Trabajadores espa?oles en Alemania se organizan contra las injusticias laborales
Un grupo formado por j¨®venes espa?oles en Berl¨ªn defiende a los emigrantes explotados en sus trabajos y les pone en contacto con sindicatos
Es una escena muy habitual en estos a?os en los que la crisis ha empujado a muchos al exilio econ¨®mico. Un grupo de j¨®venes espa?oles se re¨²ne en un bar de una ciudad europea o de otra parte del mundo. Pero los veintea?eros y treinta?eros que el pasado mi¨¦rcoles tomaban una cerveza en el barrio berlin¨¦s de Kreuzberg no solo tienen en com¨²n el haber dejado un pa¨ªs en el que m¨¢s de la mitad de los menores de 25 a?os est¨¢ en paro. Ellos tambi¨¦n se fueron de Espa?a forzados por la crisis, pero ahora se han organizado para ayudar a aquellos que emigraron m¨¢s tarde y que, una vez llegados al para¨ªso alem¨¢n,se encontraron con trabajos abusivos o sueldos sensiblemente inferiores a los que reciben los empleados locales. De la nada crearon el Grupo de Acci¨®n Sindical (GAS), una plataforma pensada para servir de conexi¨®n entre los trabajadores que sufren abusos en el pa¨ªs al que acaban de llegar y los sindicatos alemanes.
Enfermeras que cobran la mitad que sus compa?eras alemanas y a las que no les dejan hacer pausas en jornadas de 12 horas, trabajadores de innovadoras empresas que pagan 300 euros por una jornada completa... Son situaciones con las que se encontraban los j¨®venes ligados al movimiento 15-M que montaron en septiembre del a?o pasado una asesor¨ªa para los espa?oles llegados a Berl¨ªn. Una ¡°oficina precaria¡±, como ellos la denominan, pensada para dar informaci¨®n sobre los pasos necesarios para darse de alta en el Ayuntamiento u otros tr¨¢mites burocr¨¢ticos detect¨® de repente unas necesidades con las que no hab¨ªan contado. De ah¨ª naci¨® el pasado mes de febrero el GAS.
¡°Queremos que la gente se organice en sus trabajos. Indagar para ver qui¨¦n es susceptible de hacer acci¨®n sindical en grupos que hasta ahora no hab¨ªa ning¨²n tipo de comit¨¦ de empresa¡±, explica Miguel Sanz, ambient¨®logo de 34 a?os. Llevan solo cuatro meses en acci¨®n y ya han visto resultados. Se han puesto en contacto con ellos empleados de seis empresas, pero solo en dos han logrado involucrar a la plantilla en defensa de unos intereses comunes. ¡°Las otras cuatro eran demasiado peque?as. Start-ups en las que la gente no se atreve a movilizarse¡±, explica otro compa?ero. En las enfermeras han encontrado un colectivo dispuesto a dar el paso de organizarse.
¡°Acudimos a ellos porque no pod¨ªamos tolerar que a nosotros nos pagaran 9,5 euros la hora, mientras que un empleado alem¨¢n puede llegar a cobrar hasta 15. Y si dejamos la empresa antes del a?o y medio que estipula el contrato nos obligan a pagar una multa que puede llegar hasta 6.600 euros¡±, explica Natalia Silva, enfermera que acudi¨® a este grupo que trabaja de forma altruista y se financia con las contribuciones individuales o con actos como ¡°fiestas solidarias¡±.
Los activistas aseguran que la reacci¨®n del sindicato Verdi, el segundo mayor del pa¨ªs, ha sido muy positiva. Las dos organizaciones han editado de forma conjunta folletos en castellano en los que reclaman, entre otras cosas, un mismo salario ¡°por el mismo trabajo y la misma cualificaci¨®n¡± y acabar con la multa que ata a los enfermeros a la empresa. ¡°Los sindicalistas con los que hemos contactado nos dec¨ªan que llevaban a?os tratando de penetrar en estos colectivos, pero que por alg¨²n motivo no lo hab¨ªan conseguido. Quiz¨¢ es porque los trabajadores con problemas no nos perciben como los bur¨®cratas del sindicalismo que solo buscan afiliados¡±, a?ade Sanz, que insiste en que lo que hacen ahora no podr¨ªa entenderse sin la ola movilizadora que supuso para todos ellos el movimiento 15-M. La organizaci¨®n de los trabajadores extranjeros, explican los impulsores de la iniciativa, interesa tambi¨¦n a los alemanes, que muchas veces ven c¨®mo las empresas les niegan mejoras sociales con el argumento de que siempre hay espa?oles, portugueses o griegos dispuestos a hacer el mismo trabajo a cambio de menos. Esta situaci¨®n ha aumentado la tensi¨®n entre trabajadores locales y extranjeros, generando en algunos casos algo muy parecido a la xenofobia, seg¨²n denuncian los activistas.
De los 2,3 millones de extranjeros registrados como trabajadores en Alemania, Espa?a aport¨® el a?o pasado 48.546, por detr¨¢s de otros 12 pa¨ªses europeos. La cifra ha aumentado en los ¨²ltimos a?os, y con ella las situaciones que en muchos casos no violan la ley, pero constituyen abusos que podr¨ªan aliviarse. Los impulsores de la iniciativa aseguran que solo acaba de empezar y conf¨ªan en que se reproduzca en otros lugares y sectores. ?Cu¨¢l ser¨¢ el siguiente? ¡°No lo s¨¦. Pero en Londres hay una situaci¨®n muy parecida. Quiz¨¢s ah¨ª tambi¨¦n surja algo¡±, responden.
Tras la protesta, la empresa cancela el programa
"Lamentablemente, debemos informarles de que con efecto inmediato damos por finalizado nuestro programa para personal de enfermer¨ªa a nivel europeo Work & Travel Europe. Esta decisi¨®n no ha sido f¨¢cil, pero una serie de actuaciones en los ¨²ltimos tiempos no nos han dejado otra opci¨®n". As¨ª encabezaba a mediados del mes de junio la empresa GIP una carta en la que, ante "las acusaciones y recriminaciones" que han recibido daban por concluido la iniciativa con la que m¨¢s de 100 enfermeros espa?oles y griegos han encontrado un puesto de trabajo en Alemania.
Algunos de los participantes en el programa se hab¨ªan puesto en contacto con los impulsores del Grupo de Acci¨®n Sindical de Berl¨ªn para denunciar lo que consideraban abusos y discriminaciones ante los trabajadores alemanes. Natalia Sierra, una de las enfermeras espa?olas, denuncia que cobran sueldos sensiblemente inferiores, que trabajan jornadas de 12 horas sin derecho a descanso y que les obligan a terminar el contrato que hab¨ªan firmado por a?o y medio bajo amenaza de una multa de hasta 6.600 euros. "La empresa ha cancelado el programa acus¨¢ndonos de haber protestado demasiado", asegura rodeada de los activistas que le han proporcionado asesor¨ªa y le han puesto en contacto con el sindicato alem¨¢n Verdi.
El folleto editado de forma conjunta por Verdi, el Grupo de Acci¨®n Sindical y el movimiento 15-M de Berl¨ªn reclama a la empresa el mismo salario por el mismo trabajo y la misma cualificaci¨®n, acabar con los contratos que obligan a permanecer en la compa?¨ªa, clarificar el sistema de asignaci¨®n de plazas en distintos lugares de Alemania, que las horas de trabajo que realizan los empleados no se reduzcan cuando haya menos pacientes, el pago del sueldo en caso de enfermedad y el derecho a las pausas en la jornada laboral.
La movilizaci¨®n sindical no ha logrado a¨²n ninguna de sus reclamaciones. Pero los activistas consideran un ¨¦xito el haber involucrado a unos trabajadores que antes aceptaban unas condiciones abusivas sin rechistar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.