Si la historia de Manuel te ha hecho pensar y t¨² tambi¨¦n quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
De ni?o, Manuel Aguilera sol¨ªa esconderse en las entra?as de una vaca muerta para ver c¨®mo los buitres devoraban la carro?a. Ese amor incondicional hacia las necr¨®fagas le cost¨® un tifus y un par de fiebres que casi le matan.
De mayor, sigue observando diariamente a los buitres, los cuida, los alimenta e incluso habla con ellos desde el pedregal de Santa Cilia de Ponzano, en Huesca, all¨ª donde el quebrantahuesos espera tambi¨¦n su turno para triturar osamentas con ayuda de la gravedad. Un espect¨¢culo que recibe miles de visitas al a?o y que sirve de excusa para llamar la atenci¨®n sobre un ave repudiada y otra en peligro de extinci¨®n.
Cuando Manuel asomaba su curiosidad de entre aquellas v¨ªsceras solo quedaba una pareja de quebrantas ¨Ccomo ¨¦l les llama¨C en las sierras exteriores del Pirineo aragon¨¦s. Verla era un desaf¨ªo al alcance de muy pocos. Hoy, hasta 10 familias de Gypaetus barbatus pillan las t¨¦rmicas que suben por la sierra de Guara para buscar las sobras de las sobras que dejan sus hermanos los buitres feos antes de irse a los Monegros. No es casualidad. Manuel ha entregado su vida al cuidado y recuperaci¨®n de todas estas carro?eras con ayuda de su Fondo Amigos del Buitre.
Manuel Aguilera es un personaje peculiar y entra?able que amas a primera vista como ¨¦l ama a sus buitres, un saco de sabidur¨ªa autodidacta basada en la experiencia. ¡±Manu, el de los buitres¡±, un tipo original hasta para nacer. Vino al mundo el 31 de diciembre de 1952 a las 12 de la noche en su casa de Binaced (Huesca). Desde peque?o jugaba a esconderse de los buitres y de las rega?inas de sus padres por volver a casa oliendo a tripas. Lo cuenta mientras quiebra la voz de emoci¨®n al recordar a su primera gran admiradora, su madre, fallecida cuando ¨¦l ten¨ªa solo 13 a?os.
El buitre no es una alima?a
Comenta Manu en la comida de rodaje que hist¨®ricamente los mitos y leyendas han disfrazado de demonio a lo que tan solo es una carro?era. Su reputaci¨®n siempre ha estado por los suelos. ¡°Y no son animales tontos. Son buitres y listos¡±, no deja de repetir.
El buitre est¨¢ a la cola en la lista de animales ib¨¦ricos que representan la marca faun¨ªstica de nuestro pa¨ªs; lista encabezada seguramente por el lince y el toro. Sin embargo, seg¨²n SEO/BirdLife, el 90% de todos los buitres europeos se encuentran en nuestra pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con algunas especies incluso en peligro de extinci¨®n, como el quebrantahuesos. El buitre es un animal noble y listo, aliado de los ganaderos, que limpia los campos descomponiendo todo lo que traga y que protege los acu¨ªferos de contaminaci¨®n y de infecciones. ¡°Si tu le das la mano, ¨¦l te da su respeto y cari?o¡±, cuenta m¨¢s emotivamente Manu. Solo por eso deber¨ªamos empezar a pensar en cambiar nuestras prioridades.
Pero en los pueblos perdidos del Pirineo siguen circulando historias de quebrantas robando lechones y corderos, de buitres hurgando en heridas de reses y pastores. La muerte, la ignorancia y el miedo siempre han enturbiado su imagen. ¡°Cuando estuve en el Parque de Ukhahlamba-Drakensberg, en Sud¨¢frica uno de los aldeanos me cont¨® que hab¨ªa visto a un buitre llev¨¢ndose a un beb¨¦. Con seguridad era mentira. Son aves muy lentas y asustadizas y raramente cazan. Pero los mitos y leyendas tambi¨¦n cruzan fronteras¡±.
Y ese es uno de los grandes legados de Manu. La divulgaci¨®n aqu¨ª y en ?frica. Nadie desde Barbastro a Jaca mira ya mal a los buitres, y menos los ganaderos. All¨ª son toda una instituci¨®n, una forma de vida m¨¢s, un gran impacto econ¨®mico para la comarca que compite con el barranquismo y el turismo multiaventura de la Sierra de Guara. Con una diferencia. El turismo ornitol¨®gico es m¨¢s respetuoso, m¨¢s considerado con el medio. Mientras unos van a escalar, a tocar, los otros solo vienen a mirar, a aprender. ¡°Al principio ven¨ªa poca gente. Ahora con las redes sociales todo el mundo lo sabe. En el 2016 vinieron casi 5.000 personas. El a?o pasado, 4.000. A 50 euros por persona que se deja el turista en la zona, ?esto es riqueza o no?¡±, nos cuenta Manu con orgullo.
La excusa es el buitre
Manuel se pone su viejo chubasquero rojo sangre para que las aves le reconozcan desde las alturas, se enfunda los guantes de soldador y empuja orgulloso su carretilla el¨¦ctrica a rebosar de entra?as y pezu?as recicladas de las carnicer¨ªas cercanas. Con ella enfila la senda del pedregal y all¨ª recibe a sus amigos en una especie de ritual que se repite d¨ªa tras d¨ªa desde hace d¨¦cadas. A veces con p¨²blico; las m¨¢s, en estricta soledad.
El recibimiento es espectacular. M¨¢s de 50 ejemplares se acercan y le rodean. ¡°Hoy son pocos, deben estar en los Monegros¡±, dice preocupado. Le reconocen, comen de su mano (y solo de su mano) y empiezan a bufar y a chocar picos y garras contra las piedras buscando alimento en una especie de baile ceremonial que impresiona. Manuel les habla por su nombre, les invita a comer y se r¨ªe cuando les amarga una hiel o cuando se asustan por un movimiento de nuestro c¨¢mara: ¡°?Ag¨¢chate! Nadie debe permanecer de pie por encima de ellos, se acobardan y se van¡±, le avisa. ?l puede hacer lo que quiera, se lo ha ganado despu¨¦s de 30 a?os viniendo.
El t¨¦cnico de sonido graba el aleteo de varios ejemplares al remontar el vuelo: ¡°Es impresionante el ruido que hacen¡±, comenta. Y tiene una explicaci¨®n evolutiva. Los buitres no son cazadores, pueden permitirse hacer ruido, sus plumas son m¨¢s ruidosas y compactas y est¨¢n dise?adas para empujar m¨¢s aire, no como las de la lechuza, que no las oyes ni a un metro de distancia. Cosas que aprendes con Manu.
A mitad de faena descubres que lo de los buitres leonados es una excusa. Manuel hace con nosotros lo mismo que con los turistas. Dejarnos impresionar por el espect¨¢culo, por la fuerza de la naturaleza. Es todo una funci¨®n, una llamada de atenci¨®n para poner el foco en la conservaci¨®n y respeto por el medio natural. Manu est¨¢ hoy aqu¨ª por otra cosa:
¡ª?Ah¨ª viene! Parece una cr¨ªa ¨Cgrita Jessica Barba mirando al cielo. Jessi es compa?era hoy de faena y responsable del Museo del Buitre de Santa Cilia de Ponzano.
¡ªNo, es un adulto ¨Creplica convencido Manu.
Un inmenso quebrantahuesos de m¨¢s de tres metros de envergadura hace un par de pasadas buscando y esperando turno para comer. Si hay buitres no baja. Si ve gente no baja. Tenemos mucha suerte al poder contemplarlo tan cerca. ¡°Hoy he tra¨ªdo 100 kilos de carro?a, 80 eran huesos y 20 de carne. Para los buitres leonados esto es un aperitivo. No lo necesitan¡±, nos revela Manu. Y tiene raz¨®n: un leonado puede comer hasta un kilo de carne en apenas 60 segundos; el quebranta tiene que triturar el hueso para com¨¦rselo. S¨ª, se come el hueso y no solo el tu¨¦tano. Otra cosa aprendida hoy.
El trabajo de conservaci¨®n del Fondo Amigos de Buitre hoy se enfoca m¨¢s en los quebrantahuesos, los buitres leonados y sus comederos son el reclamo, una riqueza natural protegida que hay que respetar y cuidar pero que no est¨¢ en peligro. Aunque no ha sido as¨ª siempre. Con el mal de las vacas locas los muladares desaparecieron por ley en 2005 y la poblaci¨®n de buitres descendi¨® en un 50% en territorio espa?ol. Afortunadamente en 2009 la Uni¨®n Europea rectific¨® y autoriz¨® los¡®Puntos de Alimentaci¨®n Suplementaria como los cinco que hoy mantiene el Fondo Amigos del Buitre, la gran obra de Manu y sus compa?eros de viaje: ¡°Me gasto mucho dinero en la conservaci¨®n de los buitres. No quiero nada a cambio. Solo quiero verlos. Y que los sigan viendo¡±.
Manuel Aguilera es un personaje medi¨¢tico creado inteligentemente para focalizar atenci¨®n y recursos, un tipo al que venden pintoresco pero que en realidad posee un discurso mucho m¨¢s profundo: ¡°Los seres humanos tratamos a los seres vivos como m¨¢quinas [...] Esto es un globo cerrado, todo lo que aqu¨ª hagamos nos va a afectar tanto a ellos como a nosotros¡±.
Al final, su proyecto de vida no son tanto las carro?eras como el compromiso y la convivencia con todo el medio natural, el aprendizaje constante y la divulgaci¨®n en el respeto a los dem¨¢s seres vivos para intentar que los buitres no acabemos siendo nosotros.
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Contenido adaptado del v¨ªdeo de Manuel
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Manuel Aguilera ha vivido fascinado por los buitres desde los nueve a?os. Con el mal de las vacas locas, la poblaci¨®n cay¨® un 50%. Manuel decidi¨® crear la asociaci¨®n Fondo Amigos del Buitre en Huesca y aument¨® el crecimiento de la poblaci¨®n de buitres en Espa?a. Actualmente desarrolla proyectos en Espa?a. Gambia y Sud¨¢frica.
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Ten¨ªa yo nueve o diez a?os cuando mi abuelo me llev¨® a tirar un animal muerto al muladar. Pues vi aquellos p¨¢jaros tan grandes y me qued¨¦¡ y dije ¡°?Uf!, esto es m¨¢s grande de lo que yo me imaginaba¡±.
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Y a los 12 a?os decid¨ª ir en su busca, no cre¨ªa que eran alima?as.
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Me convert¨ª en el rarito del pueblo, yo no iba a jugar al f¨²tbol con todos los chicos, mi mundo era el muladar para saber qu¨¦ seres sobreviv¨ªan con esta energ¨ªa que se hab¨ªa muerto.
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Hay unas especies que las hemos marcado con una cruz. Yo con los buitres decid¨ª un d¨ªa pues sacar a la luz y quitarles esa mala imagen. Ellos nos han mantenido siempre los campos limpios para evitar enfermedades pero, sin embargo, en el siglo XXI, con toda la tecnolog¨ªa del mundo, los hemos mandado al paro.
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Los buitres son muy sociables, son muy inteligentes, porque si no, con todas las perrer¨ªas que les hemos hecho, se habr¨ªan extinguido.
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Cuando conoc¨ª a mi amigo David G¨®mez decidimos crear el Fondo Amigos del Buitre, una forma de juntarnos las personas que amamos los buitres, que nos gustaban, y trabajar por ellos desinteresadamente, y no quiero nada a cambio, solamente quiero verlos, que los sigan viendo.
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Es mi alma, es mi esp¨ªritu, ?no?
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Hace unos 12 o 14 a?os hicimos la Casa de los Buitres porque empezaba a haber demanda de turismo. Tenemos cinco comederos, pues por dedicar uno al turismo no pasar¨ªa nada. Al mismo tiempo dar¨ªamos vida a la zona; aquello que antes se ve¨ªa como una alima?a produce riqueza.
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Hemos conseguido ense?ar que los buitres no eran tan malos como los pintaban y que no fueran perseguidos y matados.
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Esto es una pelota cerrada, un globo cerrado, todo lo que aqu¨ª hagamos nos va a afectar tanto a ellos como a nosotros, hay que cuidar todo el planeta, es la ¨²nica casa que conocemos.
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Y mi madre me dec¨ªa: "Es que a ti, Manu, ven¨ªa la cig¨¹e?a, tra¨ªa un buitre para un nido y se perdi¨® esta cig¨¹e?a, no sab¨ªa d¨®nde dejar ese buitre. Entonces te cambi¨® la piel, te puso una piel de un humano y te dej¨® en casa, de ah¨ª te viene esto".
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Mi pasi¨®n y mi mundo y mi vida son las aves y este planeta, mi casa.
Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.