Tres casos de violaciones en grupo renuevan la lucha contra la violencia de g¨¦nero en Argentina
La denuncia de una menor contra cinco hombres en Miramar exhibe la deuda de las pol¨ªticas p¨²blicas para prevenir ataques contra mujeres
En la madrugada del 1 de enero, una madre angustiada buscaba a su hija de 14 a?os por un camping de la costa argentina. Hab¨ªan pasado horas desde que la adolescente se ausent¨® del bungalow que la familia hab¨ªa alquilado en ese lugar, a las afueras de la ciudad de Miramar. La encontr¨® dentro de una tienda de campa?a rodeada de varios hombres que presuntamente la hab¨ªan violado. En el norte de Argentina, esa misma madrugada otra madre tir¨® abajo a patadas la puerta de una habitaci¨®n en la que tres varones estaban violando a su hija, de la misma edad. En La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, una menor denunci¨® que fue atacada por siete hombres en la calle y que abusaron de ella. Tres presuntas agresiones sexuales en manada ocurridas en un mismo d¨ªa encendieron todas las alarmas en un pa¨ªs donde se han realizado marchas multitudinarias en los ¨²ltimos a?os contra la violencia machista.
"No es un hecho aislado. La situaci¨®n en Miramar, en el distrito y en todo el pa¨ªs es grav¨ªsima. Por eso exigimos pol¨ªticas p¨²blicas para prevenir la violencia de g¨¦nero. Ac¨¢ no hay prevenci¨®n ni acompa?amiento", denuncia Micaela del Nero, integrante de la Multisectoral de mujeres de General Alvarado que el jueves organiz¨® una marcha de repudio por el caso que ha conmocionado Miramar, una tranquila ciudad costera de 30.000 habitantes.
El camping El Durazno est¨¢ semivac¨ªo tres d¨ªas despu¨¦s de que la polic¨ªa detuviese all¨ª a los cinco sospechosos. Grupos familiares entran y salen cargados con sombrillas, toallas y sillas plegables para disfrutar de la playa, a menos de cien metros del lugar. En Nochevieja, en este predio arbolado de casi 20 hect¨¢reas hab¨ªa unas mil personas, el l¨ªmite de su capacidad. Estaba custodiado por cuatro vigilantes privados, que no detectaron nada fuera de lo habitual hasta que fueron alertados por el padre de la v¨ªctima. "No hubo gritos ni forcejeos como est¨¢n diciendo los medios", asegura uno de los empleados del establecimiento. Cuenta que en los 40 a?os que lleva abierto nunca hab¨ªa ocurrido nada similar a lo que ahora investiga la fiscal Florencia Salas. "No s¨¦ c¨®mo pudo pasar", se lamenta este trabajador.
Ninguno de los cinco acusados por la violaci¨®n de la menor en Miramar tiene antecedentes penales. Se trata de Lucas Pitman, de 21 a?os, Tom¨¢s Agust¨ªn Jaime (23), Juan Cruz Villalba (23), Manuel D¨ªaz (23) y Roberto Costa (21). Son j¨®venes de clase media, oriundos de la ciudad costera de Mar del Plata, a los que les unen aficiones deportivas y culturales. Pitman jug¨® en el club de rugby Bigu¨¢ hasta hace cuatro a?os. Desde la instituci¨®n deportiva expresaron su repudio ante "cualquier acto de violencia de g¨¦nero" y desearon que "la justicia se expida". D¨ªaz es m¨²sico y fue integrante de la banda de reggae local RM2. Sus excompa?eros tambi¨¦n salieron a distanciarse. "Hace un a?o que ¨¦l no integra nuestro grupo, nuestro equipo sale aclarar esto ya que los medios y redes lo asocian todav¨ªa con nosotros. Queremos aclarar que estamos en contra de este tipo de actos y queremos que se haga Justicia ante todo!!! Y que paguen los culpables!!!", difundi¨® el grupo a trav¨¦s de las redes sociales.
La presunta violaci¨®n grupal ha tra¨ªdo a la memoria de los habitantes de Miramar el feminicidio de Natalia Melmann, perpetrado por polic¨ªas en 2001. Melmann ten¨ªa 15 a?os cuando fue golpeada, quemada con cigarrillos, violada y estrangulada con el cord¨®n de una de sus zapatillas. "En toda la zona de la costa hay muchos casos de violencia sexual", dice por tel¨¦fono Gustavo Melmann, padre de la v¨ªctima. "Pasa por un tema cultural, de machismo, y por la respuesta de la justicia, que a menudo no castiga sino que encubre", denuncia. En las casi dos d¨¦cadas que han pasado desde que asesinaron a su hija, Melmann ha visto un gran cambio cultural en Argentina pero considera que el hecho de que las mujeres "ya no asuman un rol de desigualdad y de sometimiento, lamentablemente genera m¨¢s violencia".
Por el contexto en el que se produjo la supuesta agresi¨®n -en grupo, en medio de una noche de celebraciones y bajo los efectos del alcohol- ha sido comparada al caso de La Manada en Espa?a. En Pamplona, durante las fiestas de los Sanfermines de 2016, un grupo de cinco hombres abus¨® sexualmente de una mujer de 18 a?os.
Al igual que la joven espa?ola, la denunciante argentina tampoco presentaba heridas defensivas que evidenciasen que se resisti¨® al ataque, pero s¨ª que se encontraron lesiones compatibles con abuso sexual, de acuerdo a los resultados preliminares de la pericia m¨¦dica citados por medios locales. Esa conclusi¨®n complica la versi¨®n de los acusados. Dos de ellos admitieron haber mantenido relaciones sexuales con la adolescente, pero aseguraron que fueron consentidas. Los otros tres dijeron que se hab¨ªan mantenido al margen, seg¨²n ha trascendido extraoficialmente.
"Ante el peligro ten¨¦s tres caminos: defenderte, huir o quedar congelada. La respuesta de la v¨ªctima es consistente ante la respuesta de un ataque y m¨¢s a¨²n si se teme por la integridad f¨ªsica", se?ala Laura Qui?ones Urquiza, especialista en criminolog¨ªa forense. La ingesta de alcohol tambi¨¦n reduce la capacidad de respuesta y de "tener real dimensi¨®n de lo que estaba pasando", subraya la psic¨®loga forense Patricia Mart¨ªnez Llenas.
La menor declar¨® el viernes en c¨¢mara Gesell. "Nada de lo que dijo la menor hace mutar la imputaci¨®n, se mantiene inc¨®lume", se limit¨® a decir la fiscal tras escucharla. Los cinco est¨¢n detenidos de forma provisional acusados de "abuso sexual agravado con acceso carnal", un delito castigado con penas de entre ocho y 20 a?os. Salas aguarda el resultado de los an¨¢lisis gen¨¦ticos y de los tel¨¦fonos m¨®viles. Los investigadores buscan fotograf¨ªas, v¨ªdeos o alguna comunicaci¨®n entre las partes que aporte informaci¨®n sobre lo sucedido. "En principio nada nos indica que v¨ªctima y victimarios se conoc¨ªan previamente", se?al¨® Salas.
Desde la psicolog¨ªa se han planteado hip¨®tesis sobre el accionar colectivo de los hombres acusados. "En las violaciones en grupo los machos est¨¢n ah¨ª aplaudi¨¦ndose, observ¨¢ndose, areng¨¢ndose mientras dominan a la mujer. Circula lo homoer¨®tico, lo que les importa es observar la performance del macho, no lo que la mujer sienta", destaca el psic¨®logo Enrique Stola. "Generalmente se culpa al alcohol o a las drogas, pero miles de varones se alcoholizan y no violan. Estas sustancias pueden actuar como potenciadores, pero no son los disparadores", agrega.
Qui?ones Urquiza cree que, al actuar en grupo, una persona puede someterse a reglas que el resto considera correctas en ese momento y cometer actos violentos que no har¨ªa en solitario. "El anonimato les da una sensaci¨®n de impunidad", explica esta crimin¨®loga.
La desconfianza hacia la Justicia por parte de muchos argentinos les hace temer que esa impunidad sea real. "Era una criatura de 14 a?os. Queremos que estas personas vayan a la c¨¢rcel, que no se encubra, que no se silencie, que no se tape", pide Marta Montero, madre de Luc¨ªa P¨¦rez. Hace un mes y medio, un tribunal absolvi¨® de los cargos de abuso sexual seguido de muerte a los dos acusados por el fallecimiento de su hija, de 16 a?os. La madre ha recurrido la sentencia. Exige justicia para Luc¨ªa y pol¨ªticas p¨²blicas que frenen la violencia contra las mujeres: "Estamos ante una emergencia nacional. Todos los d¨ªas tenemos una muerta, una familia destruida. No podemos sufrir m¨¢s".
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