#MeToo: romper el silencio
El movimiento es un desaf¨ªo porque cuenta lo invisible, lo que siempre estaba ah¨ª pero que ni siquiera las propias v¨ªctimas pod¨ªan denunciar
Las razones por las que el movimiento #MeToo ha sido un fen¨®meno global de gran transcendencia pol¨ªtica y social hay que buscarlas m¨¢s all¨¢ de las redes sociales o del ecosistema digital. Aunque su viralidad disruptiva ha sido decisiva: fue la mayor tendencia de 2017, seg¨²n Ezy Insights, la compa?¨ªa finlandesa especializada en m¨¦tricas de redes sociales. En Twitter, por ejemplo, #MeToo fue tendencia en al menos 85 pa¨ªses que, adem¨¢s, la adaptaron a su propio idioma. La gran paradoja: fue un impacto de comunicaci¨®n global basado en el gran silencio personal y oculto de millones de mujeres.
El MeToo es un desaf¨ªo completo. Reta porque cuenta lo invisible, lo que siempre estaba ah¨ª pero que ni siquiera las propias v¨ªctimas quer¨ªan o pod¨ªan mirar o reconocer. Mucho menos contar o denunciar. El MeToo es un proceso de la construcci¨®n del nosotras inclusivo: del yo al nosotras. Del yo aislado, ¨ªntimo y vergonzante, al nosotras colectivo, solidario y reivindicativo. Del singular al plural que ha permitido una toma de conciencia transformadora y, tambi¨¦n, sanadora. Contarlo ha liberado, desde el dolor; y, a la vez, ha dado fortaleza y conciencia.
El contraplano ha sido el #YoTeCreo. Si la agresi¨®n es silenciada, es ignorada. Por eso, cuando ha adquirido visibilidad, magnitud, dimensi¨®n, se ha cuestionado su credibilidad. Y el MeToo se transform¨®, tambi¨¦n, en una lucha por la verdad con el Yo Te Creo. El impacto pol¨ªtico es incuestionable. Suecia, por ejemplo, ha aprobado este a?o la ley en la que el sexo sin consentimiento expl¨ªcito ser¨¢ violaci¨®n.
El reto es personal y global. Afecta a todas las mujeres en todo el mundo y sea cual sea su condici¨®n. Dej¨®, r¨¢pidamente, de ser un tema de actrices, exitosas y estadounidenses, para ser un tema de todas las mujeres, an¨®nimas y en todo el mundo. Esta transversalidad y globalidad hace que la causa del MeToo tenga una capacidad movilizadora en tres dimensiones: la condici¨®n individual como parte de un sujeto colectivo (#MeToo), la denuncia p¨²blica como acci¨®n (#Cu¨¦ntalo) y la credibilidad como herramienta pol¨ªtica (#YoTeCreo).
La capacidad transformadora del #MeToo reta a las mujeres, pone a la defensiva a muchos hombres y nos interpela a todos. Lo hemos visto recientemente, otra vez. El pasado lunes el presidente estadounidense, Donald Trump, denunci¨® que el MeToo ha generado un ambiente que da ?mucho miedo?, al comentar las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre su candidato al Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh. ?Para los hombres j¨®venes en EEUU, este es un momento que da mucho miedo, cuando puedes ser (declarado) culpable de algo de lo que quiz¨¢ no eres culpable. Es un momento muy, muy dif¨ªcil?, dijo Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca. M¨¢s all¨¢ de la previsibilidad de las opiniones y declaraciones de Trump, el dato relevante es esta apelaci¨®n al miedo de los hombres como un argumento exculpatorio. La lucha por el relato seguir¨¢ siendo decisiva. El principal miedo es de las v¨ªctimas. Punto.
La revista Time, en su edici¨®n de diciembre 2017, nombr¨® como ¡®Personas del A?o¡¯ a personalidades como Ashley Judd, Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Taylor Swift, Megyn Kelly, la congresista de California Jackie Speier y, adem¨¢s, a todas las mujeres que han denunciado casos de acoso sexual por parte de hombres poderosos. ?Por darle una voz a los secretos a voces, por cambiar las redes de rumores a las redes sociales, por forzarnos a aceptar que pasan cosas inaceptables, las personas que rompieron el silencio son la Persona del A?o 2017?, fue el argumento de los editores para su decisi¨®n.
Romper el silencio ha sido la clave. No hay peor condena y prisi¨®n que el silencio que te oprime. El miedo al oprobio p¨²blico es una agresi¨®n m¨¢s a las mujeres que padecen acoso y violencia sexual. Me Too ha liberado una mordaza interior y ha convertido el grito en un espejo de nuestra sociedad.
Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n
Puedes seguir EL PA?S Opini¨®n en Facebook, Twitter o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.