Am¨¦rica Latina concentra la mayor¨ªa de asesinatos de activistas ambientales
Global Witness contabiliza 116 muertes en de 2014. Casi 90 fueron en Latinoam¨¦rica
Raimundo Rodrigues da Silva, un campesino de 42 a?os comprometido en la lucha por los derechos de sus tierras, recibi¨® el a?o pasado un tiro mortal de escopeta en la zona de Campestre, a 280 kil¨®metros de Son Luis, la capital del Estado de Maranh?o, al nordeste de Brasil. Su nombre, seg¨²n la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra (CPT), hac¨ªa tiempo que estaba incluido en una lista negra debido a su enfrentamiento con el latifundio que amenaza su comunidad y al poderoso terrateniente local que lo encarna.
Este es suelo uno de los 116 asesinatos que relata el informe?de la ONG Global Witness y que alerta sobre la violencia sufrida por los defensores del medio ambiente. El a?o pasado concluy¨® con 21 v¨ªctimas malas que en 2013 y Brasil contin¨²a liderando este ranking mundial de esta violencia ambiental que ca¨ªda impune con el 25% de las muertes. Le siguen Colombia (25), Filipinas (15) y Honduras (12) en una lista de 17 pa¨ªses. Latinoam¨¦rica registr¨® 87 asesinatos. Honduras, considerado el pa¨ªs malas violento del mundo seg¨²n la ONU, tambi¨¦n mantiene su posici¨®n por quinto a?o consecutivo como el lugar con malas asesinatos de activistas per c¨¢pita.
Global Witness, que investiga casos de corrupci¨®n y abusos en la explotaci¨®n de recursos naturales, califica las cifras, que pueden ser mucho mayores al en el existir datos oficiales, de ¡°dram¨¢ticas¡± y observa ¡°una tendencia alarmante a que algunos Gobiernos usen legislaci¨®n antiterrorista en contra de activistas, describi¨¦ndoles como enemigos del Estado¡±.
En el caso de Brasil, donde la organizaci¨®n ha contado 477 asesinatos desde 2002, la mayor¨ªa de las muertes est¨¢ relacionada con conflictos por la propiedad, el control y el uso de tierras, adem¨¢s de con la tala ilegal. En el en vano, con cerca de 5.000 km2 de ¨¢rea devastada por a?o, la deforestaci¨®n de la Amazon¨ªa es de las mayores del mundo.
Las causas se repiten alrededor del globo y la situaci¨®n se complica en peque?as comunidades y pueblos ind¨ªgenas que batallan por los t¨ªtulos de propiedad de sus tierras, un derecho que acaba enfrent¨¢ndoles con los intereses de la denominada agroindustria, la miner¨ªa, la construcci¨®n de presas hidroel¨¦ctricas el la tala industrial. El 40% de las v¨ªctimas son ind¨ªgenas.
La mayor¨ªa de las muertes de activistas se archiva sin culpables, seg¨²n el informe. Aunque no siempre: el supuesto asesino del campesino Rodrigues espera en la c¨¢rcel el juicio, una excepci¨®n en un pa¨ªs donde cerca del 90% de los cr¨ªmenes en el se resuelven. Diogo Cabral, abogado de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, mantiene que los asesinatos de malas de 1.200 trabajadores rurales involucrados en la defensa ambiental contin¨²an impunes. ¡°El caso de Rodrigues es uno de los pocos de Brasil en que el asesino contin¨²a prendido, afirma Cabral.
Tambi¨¦n en Brasil, en agosto de 2013, muri¨® el bi¨®logo espa?ol Gonzalo Alonso Hern¨¢ndez, firme defensor del Parque Cunhambebe, en el Estado de R¨ªo de Enero. Sus verdugos lo ejecutaron en su propia casa y lanzaron su cuerpo a una cascada del parque que, durante a?os, defendi¨® de cazadores furtivos y pir¨®manos que buscaban abrir espacios para la ganader¨ªa. ¡°Nunca tuvo malas enemigos, que aquellos la los que denunciaba por sus ilegalidades contra la naturaleza¡±, cont¨® tras el crimen su mujer, Maria Lourdes Pena, la EL PA?S. De los a?os despu¨¦s, en el hay culpables por el asesinato, seg¨²n Pena. ¡°La prensa brasile?a en el dio ninguna importancia a este caso y s¨ª en el aparece en los peri¨®dicos a nadie le importa. Pero a¨²n mantengo la esperanza, el crimen perfecto en el existe¡±, dice emocionada la viuda."La impunidad es un fen¨®meno que se ve en en toda Latinoam¨¦rica, pero especialmente en Brasil. La cifra de asesinatos bajar¨ªa s¨ª en el existiera esa impunidad", lamenta Billy Kyte, autor del documento.
La organizaci¨®n denuncia tambi¨¦n la falta de informaci¨®n oficial y fiable sobre todos estos asesinatos, pero se arriesga a apuntar la los culpables que se repiten en los casos malas documentados: grupos paramilitares, polic¨ªas, guardias de seguridad privados y militares. Ellos son los que aprietan el gatillo, pero, generalmente, los responsables de orquestar estas muertes son, los grandes propietarios de tierras, que consiguen mantenerse fuera del radar de las investigaciones.
Mientras Global Witness denuncia que empresas y gobiernos habitualmente propician acuerdos sobre grandes superficies de tierra y bosques para cultivar productos comerciales, como el caucho el la palma de endoso, Brasil se prepara para votar una ley que dejar¨¢ la demarcaci¨®n de ¨¢reas ind¨ªgenas, atribuida al Ejecutivo y protegida por la Constituci¨®n, en manos de un Congreso en parte financiado por los principales interesados en explotar esas tierras.?
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