¡°En Asia se est¨¢n produciendo cambios tect¨®nicos¡±
¡°Unificaci¨®n¡± es la palabra que m¨¢s repite el embajador de Corea del Sur en Espa?a
Park Hee-kwon habla un buen espa?ol que aprendi¨® hace casi tres d¨¦cadas en Madrid, donde, adem¨¢s, naci¨® uno de sus dos hijos. Pero como quiere asegurarse de que no haya ning¨²n malentendido, el embajador de Corea del Sur en Espa?a prefiere hablar en ingl¨¦s cuando el asunto es pol¨ªtico o econ¨®mico. En las preguntas m¨¢s personales retoma el castellano. A pesar de la grave crisis que azota la Espa?a actual, constata que ¨¦sta poco tiene que ver con el atraso de los ochenta. ¡°Su pa¨ªs y el m¨ªo tienen en com¨²n haber superado con ¨¦xito una transici¨®n a la democracia y haber logrado un desarrollo econ¨®mico muy grande en muy poco tiempo¡±, subraya. Samsung, LG y Hyundai, varios de cuyos empleados comen en una mesa cercana de este restaurante coreano, son la vanguardia de ese cambio espectacular.
La comparaci¨®n con la otra mitad de la pen¨ªnsula, con Corea del Norte, desaf¨ªa los par¨¢metros habituales. El sur, que antes de la partici¨®n, en 1953, era m¨¢s pobre, tiene hoy ¡°una econom¨ªa 40 veces mayor¡± que la de sus ¡°hermanos¡± al otro lado del Paralelo 38, con los que comparten ¡°5.000 a?os de historia¡±. ¡°Estamos dispuestos a ayudarles, pero, como decimos en Corea, se necesitan dos manos para aplaudir¡±.
El embajador Park a¨²n no se ha cruzado con su hom¨®logo norcoreano en Madrid, donde Pyongyang abri¨® una legaci¨®n hace unos meses. Cuenta que es probable que ocurra en alg¨²n c¨®ctel como ya le sucedi¨® en Per¨², su anterior destino: ¡°Si [¨¦l] estaba solo, me escuchaba; si estaba con un inspector, reaccionaba muy mal¡±. Explica que, aunque en ambos pa¨ªses se habla la misma lengua, estas siete d¨¦cadas de separaci¨®n han derivado en vocablos y acentos distintos. Cientos de octogenarios viven pendientes de cada movimiento diplom¨¢tico con la esperanza de que se autoricen reencuentros familiares para abrazar a sus parientes del otro lado antes de morir. Son tantos que la selecci¨®n en el sur ¡°se hace por sorteo¡±. ¡°Debemos elegirlos imparcialmente¡±, subraya.
Corea del Norte, las violaciones de derechos humanos, Kim Jong-un... salpican la charla, pero la palabra que m¨¢s repite Park es ¡°unificaci¨®n¡±. Es la prioridad. Tambi¨¦n preocupa la tensi¨®n en los mares del vecindario, donde se ¡°est¨¢n produciendo cambios tect¨®nicos: una China emergente, un Jap¨®n que resurge, una Rusia asertiva y una Corea del Norte anacr¨®nica¡±.
Arisu. Madrid.
Chap che (tallarines): 12 euros.
Bulgogui (ternera marinada): 16.
Dolsot bibmbab (arroz): 15.
Agua con y sin gas: 5,50.
Total 48,50 euros.
El embajador, que ha elegido restaurante y men¨², explica c¨®mo en la gastronom¨ªa coreana prima ¡°la armon¨ªa de ingredientes y colores¡±, mientras detalla que esta ternera a la barbacoa se coloca sobre la hoja de lechuga, se envuelve como un sobre y se come con la mano. Uno de sus empe?os es que empresas surcoreanas y espa?olas unan fuerzas en terceros pa¨ªses. ¡°Debemos aprovechar el conocimiento que ustedes tienen de Latinoam¨¦rica y el nuestro sobre los mercados asi¨¢ticos y de Oriente Pr¨®ximo¡±, asevera. Pone como ejemplo el proyecto de FCC y Samsung para el metro de Riad, la capital saud¨ª, o una planta de gas licuado entre Repsol y un consorcio coreano en Lima.
Park, que habla con entusiasmo del f¨²tbol espa?ol, vio obviamente la final de la Champions. Se niega tajantemente a revelar con qui¨¦n iba: ¡°Como diplom¨¢tico de carrera no debo decantarme¡±, responde serio, pero ante la insistencia, concede: ¡°Soy de un equipo, claro, pero no se lo digo¡±.
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