B.K.S. Iyengar, el gur¨² que extendi¨® el yoga en occidente
En 2004 fue elegido una de las cien personas m¨¢s influyentes del mundo por la revista 'Time'
La poeta Chantal Maillard me cont¨® en una ocasi¨®n que fue a Pune a conocer el centro de ense?anza de B.K.S. Iyengar, uno de los maestros de yoga m¨¢s importantes del mundo. Iyengar hab¨ªa ense?ado al escritor Aldous Huxley y al violinista Yehudi Menuhin y, bajo su tutela, la reina Elisabeth de B¨¦lgica hab¨ªa realizado la postura sobre la cabeza a los ochenta a?os. Sus libros sobre la pr¨¢ctica del yoga y su antigua filosof¨ªa ten¨ªan una enorme difusi¨®n, especialmente Luz sobre el Yoga, considerado un cl¨¢sico. El centro donde impart¨ªa sus clases era el Ramamani Iyengar Memorial Institute, que hab¨ªa fundado en 1973 y al que acud¨ªan numerosos seguidores, sobre todo occidentales, anhelosos de profundizar su pr¨¢ctica y de conocer al maestro. Al entrar en el peque?o jard¨ªn que rodeaba el edificio, Maillard vio a un anciano inclinado sobre las plantas. Se aproxim¨® a ¨¦l y charlaron unos instantes amigablemente. Luego ¨¦l se alej¨® y ella prosigui¨® su camino. S¨®lo despu¨¦s se enter¨® de que aquel hombre, que hab¨ªa tomado por el humilde jardinero, era Iyengar.
Guruji, como le llaman sus disc¨ªpulos, muri¨® el mi¨¦rcoles, 20 de agosto, en el hospital. Ten¨ªa 95 a?os. Cuando le preguntaban por la muerte, afirmaba que para un yogui carece de importancia.
Practicaba cada d¨ªa, y ten¨ªa un claro sentido del humor, que un¨ªa a su sabidur¨ªa, su disciplina, su severidad, su carisma y su pasi¨®n por el yoga. Una pasi¨®n que supo contagiar, pues nadie ha hecho m¨¢s que ¨¦l por popularizarlo. En 2004 fue elegido una de las cien personas m¨¢s influyentes del mundo por la revista Time. Su puente a Occidente fue el violinista Yehudi Menuhin, que oy¨® hablar del yogui en un viaje que hizo a Bombay en 1952 y le cit¨® para tener una breve conversaci¨®n. Iyengar lleg¨® a Bombay tras un viaje de siete horas y la entrevista se convirti¨® en una sesi¨®n de tres horas y media que dio origen a una larga amistad. Menuhin, que aseguraba que Iyengar hab¨ªa transformado su forma de tocar, le llev¨® a Suiza, donde otros m¨²sicos buscaron sus consejos.
Iyengar viaj¨® a partir de entonces por Europa y Am¨¦rica dando conferencias y haciendo demostraciones. Convencido de que todos pueden practicar yoga, entren¨® a cientos de profesores, que transmiten con entusiasmo y dedicaci¨®n su ense?anza, un enfoque que utiliza soportes como cuerdas y sillas para mejorar la alineaci¨®n del cuerpo y que requiere un intensa concentraci¨®n, sin olvidar que el objetivo es espiritual. ¡°El yoga es m¨¢s que f¨ªsico. Es celular, mental, intelectual y espiritual, afecta al hombre en todo su ser¡±. El cuerpo es el arco; la asana, la flecha; y el alma, el objetivo.
Iyengar recibi¨® los premios m¨¢s prestigiosos de la India, adem¨¢s de ser candidato al Nobel de la Paz. Una trayectoria asombrosa para un ni?o que naci¨® en Bellur, una aldea al sur de la India, y cuya infancia estuvo ensombrecida por la pobreza y las enfermedades, hasta el punto de que los doctores predijeron que no vivir¨ªa m¨¢s all¨¢ de los 20 a?os. A los 16, empez¨® a practicar bajo la tutela de su cu?ado, T. Krishnamacharya, hoy considerado el padre del moderno yoga. El joven era tan pobre que se manten¨ªa con arroz y agua, mientras iba de un pueblo a otro para demostrar su fuerza y flexibilidad por unas pocas monedas. A los 18 a?os viaj¨® a Pune para ense?ar por orden de su maestro y all¨ª se cas¨®, estableci¨® su familia y empez¨® a darse a conocer.
De sus seis hijos, dos de ellos contin¨²an su labor al frente del Ramamani Iyengar Memorial Institute: su hija Geeta y su hijo Prashant, al igual que su nieta, Abhijata Sridhar.
A Guruji le saludar¨¢n con respeto hoy y todos los d¨ªas venideros sus numerosos alumnos en Europa, Asia y Am¨¦rica. Al igual que en su aldea natal, Bellur, donde cre¨® una fundaci¨®n que trabaja activamente para mejorar las vidas de sus habitantes.
Nuria Barrios es escritora y alumna del Centro de yoga Iyengar de Madrid-Sol.
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