecuencias en los cultivadores: uno de los eslabones clave del proceso impulsado por el presidente uruguayo Jos¨¦ Mujica.
Los locales de AECU, la Asociaci¨®n de Estudios del Cannabis de Uruguay, est¨¢n impregnados del olor a marihuana uruguaya que el p¨²blico empieza a conocer, un olor intenso, diferente al del cannabis con agregados que se encuentra en el mercado negro.
¡°Estamos saliendo de la clandestinidad¡±, dice el portavoz de AECU, Juan Vaz, quien compara la situaci¨®n de los cultivadores con la de los ¡°gays¡±.
¡°El salir del armario, en cualquier orden en que se plantee, tiene todo el problema de la discriminaci¨®n, pero creo que es el proceso natural para que la opini¨®n p¨²blica digiera el tema¡±, afirma Vaz.
Efectivamente, los ¨²ltimos sondeos muestran que la opini¨®n uruguaya no acaba de ¡°digerir¡± la legalizaci¨®n: el 65% de los encuestados por Equipos Mori este mes de mayo se muestran en desacuerdo con el cambio legislativo y tan solo el 25% est¨¢ a favor. El rechazo entre los votantes de la derecha supera el 80% mientras que la reglamentaci¨®n convence por muy poco a los electores del izquierdista Frente Amplio (44% a favor, 42% en contra).
Pasar¨¢ cierto tiempo antes de que las plantas de marihuana sean aceptadas en los balcones de las casas y los floreros de la mesa dominical. Pero para los cultivadores de AECU se ha ganado una gran batalla: ¡°el tener reglas de juego significa atenerse a ciertos modelos, antes no hab¨ªa que ir a hacer un tr¨¢mite para cultivar, pero pod¨ªa ir preso¡±, dice un miembro de la asociaci¨®n.
Hasta la reforma, en Uruguay el cultivo de marihuana se asimilaba al tr¨¢fico de drogas y a la aplicaci¨®n de una legislaci¨®n penal especialmente dura, que incluye hasta 12 meses de prisi¨®n preventiva.
La mayor¨ªa de los miembros de AECU han tenido alg¨²n incidente con la polic¨ªa: detenciones, allanamientos, la c¨¢rcel. El mismo Juan Vaz pas¨® 11 meses en prisi¨®n por cultivo entre 2007 y 2008; estuvo en el penal de Comcar, a las afueras de Montevideo, encerrado en una celda con dos presos condenados por asesinar y descuartizar a una mujer.
En el 2013 el abogado con el trabaja AECU, Mart¨ªn Fern¨¢ndez, defendi¨® a no menos de 11 cultivadores que entraban dentro de la ley en curso de reglamentaci¨®n (y que ya hab¨ªa sido aprobada), ninguno fue a prisi¨®n.
Sin embargo, existen cultivadores todav¨ªa en la c¨¢rcel y en ese caso los testimonios coinciden: una denuncia an¨®nima produce una intervenci¨®n de la brigada antinarc¨®ticos, luego llegan largos periodos de prisi¨®n preventiva, en c¨¢rceles con problemas de hacinamiento y de violencia. Los centros penitenciarios de Uruguay han sido denunciadas por organismos internacionales por sus p¨¦simas condiciones.
Desde el Ministerio de Interior no se dispone de cifras sobre el n¨²mero de encarcelados por plantar marihuana en el marco de la ley, pero ¡°son muy pocos¡±, aseguran. El asunto le compete ahora a la Justicia y en todos los casos deber¨ªa aplicarse el principio penal de la retroactividad de ¡°la ley m¨¢s benigna¡±, a?aden.
Como signo del cambio de los tiempos, la presidenta de AECU, Laura Blanco, se encuentra en la ciudad colombiana de Medell¨ªn dictando una conferencia sobre la experiencia uruguaya en la Universidad de Derecho. Su ¨²ltimo incidente con la justicia data del 2012, cuando un env¨ªo de semillas desde Espa?a, denunciado por FEDEX, casi le cuesta una condena. Ahora la asociaci¨®n centra el inter¨¦s de la prensa y los socios llevan, con algo de sorna, un recuento de los periodistas nacionales e internacionales que reciben en entrevista: 172 desde 2013.
Pero el mundo clandestino de la marihuana se enfrenta a serios desaf¨ªos, como el divorcio entre vendedores (ahora toda la venta est¨¢ en manos del Estado) y cultivadores, dos sectores que conviv¨ªan en la ilegalidad y que ahora est¨¢n claramente separados. Los abogados de AECU dejar¨¢n de defender los casos de cultivadores que tengan m¨¢s plantas de lo permitido y que no est¨¦n al d¨ªa con el registro.
Dentro de unos a?os se sabr¨¢ si todo este cambio produce una disminuci¨®n del tr¨¢fico de marihuana, que actualmente llega sobre todo desde Paraguay. Por el momento, el n¨²mero de cultivadores para consumo propio se ha disparado en Uruguay, hasta 50.000 registrados en lo que va de 2014, seg¨²n AECU, cuando en el 2013 no llegaban a los 10.000.
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