Un instituto sin rotuladores rojos
El ¡®Cabrera Pinto¡¯, en La Laguna, ha eliminado este material para proteger a una alumna con una alergia grave al colorante E120
En el Instituto ¡®Cabrera Pinto¡¯, el primero que se abri¨® en Canarias, en 1846, est¨¢n prohibidos los rotuladores de pizarra rojos y naranjas. Lo decidi¨® la directiva hace tres a?os para proteger a una de sus alumnas, Andrea. Ella tiene alergia a una prote¨ªna de la cochinilla, insecto originario de Am¨¦rica que se utiliza para hacer el colorante carm¨ªn E120, presente en muchos productos, desde pinturas o l¨¢pices de labios a alimentos como el jam¨®n cocido y el yogur de fresa. Cualquier tipo de contacto le provoca una reacci¨®n. A veces es una urticaria, pero otras es un shock anafil¨¢ctico que le impide respirar.
¡°Cuando Andrea lleg¨® al instituto, no ¨¦ramos tan conscientes de la gravedad de la alergia. Como era a un colorante, pens¨¢bamos en algo exclusivamente alimentario¡±, comenta Cristina ?lvarez, jefa de estudios del instituto. ¡°Pero un d¨ªa un profesor utiliz¨® un rotulador rojo en clase y le dio una reacci¨®n muy fuerte¡±. En los rotuladores, la prote¨ªna se volatiliza y llega v¨ªa inhalaci¨®n. ¡°Decidimos prohibirlos completamente en todo el centro, y cada a?o enviamos un correo al principio de curso para record¨¢rselo a los profesores. Nadie ha protestado, tampoco padres ni alumnos¡±. La prohibici¨®n no incluye los bol¨ªgrafos rojos, que est¨¢n hechos de otro material y s¨®lo le afectan por contacto con la piel.
Andrea ten¨ªa 12 a?os cuando le dio el primer shock anafil¨¢ctico y su madre la llev¨® zumbando al hospital despu¨¦s de que le pusieran una inyecci¨®n de adrenalina en el centro m¨¦dico. Pero dar con la causa fue dif¨ªcil. Tras varios brotes, la doctora Inmaculada S¨¢nchez, alerg¨®loga del Hospital Universitario de Canarias, le dijo un d¨ªa que apuntara absolutamente todo lo que com¨ªa, y salt¨® la alarma despu¨¦s de tomarse unos caramelos Skittles.
¡°Me puso varios en el brazo y fuimos viendo que el rojo, el rosa y el violenta me hac¨ªan reacci¨®n¡±, cuenta Andrea. ¡°Entonces contact¨® con el fabricante y se dio cuenta de que pod¨ªa ser el colorante, que se sacaba de la cochinilla. Se fue a una tunera a buscar el bicho para hacerme una prueba y me dio reacci¨®n¡±.
Seg¨²n un estudio reciente de cient¨ªficos japoneses en la revista Allergology International, se trata de una alergia mal identificada: ¡°La literatura cient¨ªfica probablemente haya estimado a la baja el n¨²mero de casos de afectados por reacci¨®n al¨¦rgica al colorante de la cochinilla debido a que los m¨¦dicos no reconocen bien este tipo de alergia y los m¨¦todos de diagn¨®stico no est¨¢n bien establecidos¡±, afirman. ¡°Ni siquiera sabemos a qu¨¦ prote¨ªna espec¨ªfica es al¨¦rgica Andrea¡±, cuenta la doctora S¨¢nchez. ¡°Para eso habr¨ªa que hacer un proyecto de investigaci¨®n¡±.
Seg¨²n la doctora Mercedes Escarrer, presidenta de la Sociedad Espa?ola de Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica, Alergolog¨ªa y Asma Pedi¨¢trica, hay muchos al¨¦rgenos ocultos en el material escolar, como la case¨ªna de la leche en las tizas o la grasa de cerdo en algunas ceras. ¡°Nosotros tenemos una gran experiencia en formaci¨®n a profesores para ayudarles a conocer esos al¨¦rgenos y saber c¨®mo actuar en casos de anafilaxia¡±, comenta. ¡°Pero la mejor prevenci¨®n es la evitaci¨®n. Si consigues que la persona no entre en contacto con el al¨¦rgeno, no se va a producir reacci¨®n¡±.
¡°Cuando le ocurre, Andrea viene directamente a mi despacho¡±, cuenta la jefa de estudios, que reconoce que los profesores no tienen formaci¨®n espec¨ªfica para lidiar con estas situaciones. ¡°Lo normal es que llamemos al 112 para que venga personal sanitario¡±. En el instituto tienen inyecciones de adrenalina para todos los alumnos con alergias graves, clasificados perfectamente en un dossier minucioso. ¡°Son ellos los que se ponen la adrenalina, pero ser¨ªa importante que hubiera alg¨²n enfermero en los centros¡±.
Andrea tiene una madre que la mira con los ojos brillantes, anonadada con la serenidad con la que habla su hija. Durante la conversaci¨®n, se pinchan la una a la otra de manera casi tierna: ¡°Con los a?os, me has ido controlando m¨¢s¡±, le dice ella. ¡°Es que necesito saber d¨®nde est¨¢s, por si pasa algo¡±. Se notan los a?os de preocupaci¨®n de Jacqueline, pendiente del m¨®vil por si hab¨ªa que salir corriendo. O las horas buscando informaci¨®n en internet. ¡°A veces pienso que ella lo ha pasado peor que yo¡±, afirma Andrea.
Ahora ya tiene 17 a?os y le gusta salir y escuchar m¨²sica rap, pero tiene que tener mucho cuidado, no sea que haya m¨¢quinas lanzando humo rojo si va a alg¨²n concierto. Si se come un bocadillo fuera de casa, tiene que vigilar que no haya rozado alg¨²n embutido con colorante E120. Pero ella no se achanta. ¡°Si hay algo que odio en la vida es que digan: ¡®?Ay, la pobre!¡±, afirma con rotundidad. Incluso hay motivos para re¨ªrse: ¡°El a?o pasado me fui a Inglaterra y la se?ora de la casa guard¨® todas las cosas de color rojo en un armario¡±.
Tambi¨¦n tiene el atletismo, su gran pasi¨®n. Una vez estuvo ingresada bastante tiempo y le dijeron que no podr¨ªa correr en cuatro meses. A las tres semanas ya estaba en la pista. No puede parar: ¡°Me libera, me despeja. Y cuando estoy cabreada, entreno mejor¡±.
En 2015, un panel cient¨ªfico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recomendaba mejorar la informaci¨®n en los productos que contuvieran E120 e introducir procesos de purificaci¨®n que redujeran "lo m¨¢ximo posible" los compuestos prote¨ªnicos de la cochinilla que act¨²an como al¨¦rgenos. Mientras tanto, en el Cabrera Pinto cuidan de Andrea.
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