Celso Collazo, un corresponsal que abri¨® caminos
Realiz¨® una labor pionera en las grandes delegaciones de la Agencia Efe
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Cuando llam¨¦ esta ma?ana a su casa, la fr¨ªa voz del contestador me advirti¨® ¡°ahora no puedo atenderle, deje su mensaje¡¡± Hab¨ªa fallecido poco despu¨¦s de que amaneciera este viernes y, naturalmente, no pod¨ªa atenderme. Telefone¨¦ a la desesperada porque me hab¨ªan chivado que hab¨ªa muerto, pero no terminaba de cre¨¦rmelo y quer¨ªa recabar m¨¢s datos. Celso era un personaje capaz de sorprender al m¨¢s pintado y, aunque ten¨ªa 92 a?os y sumaba una docena de operaciones, seguramente aumentadas por su proverbial hipocondr¨ªa, parec¨ªa que manten¨ªa a la muerte alejada y acorralada¡ Su cabeza ha seguido funcionando hasta el final de su vida con la regularidad de una partida de ajedrez.
Celso Collazo Lema ha sido uno de los pioneros de la Agencia Efe. Pertenece a los tiempos en los que Manuel Aznar era el presidente de la Agencia y sus directores sucesivos fueron Carlos Mendo y Alejandro Armesto. Celso Collazo fue delegado en las principales capitales extranjeras, cuando Efe ten¨ªa que mendigar espacios y servicios a sus competidoras internacionales como UPI, Reuters o AP, y mont¨® las oficinas de la agencia en Londres, Mosc¨², Nueva York y Washington. En esas importantes ciudades estableci¨® un estilo y una manera de hacer periodismo y, sobre todo, form¨® a docenas de j¨®venes periodistas, entre los que me encuentro como absoluto deudor de su maestr¨ªa profesional.
Adem¨¢s de ser un gran corresponsal, y quiz¨¢s por eso, fue un personaje peculiar. Cuando se asfixiaba por la falta de libertad en Mosc¨², aprovechaba los fines de semana para ir a Finlandia, donde se compr¨® un Mercedes descapotable que le convirti¨® en la envidia de la colonia extranjera en la capital rusa.
En su juventud contrajo matrimonio con la c¨¦lebre pintora Maria Antonia Dans y tuvo a una hija, Rosal¨ªa Dans, actriz fulgurantemente famosa por su papel estelar en la serie televisiva Los Gozos y las sombras.
En su senectud, la generosidad con la que Celso hab¨ªa vivido le pas¨® factura y tuvo que dejar su ¨²ltimo piso de la calle Orense de Madrid porque era demasiado caro y busc¨® refugio en la casa de un sobrino en el pueblo madrile?o de Guadalix de la Sierra. Traslad¨® all¨ª su biblioteca de 15.000 vol¨²menes, la mayor parte dedicados al periodismo, y se dedicaba a releerlos, hasta que una operaci¨®n de cataratas le priv¨® de ese pen¨²ltimo placer. Entonces se concentr¨® en sus amigos y en su perro Zas, hasta que este tuvo que marcharse¡ Ah¨ª, su vida qued¨® mermada, su vozarr¨®n perdi¨® potencia, y necesit¨® un andador para caminar, pasito a pasito, cada vez m¨¢s lento, pero sin que ello le impidiera seguir disfrutando de otra de sus pasiones, la cocina, de la que fue un depurado virtuoso. Y ahora se nos ha ido, aunque hasta antes de ayer estuvo presto y desgranando recuerdos ante quien quisiera visitarle.
Juan Ca?o fue delegado de la Agencia Efe en Londres y Washington.
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