El futuro son los restos
En M¨¦xico, un proyecto vecinal hace del patrimonio una lecci¨®n pol¨ªtica y ecol¨®gica En 18 a?os el Museo de Xico ha rescatado de las huertas unas 5.000 piezas prehisp¨¢nicas El MUAC del DF expondr¨¢ la obra de una artista brasile?a sobre esta lucha comunitaria
Genaro pone un ejemplo: ¡°Un d¨ªa un ejidatario estaba sacando piedra y al extraer una se dio cuenta de que en el piso estaba una figurilla sentada. Pero antes de poder recogerla, otra piedra le cay¨® encima y la hizo a?icos. Recogi¨® los pedazos y me los trajo¡±. Genaro los recompuso y descubri¨® que aquella figurilla era Huehuet¨¦otl, el dios del fuego.
En 1996 abri¨® el Museo Comunitario del Valle de Xico, situado en la cordillera sur de la cuenca de la Ciudad de M¨¦xico, en un municipio rural que en cuatro d¨¦cadas ha pasado de ser un pueblo campesino de 40.000 habitantes a un h¨ªbrido de huerta y urbe masiva de 400.000.
Genaro Amaro es el coordinador del museo. Dice que en el pueblo se dieron cuenta de que al hacer labores de campo o de autoconstrucci¨®n de nuevas viviendas se estaban cargando un mont¨®n de restos, y surgi¨® la idea de preservarlos. Xico est¨¢ al pie de dos volcanes muertos donde hubo pueblos ind¨ªgenas desde mil a?os antes de Cristo.
Olmecas, teotihuacanos, coyotlaltecos, toltecas, aztecas.
En dos d¨¦cadas el centro comunitario ha reunido 5.000 piezas encontradas por la gente. Una selecci¨®n de 1.000 se exhibe en el museo, un espacio de tan solo 50 metros cuadrados capitaneado por Genaro Amaro y por un paisano sabio de la zona al que llaman don On¨¦simo.
Amaro dice que la alcald¨ªa del municipio nunca les ayud¨® con el proyecto, hasta que vio que el museo ya era un peque?o tesoro arqueol¨®gico y quiso hacerlo oficial. Pero los vecinos defendieron que siguiese independiente de las autoridades locales y que se mantuviera solo bajo supervisi¨®n del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia en la sede donde est¨¢, un lugar que a su vez tiene una fuerte carga de herencia colonial: es un local de la antigua hacienda de un indiano espa?ol que explot¨® hace m¨¢s de un siglo las tierras de Xico.
Antes de ??igo Noriega, Xico era una isla rodeada de agua. Este emigrante asturiano compr¨® en 1890 unos terrenos que Hern¨¢n Cortes hab¨ªa usado de rancho de cabras y borregos. Noriega construy¨® la Hacienda Xico y para hacer agricultura intensiva desec¨® el lago de Chalco, que era propiedad de los pueblos de la ribera, y extingui¨® las chinampas, el funcional sistema de islotes de cultivo de origen prehisp¨¢nico.
Igual que en el museo se usan los restos para ense?ar historia ind¨ªgena, el despojo de Noriega lo emplean para mostrar la carta blanca que en tiempos del dictador Porfirio D¨ªaz se dio a los inversores extranjeros.
Noriega lleg¨® a tener un ferrocarril privado para comunicar sus haciendas. Junt¨® un ej¨¦rcito de 250 mercenarios. En las noches de boda, las mujeres locales a¨²n se deb¨ªan al hacendado.
Las agresiones sociales y ecol¨®gicas del pasado entroncan con las del presente. En Xico hay un volc¨¢n tapado en el que las urbanizaciones plagan el cerro hasta la cima y otro algo m¨¢s elevado que tiene un cr¨¢ter de tres kil¨®metros de di¨¢metro cuya cavidad es todav¨ªa un enorme campo de ma¨ªz y frijol. Genaro afirma que ha habido ocurrencias peregrinas como usar el agujero de basurero o como construir viviendas dentro. Adem¨¢s de llevar el museo, ¨¦l tiene el deber de proteger el cr¨¢ter. Hace tres a?os, un grupo de l¨ªderes tradicionales de la zona le otorg¨® el cargo de Guardi¨¢n del Volc¨¢n.
Desde la cima de los volcanes, lo que fue una cuenca lacustre se ve como un valle de viviendas elementales de bloque. Pero tambi¨¦n se ve un lago. Genaro explica que hace 30 a?os se hicieron pozos para extraer agua del manto acu¨ªfero y que han ido sacando tanta que el terreno se ha hundido 12 metros, un promedio anual de 40 cent¨ªmetros, creando de nuevo una laguna que los activistas de Xico defienden como una oportunidad de recuperar la armon¨ªa original del entorno e incluso las chinampas para hacer agricultura ecol¨®gica, en lugar de emplearlo de botadero de aguas residuales. La idea de recuperar los grandes lagos que formaban la Ciudad de M¨¦xico hasta que fueron drenados durante la colonia no es una ocurrencia. En los a?os 60 el ingeniero Nabor Carillo encabez¨® un proyecto de rehidrataci¨®n de bald¨ªos secos de lo que fuera el Lago de Texcoco. Quienes aterrizan o despegan hoy del aeropuerto de la ciudad se sorprenden al ver debajo ¨Cen contraste con la panor¨¢mica general de kil¨®metros y kil¨®metros de cemento¨C varias lagunas artificiales que se lograron crear en aquel entonces. Arquitectos como Jorge Legorreta, Teodoro Gonz¨¢lez de Le¨®n o Alberto Kalach han sido defensores de la apuesta estructural por la vuelta al paradigma lacustre como medio para refrenar los problemas ambientales, hidrol¨®gicos y urbanos del crecimiento incesante de la gran mancha gris que es la Ciudad de M¨¦xico.
El reflujo lacustre de Chalco ha sido interpretado como una met¨¢fora de resistencia por la artista brasile?a Mar¨ªa Thereza Alves en su obra The Return of a Lake, que se inaugura el 16 de agosto en el MUAC (Museo Universitario de Arte Contempor¨¢neo) de M¨¦xico DF y que parte de la historia del centro comunitario dirigido por Genaro Amaro. ¡°Las luchas del museo son un ejemplo de militancia cultural contra los intentos continuos de borrar el legado ind¨ªgena¡±, opina la artista en un correo. Alves ha trabajado en otras ocasiones sobre temas de ecolog¨ªa y resistencia comunitaria. Para ella, la historia del museo de Xico representa ¡°la militancia cultural y el coraje de hacer frente a los intentos incesantes de borrar la historia ind¨ªgena¡±. En su opini¨®n, Am¨¦rica no vive una era poscolonial sino que una vez pasados los tiempos de la colonia, siguen padeci¨¦ndose agresiones culturales y sociales que descienden directamente de los postulados ideol¨®gicos del colonialismo.
En la exposici¨®n, Genaro ser¨¢ el curador de seis vitrinas de restos recuperados por los paisanos de Xico. ?l dice que de joven quer¨ªa ser poeta. En vez de eso fue durante a?os empleado de grandes almacenes. Ahora, coordina un museo arqueol¨®gico y es el guardi¨¢n de un volc¨¢n.
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