?Un crimen conduce a otro crimen? No est¨¢ acreditado
Los estudios recientes contradicen la extendida idea de que se produce un efecto imitaci¨®n cuando se difunde la noticia de un asesinato machista
Desde que se implement¨® la Ley integral contra la violencia de g¨¦nero en 2004, el Estado contabiliza los feminicidios. Casi mil mujeres que no est¨¢n. Publicar las cifras es una forma simb¨®lica de asumir una responsabilidad: la de una sociedad en la que todav¨ªa se cometen de media al a?o 60 cr¨ªmenes contra las mujeres. Pero tambi¨¦n aportan contexto e informaci¨®n. Por ejemplo, aquellos periodos en los que hay una concentraci¨®n de feminicidios.
Una de las explicaciones m¨¢s recurrentes a los clusters o agrupaciones (en este caso, de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas) es la del efecto contagio. Tambi¨¦n conocido como efecto llamada o de imitaci¨®n, esta hip¨®tesis propone que tras la aparici¨®n de un asesinato machista en un medio de comunicaci¨®n (especialmente en televisi¨®n) podr¨ªa aumentar el riesgo de que haya otros a continuaci¨®n. La agrupaci¨®n m¨¢s reciente se produjo el pasado septiembre, cuando cuatro mujeres fueron asesinadas en apenas nueve horas.
Miguel Lorente, m¨¦dico forense y delegado del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero durante la legislatura de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, realiz¨® uno de los informes que m¨¢s pol¨¦mica han suscitado hasta el momento. Tras elaborar un modelo estad¨ªstico con los feminicidios cometidos entre 2003 y 2010, Lorente concluy¨® que el riesgo de que un hombre mate a su pareja o ex pareja es un 67% m¨¢s alto al d¨ªa siguiente de un primer asesinato.
El estudio fue encargado por el Ministerio de Igualdad y gener¨® un amplio debate, aunque a d¨ªa de hoy ya no est¨¢ colgado en la p¨¢gina web del ministerio y, por tanto, no se puede acceder a ¨¦l. En estos ocho a?os desde su publicaci¨®n (2010), las conclusiones estad¨ªsticas obtenidas se usan de cuando en cuando a la hora de abordar este asunto. Una de las fuentes m¨¢s recientes que lo cit¨® fue ?ngeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia de G¨¦nero. En noviembre del a?o pasado, Carmona asever¨® que este efecto exist¨ªa porque ¡°tras el asesinato de una mujer, hay un 80% de posibilidades de que en las 24 horas siguientes se produzca otro¡±. Un porcentaje, el del 80%, que tampoco coincide con el 67% que arrojaba Miguel Lorente en su informe. Preguntada ahora por estas declaraciones, la presidenta del Observatorio asegura que hac¨ªan referencia al estudio de Miguel Lorente, ¡°que no ha sido contrastado posteriormente¡±. Carmona reconoce que ¡°no existe ning¨²n estudio reciente que acredite el efecto contagio de las informaciones sobre asesinatos de violencia de g¨¦nero¡±.
Lorente, por su parte, defiende la precisi¨®n de sus datos, aunque ¨¦l rechaza llamarlo ¡°efecto contagio¡± y prefiere denominarlo ¡°efecto paso a la acci¨®n¡±: ¡°El agresor que est¨¢ muy cerca de cometer el asesinato, al verlo en televisi¨®n podr¨ªa sentirse reforzado y llevarlo a cabo. Aquellos que lo tienen muy meditado pasan a la acci¨®n r¨¢pidamente cuando ven que otro ya lo ha conseguido¡±.
Investigar la supuesta existencia de este efecto es una de las tareas recogidas en el Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero. Por ello, la delegada del Gobierno en esta materia, Pilar Llop, encarg¨® este estudio a un grupo de investigadoras del Instituto Carlos III de Salud: ¡°Esperamos que arroje luz sobre si hay alg¨²n factor que explique la concentraci¨®n¡±, anunciaba Llop. Una de las cient¨ªficas que elaborar¨¢ el informe es Bel¨¦n Sanz Barbero, epidemi¨®loga y cuya l¨ªnea principal de investigaci¨®n es la prevenci¨®n de la violencia de g¨¦nero. ¡°Vamos a analizar los datos desde 2003 hasta 2017. Partimos de la hip¨®tesis de que es posible que a ra¨ªz de un caso haya otros, pero eso no tiene por qu¨¦ ser por efecto contagio, sino que puede haber determinadas variables que hacen que esas agrupaciones aparezcan¡±, apunta. Acaban de comenzar a recabar los datos y entregar¨¢n el informe en septiembre de 2019.
?Sanz Barbero tambi¨¦n es una de las autoras del estudio que relaciona el aumento de la violencia contra la mujer en el ¨¢mbito de la pareja con las olas de calor (Heat wave and the risk of intimate partner violence; Science of the Total Environment, 2018). Las autoras analizaron los asesinatos machistas cometidos durante los meses de mayo a septiembre desde 2008 hasta 2016 en la Comunidad de Madrid. Concluyeron que ¡°tres d¨ªas despu¨¦s de que se produzca una ola de calor en Madrid, el riesgo de feminicidio aumenta un 40%¡±.
Sanz Barbero deja claro que ¡°no es el calor lo que mata, quienes matan son los hombres¡±. Seg¨²n la epidemi¨®loga, esto sirve ¡°para contextualizar, no para explicar¡±. Es decir, que en su opini¨®n, es un factor que debe ser tenido en cuenta en ciertos protocolos: ¡°Si el aumento de temperatura puede ser un estresor que incida en el aumento de violencia, y sabemos que las olas de calor se pueden predecir, a m¨ª me parece que es una variable importante a la hora de poner en marcha ciertos recursos o a la hora de dar informaci¨®n a las mujeres. Es decir, si se predice que habr¨¢ ola de calor, a las mujeres que llamen al 016 durante esa ola de calor o los d¨ªas previos habr¨ªa que darles alg¨²n tipo de consejo o alertarlas. Tambi¨¦n se podr¨ªa incluir esta variable en los protocolos de valoraci¨®n policial de riesgo¡±.
Guido Corradi, psic¨®logo especializado en metodolog¨ªa y profesor de la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela, opina que ¡°estudiar determinadas variables [como la del efecto contagio o la de las olas de calor] ayuda a conocer las din¨¢micas de la conducta¡± y, por tanto, ¡°puede ayudar a cambiar problem¨¢ticas tan graves como la de la violencia de g¨¦nero al saber d¨®nde radican las posibles debilidades y fortalezas del sistema¡±. ¡°Pero hay que entender que la conducta humana es compleja y los procesos de normalizaci¨®n y contagio pueden operar a diferentes niveles e intensidades¡±, a?ade.
Por eso, Corradi, para este reportaje, ha elaborado un modelo estad¨ªstico para analizar la posible existencia de un efecto contagio. Para ello ha recabado las fechas exactas de los feminicidios producidos entre enero de 2017 y octubre de 2018, un periodo en el que la cobertura medi¨¢tica de los asesinatos machistas es m¨¢s exhausta que nunca porque se informa de todos y cada uno de ellos, no solo de los m¨¢s cruentos. ¡°He asumido que todos estos cr¨ªmenes machistas aparecen en los medios pr¨¢cticamente en seguida, y he analizado qu¨¦ ocurre, en t¨¦rminos estad¨ªsticos, en los d¨ªas posteriores a uno de estos asesinatos. La muestra es reducida, ya que cuantos m¨¢s datos, mayor capacidad habr¨¢ de detectar un posible efecto. Aun as¨ª, de existir el efecto contagio, se reflejar¨ªa en los datos. Sin embargo, estos indican que la probabilidad de que haya un asesinato seguido de otro es casi la misma que cuando han pasado diez d¨ªas o m¨¢s¡±.
La conclusi¨®n del psic¨®logo especializado en metodolog¨ªa es similar a la obtenida en otros estudios realizados anteriormente.
Uno de ellos es el de Javier Fern¨¢ndez Teruelo, catedr¨¢tico de Derecho Penal en la Universidad de Oviedo, que en 2011 publicaba un extenso informe sobre la evoluci¨®n de los feminicidios. Teruelo quer¨ªa comprobar si la distribuci¨®n de estos cr¨ªmenes sigue un patr¨®n uniforme y si ciertos agresores ¡°ejecutan o aceleran la ejecuci¨®n de un feminicidio al tener conocimiento por los medios de comunicaci¨®n de que otros, en una situaci¨®n similar a la suya, lo han llevado a cabo¡±. Tras elaborar un modelo estad¨ªstico a partir de datos de entre enero de 2005 y abril de 2010, concluy¨® que sus resultados no avalaban en absoluto el efecto contagio. La ¨²nica diferencia significativa que hall¨® fue que 13 d¨ªas despu¨¦s de un asesinato machista, la probabilidad de que se produjese otro aumentaba, algo que atribu¨ªa al azar, O, al menos, descartaba que se produjese por el efecto contagio porque este actuar¨ªa en los d¨ªas siguientes a un feminicidio, no casi una quincena despu¨¦s.
El an¨¢lisis m¨¢s reciente es el realizado por Juan Jos¨¦ L¨®pez-Ossorio y Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez. Ambos son psic¨®logos especializados en metodolog¨ªa y en an¨¢lisis de conducta criminal, y forman parte de un equipo del Ministerio del Interior que supervisa de manera pormenorizada cada feminicidio. Decidieron investigar el efecto contagio de dos formas: una, con un modelo estad¨ªstico; otra, entrevistando a los propios agresores.
¡°Primero aglutinamos los asesinatos producidos entre 2007 y 2017. Part¨ªamos de la hip¨®tesis de que el efecto contagio pod¨ªa existir o no. Cualquier resultado era bueno en el sentido de que d¨¢bamos respuesta a algo. Para hacerlo pedimos apoyo a un equipo de matem¨¢ticos de la Universidad Complutense de Madrid y a dos inform¨¢ticos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Asumimos que todos los feminicidios se publican en televisi¨®n, y analizamos si hab¨ªa una probabilidad mayor de que sucediesen dos o m¨¢s cr¨ªmenes antes de cinco d¨ªas. Hicimos hasta tres modelos estad¨ªsticos diferentes y hay una cosa clara: s¨ª hay acumulaci¨®n de asesinatos a mujeres. Pero ninguno nos mostr¨® que fuese por efecto contagio¡±, explica L¨®pez-Ossorio.
Ambos psic¨®logos han entrevistado tambi¨¦n a casi 150 agresores en la c¨¢rcel por cometer un feminicidio. De entre las muchas preguntas que les formularon, una de ellas era si justo antes de asesinar a su pareja o expareja recordaban haber visto algo similar en alg¨²n medio de comunicaci¨®n. ¡°Ni uno solo ha dicho que s¨ª¡±. ¡°Es cierto que es una prueba de memoria, no es infalible, pero tambi¨¦n es cierto que las cosas que mejor se recuerdan son aquellas que tienen impacto emocional. Aun as¨ª, ninguno de ellos recuerda una noticia especialmente¡±, a?ade L¨®pez-Ossorio.
En lo que est¨¢n de acuerdo las diferentes fuentes consultadas es en que la manera de informar importa. Miguel Lorente defiende que puede ser un factor que ¡°da ideas a ciertos agresores sobre qu¨¦ arma usar para cometer un crimen o les pueden reforzar moralmente para hacerlo¡±.
Juan Jos¨¦ L¨®pez-Ossorio descartar¨ªa ¡°el efecto imitaci¨®n porque no es tan simple como pensar que alguien matar¨ªa a una mujer solo porque ha visto algo similar en la tele¡±. Pero considera que es muy relevante c¨®mo se formula el relato: ¡°Se normalizan aspectos como exculpar al agresor¡±. Por eso, dice ?ngeles Carmona, ¡°no se debe justificar o excusar a los maltratadores¡±: ¡°No hay que incluir en las noticias motivos como el alcohol o las drogas, el mayor fundamento es el machismo¡±.