L¨ªderes machistas, el reverso del Me Too
Bolsonaro, Trump y Duterte ganan elecciones a pesar de su confesa falta de respeto hacia las mujeres
Es un hecho que el feminismo no forma parte del ADN de las formaciones m¨¢s conservadoras y populistas. Estas dicen defender la igualdad, pero dificultan con frecuencia las medidas para alcanzarla. En Hungr¨ªa, por ejemplo, el Gobierno de Viktor Orb¨¢n, adem¨¢s de deso¨ªr las normas europeas y abominar de la inmigraci¨®n, ha abierto la batalla contra el ¡°lobby feminista¡±, en palabras de un soci¨®logo af¨ªn al Ejecutivo, y pretende prohibir los estudios de g¨¦nero que se cursan en la universidad. Es una ofensiva a¨²n t¨ªmida, pero de gran calado en una sociedad en la que ha primado tradicionalmente la ciencia, la cultura y la igualdad.
En Francia, el Gobierno afronta ciertas dificultades para legalizar la inseminaci¨®n artificial a mujeres solas y lesbianas. ?Qui¨¦nes se oponen? La ultraderechista y populista Reagrupaci¨®n Nacional de Marine Le Pen y los conservadores de Laurent Wauquiez.
Este tipo de tensiones no son nuevas. S¨ª lo es la aparici¨®n de mandatarios que ganan en las urnas a pesar de su confesa falta de respeto hacia las mujeres. El caso de Donald Trump es el m¨¢s aireado, pero no el ¨²nico. Rodrigo Duterte gan¨® las presidenciales en Filipinas con un discurso inaceptable contra la delincuencia, pero tambi¨¦n con perlas escandalosamente machistas. ¡°Dicen que se est¨¢n produciendo muchas violaciones en Davao¡±, declar¨®. ¡°Si hay muchas mujeres bonitas, habr¨¢ muchas violaciones¡±.
Muy lejos de Filipinas (100 millones de habitantes, por cierto), en Brasil (207 millones), el candidato Jair Bolsonaro, ganador en la primera vuelta de este domingo, adereza su discurso autoritario, racista y hom¨®fobo con mensajes tan hirientes como los de Duterte. ¡°Yo a usted no la violar¨ªa porque no se lo merece¡±, le dijo a una diputada. Su mano derecha, Hamilton Mour?o, ha alertado de que los hogares sin varones son ¡°f¨¢bricas de seres inadaptados¡±. Las brasile?as est¨¢n indignadas y se han movilizado de forma masiva, pero sus protestas no han sido suficientes para parar al ultraderechista. Lo mismo ocurri¨® con Trump.
Que esta deriva llegue en plena era del Me Too resulta parad¨®jico, salvo que exista un v¨ªnculo entre la intensidad de los avances de ellas y la furibunda reacci¨®n de los m¨¢s recalcitrantes. Ocurre en el ¨¢mbito privado de los cr¨ªmenes machistas, que suelen ser la respuesta violenta y brutal de un var¨®n despechado frente al intento de ella de abandonarle. Ser¨ªa el lado positivo de la historia porque reflejar¨ªa el poder del movimiento feminista actual. El negativo es el obvio: los millones de votos (incluidos los femeninos) que cosechan estos personajes, ignorando que el machismo brutal de estos l¨ªderes es incompatible con principios democr¨¢ticos muy elementales. El machismo, como la homofobia, es se?a de identidad del populismo.
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