Amor sin candados en Par¨ªs
El Ayuntamiento instala vitrinas en el Pont des Arts para que los cerrojos no da?en la estructura
La capital francesa no fue nombrada ciudad universal del amor en un arrebato de generosidad. Sus edificios, sus plazas, sus jardines; todo, hasta el aroma a cruasanes reci¨¦n horneados que emana de las brasseries, invita al viajero a ponerse mimoso. Pero si hay un enclave en Par¨ªs que destaca por su romanticismo es el Pont des Arts, a juzgar por las miles de parejas que cada a?o cuelgan all¨ª un candado con su nombre para tirar despu¨¦s la llave al r¨ªo en se?al de amor eterno. La costumbre, sin embargo, podr¨ªa tener los d¨ªas contados. El Ayuntamiento ¡ªque estima en m¨¢s de 700.000 el n¨²mero de candados y en 18.500 kilos el peso que soportan sus barandillas¡ª ha comenzado a sustituir las verjas del puente por paneles transparentes, ante el miedo de que tanta carga da?e la estructura de la pasarela.
La medida, que seguramente se aplique en otros puentes de la zona en los que se empieza a mimetizar esta tradici¨®n simb¨®lica, ha estado a punto de frustrar los planes de Samuel y Martha. Este matrimonio de Nebraska (EEUU) decidi¨® celebrar sus bodas de plata en Par¨ªs. La visita al Pont des Arts no pod¨ªa faltar. ¡°Me dar¨ªa mucha pena que acabasen con los candados. Sin ellos esto pierde su encanto¡±, opina la mujer. Para ella es la primera vez. Su marido, sin embargo, ha sellado ya su amor tres veces en el puente parisiense. ¡°?Qu¨¦ quieres que haga? Siempre he tenido mucho cari?o que dar¡±, bromea mientras se aferra a la mano de su esposa.
El detonante de este invasivo fen¨®meno ¡ªque comenz¨® en 2008¡ª fue la novela Tengo ganas de ti, de Federico Moccia, cuyos personajes celebraban as¨ª su compromiso en Roma. No se trata de un caso aislado: la propia Ciudad Eterna, Helsinki, Colonia o Nueva York tambi¨¦n tienen su puente del amor. La leyenda, sin embargo, se remonta hasta la Primera Guerra Mundial y sit¨²a el origen del rom¨¢ntico gesto en un peque?o pueblo de Serbia llamado Vrnjacka Banja. All¨ª viv¨ªan Relja, soldado de profesi¨®n, y su novia Nada, maestra de escuela. A punto de casarse, el joven fue enviado a combatir a Grecia, donde conoci¨® a otra mujer y nunca m¨¢s regres¨®. Las amigas de la afligida profesora colgaron candados con sus nombres y los de sus novios en el puente de la localidad, convencidas de que de esta manera no correr¨ªan la misma suerte.
El Ayuntamiento ha alentado a las parejas para que sustituyan la costumbre por una autofoto
La prueba inequ¨ªvoca de que el Pont des Arts, que mide 155 metros de largo y une el museo del Louvre con la Academia Francesa, ya no soporta m¨¢s peso lleg¨® en junio, cuando se desplom¨® una parte de la barandilla. El Ayuntamiento alent¨® entonces a los visitantes a que sustituyesen esta costumbre por una autofoto. Aunque cientos de personas han colgado la suya en Twitter bajo el hashtag #lovewithoutlocks [amor sin candados], los vendedores a la orilla del Sena como Rashid, que los tiene a cinco y siete euros los de llave y a 10 los de combinaci¨®n num¨¦rica, no han notado una merma significativa en las ventas. ¡°Paris es la ciudad del amor y estamos todos orgullosos de ello, pero hay otras formas m¨¢s bonitas de demostrar afecto¡±, rezaba el comunicado que el Consistorio emiti¨® hace unos d¨ªas. Emmanuel Pinaud, una ingeniera que cada ma?ana atraviesa la pasarela para ir al trabajo, opina lo mismo: ¡°Me da igual que algunos lo encuentren rom¨¢ntico. Para m¨ª es horrible, adem¨¢s de peligroso¡±. A su lado, una pareja de japoneses se retrata en el d¨ªa de su boda. Al r¨ªo tiran la llave, y hasta el ramo de la novia.
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