¡°Mis hijos no quieren ver a su padre porque le tienen p¨¢nico¡±
Los jueces solo suspenden las visitas a los ni?os en el 3% de los casos de maltrato
Los mellizos de Antonia G. tienen p¨¢nico a su padre. Desde que nacieron, en 1999, aprendieron de su madre a no llevarle la contraria para que no se enfadara. "Y en cuanto le o¨ªan abrir la puerta por las noches, muchas veces bebido, corr¨ªan a su cama para fingir que dorm¨ªan", recuerda. Pese a estas precauciones, a menudo se pon¨ªa violento, insultaba y amenazaba con matar a toda la familia. Un d¨ªa estuvo a punto de hacerlo: los encerr¨® a los tres en el coche, fue a buscar al trastero dos bombonas de gas y, justo cuando volv¨ªa, apareci¨® un vecino que evit¨® la tragedia.
En 2010, Antonia decidi¨® pedir ayuda a los servicios sociales y vivi¨® durante 10 meses en una casa de acogida de Madrid. El juez le concedi¨® una orden de alejamiento por maltrato, pero oblig¨® a los ni?os a visitar a su padre todos los s¨¢bados durante dos horas. ¡°Ten¨ªa que forzarles, no quer¨ªan verle porque les daba terror. Se quedaban callados y volv¨ªan a casa amargados¡±, recuerda. Durante varias semanas incluso se le permiti¨® estar con los ni?os a solas, pese a que a?os atr¨¢s hab¨ªa raptado en Per¨² a su hijo mayor, fruto de una relaci¨®n anterior, para llev¨¢rselo primero a Brasil y luego a Espa?a. Antonia recurri¨® y logr¨® que las visitas fueran supervisadas. Eso alivi¨® su temor al secuestro, pero no la angustia por la tortura que sufr¨ªan sus mellizos cada s¨¢bado.
No hay denuncias falsas
Antonia G. tuvo la suerte de contar con la ayuda de los psic¨®logos y abogados especializados en violencia de g¨¦nero de la Federaci¨®n de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas. Gracias a ellos consigui¨® que sus hijos no tuvieran que volver a ver a la persona que les aterrorizaba, su propio padre. Su presidenta, Ana Mar¨ªa P¨¦rez del Campo, cree que la sentencia de la ONU sobre el caso de ?ngela Gonz¨¢lez va a ayudar a que los jueces dicten medidas cautelares con m¨¢s frecuencia. ¡°Podremos presentar ese dictamen cuando encontremos resistencias en los juzgados. Y tambi¨¦n servir¨¢ para recordar que si los ni?os no quieren ver a sus padres maltratadores es porque les tienen miedo, no porque su madre les haya manipulado. Esa es otra idea falsa contra la que hay que luchar siempre¡±, dice P¨¦rez del Campo.
Antonia, de hecho, tuvo que luchar contra ese estereotipo en el propio punto de encuentro al que llevaba a sus mellizos para que visitaran su padre. ¡°A veces me rega?aban porque los ni?os no quer¨ªan quedarse, como si yo tuviese la culpa. Y me recordaban que estaba obligada a llevarles, mientras que a ¨¦l nadie le recordaba que ten¨ªa que pagar la pensi¨®n de sus hijos, cosa que no hac¨ªa casi nunca¡±, asegura.
La juez Inmaculada Montalb¨¢n insiste en que la idea de que las mujeres manipulan a sus hijos contra los padres es completamente falsa. ¡°Es triste que despu¨¦s de 10 a?os desde la aprobaci¨®n de la Ley de Violencia de G¨¦nero no hayamos podido acabar con este mito. Y es uno de los m¨¢s da?inos porque ataca a la credibilidad de las mujeres cuando ponen una denuncia de maltrato¡±, lamenta. Seg¨²n el ¨²ltimo estudio del Observatorio sobre este asunto el n¨²mero de denuncias falsas fue solo el 0,01% del total.
La semana pasada, la ONU conden¨® a Espa?a a indemnizar a ?ngela Gonz¨¢lez, cuyo maltratador asesin¨® a su hija en 2003 durante una visita sin supervisi¨®n, por no proteger a la ni?a pese a las reiteradas denuncias de la madre. El Gobierno admiti¨® aquel error, aunque record¨® que ahora ser¨ªa muy dif¨ªcil que ocurriera un caso como aquel gracias a la Ley contra la Violencia de G¨¦nero de 2004. Pero ejemplos como el de Antonia demuestran que en la pr¨¢ctica siguen produci¨¦ndose situaciones de riesgo. Y las cifras lo confirman: seg¨²n el Observatorio contra la Violencia de G¨¦nero del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), los jueces solo suspenden el r¨¦gimen de visitas de los hijos a los padres maltratadores en el 3% de los casos y establecen medidas de protecci¨®n para los ni?os en el 2,2%.
A Antonia le cost¨® tres a?os conseguir que sus hijos no estuvieran obligados a ver a su padre. En 2013, el juez que tramit¨® su divorcio suspendi¨® las visitas y estableci¨® que no se reanudar¨ªan hasta que el maltratador se sometiera a un tratamiento psiqui¨¢trico. Para lograr esa sentencia la madre tuvo que relatar decenas de veces su historia de malos tratos: la brutal paliza que le destroz¨® la cara poco despu¨¦s de casarse, el d¨ªa que su marido estrell¨® un plato junto a las cunas donde dorm¨ªan los mellizos, los tres intentos de suicidio del hombre¡ Y un episodio que no dejaba lugar a dudas: la noche que ech¨® de casa a su hijo mayor despu¨¦s de que este, a los 16 a?os, le hiciera frente con un cuchillo. El maltratador nunca fue al psiquiatra y regres¨® a Per¨², su pa¨ªs natal. Los mellizos ahora duermen tranquilos, pero les quedan secuelas. ¡°Muchas veces la ni?a se pone a llorar de repente, sin motivo. Y el ni?o est¨¢ agresivo, se est¨¢ volviendo violento¡±, explica la madre.
El dictamen de la ONU reconoce el avance que supuso en Espa?a la Ley de Violencia de G¨¦nero, pero se?ala tambi¨¦n que persisten estereotipos de g¨¦nero en los juzgados que propician situaciones como la que condujo al asesinato de la hija de ?ngela. El m¨¢s extendido de esos estereotipos, seg¨²n reconoce la magistrada Inmaculada Montalb¨¢n, que fue presidenta del Observatorio desde 2008 hasta marzo de 2014, ¡°es la idea de que se puede ser un buen padre siendo maltratador, cuando los hijos son de hecho tambi¨¦n v¨ªctimas por ser testigos de esa violencia. La prueba est¨¢ en que incluso cuando el hombre ha asesinado a su mujer, muy pocas veces se le retira la custodia¡±. ¡°No solo persiste este estereotipo entre los jueces, sino en la sociedad. Eso solo se puede combatir con formaci¨®n y educaci¨®n¡±, a?ade.
La juez ?ngeles Carmona, actual presidenta del Observatorio del CGPJ, admite tambi¨¦n que se siguen produciendo situaciones de desprotecci¨®n. ¡°Precisamente trabajamos para corregir este problema. Est¨¢ ya en marcha la modificaci¨®n de la Ley de Violencia de G¨¦nero para incluir a los menores como v¨ªctimas directas, tal como recoge el anteproyecto de ley de protecci¨®n a la infancia. Eso obligar¨¢ a los jueces a estudiar medidas de protecci¨®n para los hijos por defecto, aunque el fiscal o la madre no lo soliciten, algo que ocurre a menudo porque las maltratadas a veces no son conscientes del peligro y creen tambi¨¦n que los padres deben ver a sus hijos¡±, asegura.
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