Cerrando etapas

Seg¨²n van pasando los d¨ªas eres consciente de la capacidad de adaptaci¨®n que tenemos las personas. Ese ba?o de un metro cuadrado con v¨¢ter, ducha y lavabo que antes me parec¨ªa antihigi¨¦nico, es ahora el momento del d¨ªa de descanso, ducha y desconexi¨®n. El camastro que antes no me dejaba descansar es ahora ese colch¨®n maravilloso donde duermo cada d¨ªa, con unas s¨¢banas de Dora la exploradora.

Adaptarse a vivir en otro entorno donde ya los puestos ambulantes no te sorprenden porque adaptaste tu mirada. Adaptarse o morir que se suele decir, ?Adaptarse o esperar a que se pare el mundo! El coraz¨®n y la raz¨®n tienen mucho poder de adaptaci¨®n y pueden dividirse en mil trocitos.

Un equipo en una misi¨®n es como una peque?a familia. Son esos amigos que han compartido contigo peque?os detalles, momentos dif¨ªciles, los ratos de a?oranza de tu familia y el d¨ªa a d¨ªa. Y cuando uno se va, cuando la maleta ya empieza a estar en la agenda para partir, hacen que sientas emociones que no se pueden describir. El equipo es una parte esencial en una misi¨®n. Qu¨¦ ser¨ªa de un partido de baloncesto sin p¨ªvot, base o alero; de un equipo ciclista sin un gregario que ayuda a cerrar etapas al l¨ªder, o de un piloto sin un mec¨¢nico. El equipo es esa uni¨®n de piezas que aunque parece que no tienen nada que ver entre s¨ª, forman un puzzle y dan forma a una imagen, una foto, una misi¨®n.

El deseo de volver a casa y encontrarte con los tuyos es sin duda lo que m¨¢s se ans¨ªa. Pero ese sentimiento de alejarte de los que han vivido contigo en la cuerda floja tambi¨¦n se queda grabado a fuego. Vivimos estos d¨ªas con intensidad.

En breve salgo de la zona de construcci¨®n del hospital, con la tarea concluida, de Kenema, de Sierra Leona. Y pongo rumbo a la rutina que aqu¨ª tanto a?oras. Pero sientes que un pedazo de tu coraz¨®n queda aqu¨ª, entre las personas que han estado contigo. Los que se fueron y por supuesto los que dejas en este lugar: los h¨¦roes de la historia que nacieron aqu¨ª, que viven aqu¨ª y que tienen esa capacidad de adaptarse a lo que les ha tocado vivir.

El equipo se va deshaciendo poco a poco, retomamos nuestras vidas y atr¨¢s quedan las esperanzas, las emociones, los sentimientos encontrados y un sin fin de an¨¦cdotas que solo har¨¢n gracia a los que las compartieron contigo. Y nos llevamos en nuestra maleta mucho combustible para pensar y saber que la vida hay que saborearla, disfrutarla, sentirla desde que nos levantamos hasta que anochece. Nos llevamos la grandeza de un pueblo, la capacidad de adaptarnos y el sentimiento del miedo de saber que aqu¨ª hay un virus que mata, que no se ve, pero que mata. Que no le sientes pero que est¨¢. Que hace sufrir, que mata; que afecta a familias completas, que mata; que tiene en los ni?os su mejor aliado, que mata. Y que por mucho que nos adaptemos, no puede dejarnos indiferentes, porque el d¨ªa que no nos emocione o nos preocupe, ese d¨ªa, ya no estaremos preparados para salir de misi¨®n.

Esto se acaba y otras aventuras estar¨¢n por llegar. Y mientras tanto nos adaptaremos a nuestra vida de nuevo, como si llev¨¢ramos un siglo. Y cuando estemos en casa, nos parecer¨¢ que estuvimos aqu¨ª hace a?os. Capacidad de adaptaci¨®n que se llama. Yo quiero verlo como ganas de cambiar el mundo.