El acceso a los antivirales contra el VIH ha subido un 77% en tres a?os
M¨¢s del 80% de las personas diagnosticadas en ?frica recibe tratamiento
La extensi¨®n de los tratamientos contra el VIH ha aumentado un 77% desde 2010, seg¨²n el ¨²ltimo informe de Onusida. Eso quiere decir que ya hay 12,9 millones de personas que reciben la medicaci¨®n, lo que supone 5,6 millones m¨¢s que en 2010. En ?frica, el continente m¨¢s afectado, m¨¢s del 80% de las personas diagnosticadas recibe tratamiento. Esta cifra, sin embargo, tiene trampa: hay muchos, hasta el 50%, de los africanos con VIH que no lo sabe. Este gran avance hace que el director de la oficina de la ONU, Michel Sidib¨¦, hable ya del ¡°inicio del fin del sida¡±. Ese es el t¨ªtulo del estudio sobre las desigualdades que ha publicado: Comenzando el fin de la epidemia del sida.
El destacable incremento supone que,?de todas personas con VIH ¡ªuna cifra que incluye a los que se supone infectados pero no lo saben y a aquellos que todav¨ªa no necesitan perentoriamente de la medicaci¨®n, aunque se beneficiar¨ªan de ella¡ª, las?que reciben tratamiento han pasado del 10% al 37%
Pero este dato optimista tiene una contraparte. Y se?ala los campos en los que hay que intensificar los esfuerzos, afirma Onusida en su informe, presentado ayer en Ginebra. El primer foco de atenci¨®n son los 15 pa¨ªses que, en n¨²meros absolutos, representan el 73% de los 35 millones de personas que viven con VIH en el mundo. Son, por orden, Sud¨¢frica, Nigeria, India, Kenia, Mozambique, Uganda, Tanzania, Zimbabue, Zambia, Malaui, China, Etiop¨ªa, Rusia, Brasil y EE UU.
Que haya muchas personas viviendo con VIH en un pa¨ªs no solo tiene una lectura negativa. El n¨²mero de afectados en el mundo va en aumento gracias al efecto de los antivirales. Por eso hay otra lista igual o m¨¢s importante: la de los 15 pa¨ªses que representan el 76% de los 2,1 millones de nuevas infecciones del ¨²ltimo a?o, que tambi¨¦n encabeza Sud¨¢frica. Los mismos 15 pa¨ªses concentran el 74% de los 1,5 millones de muertes por sida del a?o pasado, con la ¨²nica variaci¨®n de que sale EE UU de la lista y entra Congo. Este cambio es una de las se?ales de alerta, e indica la importancia de que se asegure, de una vez, el acceso a la prueba y la medicaci¨®n.
Pero, aparte de los datos, lo importante de este trabajo es que se?ala los d¨¦ficits en la lucha contra la pandemia. El primero es que las adolescentes y mujeres j¨®venes ¡ªsobre todo africanas¡ª representan 380.000 de las nuevas infecciones (el 18%). El segundo es que los hombres que se identifican como gais o que tienen sexo con otros hombres tienen 19 veces m¨¢s probabilidades de estar viviendo con el VIH que la poblaci¨®n en general, con el agravante de que, por culpa de la homofobia social y legal, solo el 10% tiene acceso a la prevenci¨®n.
Adem¨¢s, en general ¡ªaunque siempre hay excepciones, como Espa?a¡ª, las mujeres que se dedican a la prostituci¨®n tienen casi 14 veces m¨¢s probabilidades de estar infectadas por el VIH que el conjunto de mujeres entre 15 y 49 a?os del planeta.
Otra poblaci¨®n especialmente vulnerable es el de los consumidores de drogas por v¨ªa inyectada. De los 12,7 millones que se calcula que hay en el mundo, el 13% tiene el VIH. Estas personas representan el 30% de los nuevos diagn¨®sticos fuera de ?frica. La ONU se?ala tambi¨¦n a otros grupos vulnerables, como la poblaci¨®n reclusa, los migrantes y los transexuales.
Dentro del mundo rico, Espa?a ocupa el tercer lugar en poblaci¨®n afectada, solo por detr¨¢s de EE UU y Francia. Respecto a las muertes, Espa?a pierde un puesto, y queda por detr¨¢s de Italia. En nuevos casos, est¨¢ detr¨¢s de EE?UU, Francia, Reino Unido y Alemania.
Espa?a vive los coletazos de la expansi¨®n de la hero¨ªna en los ochenta, y de la elevada proporci¨®n de infecciones entre los gais actualmente. Pero tiene una ventaja: las pol¨ªticas de reducci¨®n de da?os, como el intercambio de jeringuillas o el acceso a la metadona, o una legislaci¨®n muy avanzada respecto a los homosexuales. En otros pa¨ªses, a esos grupos ¡ªy a los otros se?alados anteriormente¡ª se les persigue. Y eso da alas al virus.
Pol¨ªticas espec¨ªficas
El informe de Onusida recoge algo que se debate hace a?os. Salvo en el ?frica subsahariana, la epidemia del sida no ha sido general: se ha centrado en grupos de personas con unas caracter¨ªsticas especiales: minor¨ªas sexuales, consumidores de drogas, migrantes, reclusos o minor¨ªas raciales, como los negros en EE UU.
En los ochenta y noventa las pol¨ªticas de prevenci¨®n pasaban por alertar de que el riesgo era general. As¨ª se consigui¨® una implicaci¨®n casi universal. Pero, aunque nadie est¨¢ a salvo del VIH, hay situaciones que hacen que una persona sea m¨¢s vulnerable. Esto quiere decir que el anhelo de una erradicaci¨®n o, al menos, de un control, requiere acciones espec¨ªficas y esfuerzos destinados a poblaciones discriminadas, estigmatizadas e incluso perseguidas legalmente. En Espa?a, por ejemplo, las ¨²ltimas campa?as se han centrado en j¨®venes gais. En Europa del Este son los consumidores de drogas los m¨¢s afectados. Una diversidad que obliga a adaptar las pol¨ªticas.
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