¡°Te ven vestido de cura en el metro y te llaman pederasta¡±
El obispo Jos¨¦ Cobo participa en el primer debate sobre los abusos sexuales en la Iglesia cat¨®lica con religiosos y v¨ªctimas
"Te ven vestido de cura en el metro y te llaman pederasta", lamenta el obispo Jos¨¦ Cobo Cano, prelado auxiliar del cardenal Carlos Osoro en Madrid. Lo dijo ante un centenar de personas convocadas por Redes Cristianas y Religi¨®n Digital este mi¨¦rcoles en el colegio mayor Chaminade, en un foro que reuni¨® por primera vez a obispos, religiosos y v¨ªctimas de abusos sexuales por eclesi¨¢sticos. Cobo confes¨® tener miedo. "El crimen nos toca a todos", a?adi¨®. Fue Benedicto XVI el primero en observar lo que ahora es un clamor. "Cada sacerdote se ve bajo sospecha. Muchos ya no se atreven a dar la mano a un ni?o, ni a hablar de hacer un campamento de vacaciones con ni?os", dijo el Papa em¨¦rito en 2010.
El obispo Cobo habl¨® despu¨¦s de escuchar el demoledor relato de Juan Cuatrecasas, el padre del joven que fue v¨ªctima de un profesor pederasta en el colegio Gaztelueta, propiedad del Opus Dei en Bilbao. ¡°Fuimos a denunciar al colegio y nos creyeron. ?Qu¨¦ hacer con el abusador? Dijeron que iban a mandarlo al extranjero, y despu¨¦s que quiz¨¢s mejor ponerlo en manos de un cura. Ante nuestra extra?eza, nos preguntaron qu¨¦ m¨¢s pod¨ªan hacer. No tienen compasi¨®n, ni con la v¨ªctima ni con los padres. La actuaci¨®n del obispado de Bilbao tambi¨¦n ha sido bochornosa¡±.
Cuatrecasas ha promovido la asociaci¨®n Infancia Robada, y acude este jueves al Congreso con la exigencia de que los delitos de abusos a menores no prescriban hasta pasados 50 a?os. Su hijo Asier (nombre ficticio) tard¨® mucho tiempo en poder denunciar los abusos que sufri¨® a los 12 a?os, sentenciados ya a su favor por la justicia. No lo ha superado del todo. Ansiedad, pesadillas, alucinaciones, taquicardias, decepci¨®n por el trato recibido por las autoridades eclesi¨¢sticas son las secuelas m¨¢s frecuentes. "Si se sufre violencia de ni?o, la vida es como una marat¨®n con una sola pierna y una mochila llena de ladrillos", confiesa otra v¨ªctima de abusos en su infancia. No se atrevi¨® a denunciar hasta que cumpli¨® 31 a?os.
Los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo acuden la semana pr¨®xima a Roma, convocados por el papa Francisco para buscar la manera de atajar los abusos y de frenar el desprestigio que causan a la Iglesia romana. Cuatrecasas no es optimista, ante la actitud de los obispos espa?oles. "No creo en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. Salvo Omella, Bl¨¢zquez y Osoro [se refiere a los cardenales de Barcelona, Valladolid y Madrid], el resto de los obispos, casi todos, ofenden a las v¨ªctimas con las disculpas que ofrecen, como el arzobispo de Tarragona o [Fernando Gim¨¦nez] Barriocanal y [el obispo Jos¨¦ Mar¨ªa] Gil Tamayo. Pedir perd¨®n est¨¢ bien, pero debe haber un resarcimiento para afrontar terapias muy largas y costosas", dijo.
"Con mi hijo ca¨ªmos en la trampa de un se?or, no quiero decirlo cura, que se llama Silverio Nieto Mu?oz. Vino a casa a ayudar y someti¨® al chico a un interrogatorio de tres horas. Hasta lleg¨® a pedirle que hiciera un croquis del lugar en el que hab¨ªa sufrido los abusos. Resulta que despu¨¦s fue al colegio con el croquis para que cambiaran el decorado. Ese se?or forma parte de la comisi¨®n creada en la Conferencia Episcopal para combatir los abusos a menores en Espa?a. C¨®mo confiar. Es el Villarejo de la Iglesia, el fontanero malo del Vaticano", afirm¨®.
El relato de Cuatrecasas marc¨® el resto del debate en el Chaminade. Destacaron las intervenciones de Jes¨²s Zamora, secretario general de Conferencia Espa?ola de Religiosos (CONFER); Raquel Mallavibarrena, dirigente de Redes Cristianas, y Jes¨²s Bastante, redactor jefe de Religi¨®n Digital, como moderador. "No percibimos que se d¨¦ al problema la m¨¢xima urgencia. Que no nos digan que hay pederastas en otros sectores de la sociedad. Produce tristeza, preocupaci¨®n, indignaci¨®n. Hay que ver c¨®mo hemos llegado a esta situaci¨®n, hay que buscar las causas sin miedo. La tolerancia cero es clave, pero no basta", lament¨® Mallavibarrena. En su opini¨®n, una fuente del problema es el clericalismo que dota de un poder y una superioridad malsanos al clero frente a los laicos. Tambi¨¦n se debe revisar el celibato obligatorio de los cl¨¦rigos y, sobre todo, "cuidar y reformar las ense?anzas que reciben los seminaristas", concluy¨®.
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