El obispado de Salamanca ignor¨® durante d¨¦cadas denuncias contra el cura apartado en 2014
El obispo recibi¨® acusaciones al menos desde los noventa sin tomar medidas porque no las consider¨® ¡°veros¨ªmiles¡±. Todav¨ªa en 2011 aleg¨® ¡°la buena fama¡± del acusado para no actuar
El obispado de Salamanca ignor¨® durante d¨¦cadas, sin informar a la polic¨ªa, las denuncias contra un cura condenado finalmente en el Vaticano por abusos sexuales a menores en 2014, Isidro L¨®pez Santos, de 77 a?os. La sentencia can¨®nica solo lleg¨® despu¨¦s de la denuncia en la di¨®cesis de una de sus v¨ªctimas, Javier Paz, en 2011, y de que sacara su caso a la luz p¨²blica tres a?os m¨¢s tarde. Le acus¨® de abusos entre 1982 y 1992. Despu¨¦s tambi¨¦n se sumaron a la denuncia otras dos personas, aunque el obispado lo silenci¨® y nunca mencion¨® en sus notas de prensa que hab¨ªa m¨¢s de una v¨ªctima. Solo us¨® un plural gen¨¦rico, por lo que el de Javier Paz parec¨ªa un caso aislado. Es la propia Iglesia la que reconoce este pasado de denuncias desatendidas en la sentencia del caso dictada por la Congregaci¨®n de Doctrina de la Fe, el dicasterio del Vaticano que se ocupa de la disciplina interna. La sentencia fue le¨ªda a las v¨ªctimas en verano de 2014 y no les fue entregada una copia, solo al acusado, pero una de ellas tuvo la precauci¨®n de grabar esa lectura. EL PA?S ha tenido acceso a esa grabaci¨®n, que contiene numerosos detalles in¨¦ditos mantenidos en secreto por el obispado. Confirma adem¨¢s un caso en Espa?a de la pr¨¢ctica establecida en otros pa¨ªses donde se ha destapado el esc¨¢ndalo: curas acusados de abusos que se mantienen durante a?os cambi¨¢ndoles de parroquia.
El decreto de la sentencia admite que hubo m¨¢s denuncias en el pasado que cayeron en saco roto: ¡°Mientras ejerc¨ªa el ministerio pastoral en las parroquias de San Juli¨¢n y San Mart¨ªn, y luego en San Pedro Ap¨®stol de Tejares, en la di¨®cesis de Salamanca, y era docente en los centros de educaci¨®n secundaria Fray Luis de Le¨®n y Torres Villarroel, sitos en Salamanca, fue acusado de diversos delitos de abuso sexual de menores, pero entonces tales denuncias no fueron consideradas veros¨ªmiles¡±. Ese periodo temporal abarca varias d¨¦cadas: en la parroquia de San Juli¨¢n y San Mart¨ªn permaneci¨® desde los a?os setenta hasta mediados de los noventa, y en San Pedro Ap¨®stol, hasta 2003. Por lo tanto, las denuncias se remontar¨ªan al menos a los a?os noventa.
Un p¨¢rroco salmantino que conoci¨® de cerca el traslado de este sacerdote de San Juli¨¢n y San Mart¨ªn a San Pedro Ap¨®stol se?ala que fue "muy an¨®malo", porque sali¨® de una parroquia importante del centro, junto a la Plaza Mayor de la ciudad, para recalar en la de Tejares, un barrio en la periferia de la ciudad. "Todos pensamos que hab¨ªa pasado algo raro", recuerda. A los pocos a?os, contin¨²a este cura, corri¨® el rumor en la ciudad de una presunta denuncia de abusos contra el sacerdote en Tejares, "y entonces desapareci¨® de all¨ª". "El obispo nunca quiso aclarar a la di¨®cesis qu¨¦ hab¨ªa pasado y si aquello era cierto o no", concluye.
Antes, tras su ordenaci¨®n en 1965, Isidro L¨®pez hab¨ªa pasado por otra parroquia de la ciudad, Nuestra Se?ora de F¨¢tima, en el barrio de Garrido. Despu¨¦s de su salida de la parroquia de San Pedro Ap¨®stol en Tejares, estuvo destinado en la iglesia de San Sebasti¨¢n, junto a la catedral de la ciudad. Tras la denuncia de 2011, fue jubilado por la di¨®cesis, aunque recibi¨® un homenaje, pero mientras dur¨® el proceso, m¨¢s de tres a?os, sigui¨® prestando ayuda en una parroquia de la ciudad, San Mateo-La Anunciaci¨®n.
En febrero de 2011, cuando Javier Paz present¨® su denuncia al obispo, Carlos L¨®pez, tampoco le creyeron: ¡°El obispo, considerando la buena fama del sacerdote, juzg¨® que no hab¨ªa suficientes elementos para proceder, por lo que no comunic¨® al sacerdote que hab¨ªa sido objeto de denuncia¡±. Hasta agosto, seis meses despu¨¦s, no se inform¨® a la Congregaci¨®n de Doctrina de la Fe, detalla la resoluci¨®n, aunque no explica por qu¨¦ v¨ªa o procedimiento. Una de las v¨ªctimas, contactada por este peri¨®dico, se?ala que un familiar envi¨® por su cuenta una carta a la Santa Sede, por lo que a¨²n no est¨¢ claro si la iniciativa para actuar por fin contra el acusado parti¨® del obispado o del Vaticano. Javier Paz, en todo caso, ya ha expresado sus sospechas de que la di¨®cesis de Salamanca le pudo enga?ar haci¨¦ndole creer que hab¨ªa un proceso can¨®nico en marcha, cuando en realidad no era as¨ª.
Finalmente, prosigue la resoluci¨®n, en septiembre de 2011 se abri¨® una investigaci¨®n previa y los primeros testimonios ¡°corroboraron la versi¨®n de la v¨ªctima¡±. El acusado reconoci¨® parcialmente los hechos, tocamientos y masturbaciones, pero en una primera conversaci¨®n y hasta dos veces por escrito neg¨® ¡°ser un abusador¡±, relata la sentencia. ¡°Finalmente, confes¨® por escrito haber abusado diversas veces de menores¡±, concluye el decreto, que tambi¨¦n se?ala que su ¡°declaraci¨®n no fue coherente¡±.
El obispado de Salamanca se ha negado a dar informaci¨®n a este peri¨®dico de cu¨¢ntas denuncias y casos de abusos ha conocido de este sacerdote, y sobre todo, desde cu¨¢ndo. ¡°No lo s¨¦, y si lo supiera, no lo dir¨ªa, ser¨ªa en el juzgado¡±, respondi¨® la semana pasada el vicario de la di¨®cesis, Florentino Guti¨¦rrez. Un portavoz asegura que "no constan" m¨¢s denuncias que la de Javier Paz.
Carlos L¨®pez, el obispo actual, no es el ¨²nico que deber¨ªa dar explicaciones. Desde los noventa, ¨¦poca de las denuncias ahora conocidas, han pasado por la ciudad tres obispos: Mauro Rubio, hasta 1995, ya fallecido; Braulio Rodr¨ªguez, de 1995 a 2002, que es el actual arzobispo de Toledo y primado de Espa?a; y Carlos L¨®pez, que sigue en el cargo. El arzobispo de Toledo, con cargos en la Conferencia Episcopal en los ¨²ltimos a?os, tampoco ha querido aclarar a este peri¨®dico si conoci¨® estas denuncias durante su etapa en Salamanca.
Hay un detalle de la sentencia que indica la relevancia del caso, en contraste con el silencio que ha mantenido la di¨®cesis y el secretismo con que lo ha tratado en sus escasas notas p¨²blicas: las actas del proceso can¨®nico penal contra el sacerdote Isidro L¨®pez Santos, que llegaron en marzo de 2014 a Roma, ocuparon 341 p¨¢ginas y dos anexos de 99. Es decir, m¨¢s de 500. De hecho, la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe, ¡°teniendo en cuenta las dificultades del caso¡±, lo asumi¨® directamente para investigarlo, indica la sentencia. ¡°Cuando la congregaci¨®n ve que el caso es importante, lo remite a ella y no deja hacer nada ni al obispo ni al juez¡±, explica a las v¨ªctimas el propio cl¨¦rigo que lee el documento durante la grabaci¨®n.
No obstante, la nota de prensa que divulg¨® el obispado para anunciar la condena apenas ocup¨® un folio. Solo habl¨® de ¡°v¨ªctimas¡± de forma gen¨¦rica, sin especificar que hab¨ªa m¨¢s casos adem¨¢s del conocido p¨²blicamente. No dio ning¨²n detalle del expediente y resumi¨® la condena en una frase: ¡°La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situaci¨®n personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibici¨®n del ejercicio p¨²blico del ministerio pastoral¡±. Eludi¨® mencionar los otros puntos de la condena que confirmaban la gravedad del caso: prohibici¨®n al condenado de llevar el h¨¢bito de sacerdote, de ¡°todo contacto con menores sin presencia de un adulto¡±, residencia obligatoria en un lugar decidido por la di¨®cesis y ¡°la especial obligaci¨®n¡± del obispo de mantener una ¡°estrecha vigilancia¡± sobre el cura.
Si conoce alg¨²n caso que no ha sido denunciado o no est¨¢ recogido en esta informaci¨®n, puede hac¨¦rnoslo llegar a trav¨¦s de la direcci¨®n de correo electr¨®nico abusos@elpais.es
"Estoy seguro de que hay decenas de v¨ªctimas m¨¢s"
Hasta ahora, la ¨²nica v¨ªctima conocida de abusos del cura Isidro L¨®pez Santos era Javier Paz Ledesma, que denunci¨® p¨²blicamente su caso, ya prescrito en los tribunales, en 2014. El obispado abri¨® un proceso can¨®nico con su denuncia en 2011, que acab¨® en una condena, pero en realidad, se unieron a la causa dos personas m¨¢s, aunque entonces no trascendi¨®. La di¨®cesis nunca lo precis¨® y dio la impresi¨®n de que se trataba de un ¨²nico caso aislado. EL PA?S ha hablado con otro de los denunciantes, que prefiere mantenerse en el anonimato. Tambi¨¦n ha localizado a una cuarta persona que describe un intento de tocamientos por parte del cura, del que logr¨® zafarse. "Est¨¢bamos solos, me meti¨® la mano en el pantal¨®n, pero se la quit¨¦ y me fui corriendo. Si me llego a dejar, no s¨¦ qu¨¦ hubiera pasado¡±, recuerda.
Todos pasaron su infancia y adolescencia en la parroquia de San Juli¨¢n, en el centro de Salamanca, dirigida por este sacerdote. Javier Paz denunci¨® abusos entre 1982 y 1992, entre sus 10 y 20 a?os. Las dos v¨ªctimas que se sumaron a su iniciativa los sit¨²an entre 1989 y 1994. La cuarta persona con quien realiz¨® un intento afirma que ocurri¨® entre 1984 y 1985, cuando ten¨ªa 12 a?os.
¡°Estoy seguro de que hay decenas de casos m¨¢s que no han salido a la luz. Ha tenido mil oportunidades y por all¨ª pasamos cientos de chicos durante a?os¡±, asegura la segunda v¨ªctima que denunci¨® el caso. Javier Paz coincide en esta observaci¨®n. Ambos relatan lo mismo. La parroquia ten¨ªa unos locales, conocidos como La Torre, donde se daba catequesis y que tambi¨¦n contaba con una zona de juegos, con mesa de ping-pong y una televisi¨®n para ver los partidos de f¨²tbol. Los ni?os pasaban muchas tardes en este lugar. ¡°All¨ª ocurr¨ªa muchas veces. Luego estaban los campamentos de verano. Los que estaban enfermos dorm¨ªan en la tienda del cura, y tambi¨¦n los que iban de pinche de cocina¡±, prosigue.
Este segundo denunciante admite que los abusos le han marcado, al igual que al tercero, que desde entonces ha sufrido duros problemas psicol¨®gicos. Finalmente, lograron cont¨¢rselo a sus familias, y gracias al ejemplo de Javier Paz, se sumaron a su denuncia: ¡°El obispo al principio fue muy receptivo, me pidi¨® perd¨®n en nombre de la Iglesia, pero luego fue cambiando. Me ped¨ªa que le diera m¨¢s nombres de otras v¨ªctimas, era lo que quer¨ªa saber, pero yo no quise, y entonces ya se distanci¨®, luego ya ni me cog¨ªa el tel¨¦fono. No quer¨ªamos dinero ni nada, seguimos el proceso can¨®nico porque lo ¨²nico que quer¨ªamos era que se reconociera y que no volviera a estar jam¨¢s con ni?os¡±.
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