Cuando la denuncia de abusos no se cree: el caso archivado de un ni?o sordo
La historia de un presunto caso en un colegio de Salamanca, sobrese¨ªdo de forma provisional en 2015, muestra la complejidad de estas acusaciones. El menor dice que acudir¨¢ a los tribunales a los 18 a?os
El problema de los abusos de menores para salir a la luz no es solo que no se denuncian, sino que las denuncias de presuntos casos muchas veces no prosperan. El reciente proceso del colegio del Opus Dei en Gaztelueta (Bizkaia) es emblem¨¢tico. Los padres del menor denunciaron, la causa fue archivada y desistieron por consejo m¨¦dico por el desgaste que sufr¨ªa su hijo, pero cinco a?os despu¨¦s el chico, al llegar a la mayor¨ªa de edad, lo denunci¨® ¨¦l mismo. Fue entonces, el pasado mes de noviembre, cuando los tribunales le dieron la raz¨®n. Condenaron a 11 a?os a un profesor, aunque el colegio sigue diciendo que es mentira.
Una historia de uno de esos casos archivados, por el momento, y que demuestra la complejidad de estas denuncias es la de Mateo, nombre ficticio de un ni?o con discapacidad auditiva que ahora tiene 14 a?os. Seg¨²n acusa, sufri¨® abusos de los 4 hasta casi los 7 a?os de dos profesores seglares de un colegio religioso concertado del centro de Salamanca, espec¨ªfico para menores con discapacidad, entre 2009 y 2011.
Responsables del centro y uno de los acusados, que no desean ser citados, explican a este peri¨®dico que, en su opini¨®n, fue todo una invenci¨®n y el ni?o "estaba manipulado". La direcci¨®n del colegio, que asegura que no recibi¨® m¨¢s denuncias, mantuvo en todo momento en sus puestos a los acusados. Uno era docente de religi¨®n y otras materias y el otro, de gimnasia, aunque no le daba clase. El colegio no tom¨® ninguna medida contra ellos y siempre defendi¨® su inocencia. Uno contin¨²a como profesor y el otro, afirman, se ha jubilado hace poco.
En cambio, Elisa, nombre tambi¨¦n ficticio de la madre del ni?o, es una mujer desesperada por no ser cre¨ªda y a quien la psic¨®loga de su hijo le dijo sin g¨¦nero de dudas, en un informe demoledor, que el chico hab¨ªa sufrido graves abusos sexuales. Ese estudio, al que ha tenido acceso EL PA?S, concluye lo siguiente: ¡°El menor ha sido v¨ªctima de abusos sexuales con caracter¨ªsticas s¨¢dicas anales y orales, en multitud de ocasiones (¡) Est¨¢ adentrado en un s¨ªndrome ansioso-depresivo severo reactivo a una situaci¨®n de estr¨¦s postraum¨¢tico¡±.
Elisa present¨® una denuncia en 2011, logr¨® reabrir el caso tras dos archivos y finalmente desisti¨® de recurrir el ¨²ltimo en marzo de 2015, "por el inter¨¦s prioritario del menor", seg¨²n el escrito final de su abogado. Ella relata que cuatro a?os de proceso les estaban agotando, tambi¨¦n econ¨®micamente, y asegura que adem¨¢s sufr¨ªan amenazas. Pensaron que era lo mejor para su hijo, por el momento. Era la palabra de un ni?o contra la de unos adultos y la titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Salamanca archiv¨® la causa de forma provisional a la espera de posibles nuevas pruebas, al considerar que no se hab¨ªan hallado indicios suficientes. Elisa cree que no se ha hecho justicia: ¡°Solo dicen que yo estoy loca y mi hijo tambi¨¦n¡±. Afirma indignada que ¡°no se investig¨® nada¡± y "tardaron a?os" en llamarla a declarar a ella y a su hijo. Mateo sigue manteniendo su acusaci¨®n: ¡°Cuando tenga 18 a?os, denunciar¨¦ yo mismo¡±. Si es as¨ª, ser¨¢ en 2022.
Elisa ha contado su caso a EL PA?S, y tambi¨¦n ha aceptado que su hijo preste su testimonio. El relato de ambos es muy duro. Ella cuenta que Mateo cambi¨® de car¨¢cter tras llegar al colegio en segundo de educaci¨®n infantil. Ten¨ªa comportamientos y miedos extra?os. Entre otros episodios que la alarmaron, un d¨ªa vio al ni?o simulando el acto sexual con una mu?eca. Otro, observ¨® sus genitales hinchados y acab¨® en urgencias, con un parte que indicaba ¡°posible agresi¨®n sexual¡±. ¡°Hasta que un d¨ªa explot¨®, cont¨® todo. Se enfad¨® tras una discusi¨®n. Dec¨ªa llorando que todos le re?¨ªan, tambi¨¦n en el colegio y entonces dijo: mira, mira lo que me hacen. Se desnud¨®, se puso en cuclillas en el sill¨®n, se abri¨® el culete y dijo: me meten un palo muy duro¡±. En sus dibujos aparecen escenas inquietantes con detalles sexuales. Elisa le sac¨® del colegio y emprendi¨® un largo proceso judicial.
A Mateo, que ha pasado a?os en terapia psicol¨®gica y, seg¨²n cuenta su madre, ha tenido intentos de suicidio, le cuesta mucho hablar de esto. ¡°Te queda una marca en el cerebro que tendr¨¦ toda la vida¡±, explica. Al preguntarle c¨®mo se siente al no ser cre¨ªdo opina que ¡°para mucha gente es dif¨ªcil tener la sensibilidad o la maldad para creer algunas cosas¡±. Dice que tiene miedo de encontrarse por la calle con los acusados y que a¨²n espera justicia. Su madre sostiene que otros ni?os de la edad de Mateo, algunos con otras discapacidades, sufrieron abusos, pero sus familias no han querido denunciar. Asegura que dio nombres de posibles v¨ªctimas al juez, para que lo investigaran, pero afirma que ¡°no hicieron nada¡±.?Un abogado de Salamanca ha confirmado a este peri¨®dico que conoci¨® dos presuntos casos m¨¢s, pero finalmente las familias no quisieron denunciar. Los abusos, seg¨²n el relato de Mateo, ocurrieron en el colegio y tambi¨¦n en un hotel cercano y en otros lugares fuera del centro, a donde le llevaban en horario de clase.
Valorar el testimonio de la v¨ªctima
El que era entonces el abogado de la familia, que no desea ser identificado, opina que fue una causa muy dif¨ªcil y varios jueces, de instrucci¨®n y en la audiencia provincial, no consideraron suficientemente acreditadas las acusaciones. Eso a pesar del testimonio del ni?o y del contundente informe psicol¨®gico que present¨® la familia. Sin embargo, los estudios periciales de las partes no suelen ser tenidos en cuenta. Manuela Torres, abogada de Salamanca especializada en agresiones sexuales, que no llev¨® este caso, y miembro de la asociaci¨®n de mujeres juristas Themis, explica que es una pr¨¢ctica habitual en los juzgados: ¡°Las v¨ªctimas de abusos siempre se encuentran con el problema de ser cre¨ªdas, casi nunca hay pruebas f¨ªsicas y suelen aportar informes de los psic¨®logos que los han tratado. Pero el juez raramente los considera, se toman como informes parciales, no objetivos, porque son pagados por la parte, y solo se creen imparciales los de los forenses del juzgado¡±. Opina que se deber¨ªa valorar m¨¢s como prueba el propio testimonio de la v¨ªctima, tal como avala el Tribunal Constitucional y el Supremo, siempre que cumplan unos determinados criterios de credibilidad. Por otro lado, aunque el juez crea que se han cometido abusos, otro problema distinto es acreditar con certeza la identidad del autor.
En este caso, el informe de los forenses del juzgado conclu¨ªa que ¡°no se ha podido conseguir una narraci¨®n en torno a los hechos de las diligencias, ni de forma verbal (¡), ni de forma no verbal, a trav¨¦s del dibujo, que haga referencia a hechos o temas relacionados con conductas de agresi¨®n sexual¡±. En el auto judicial de archivo posterior, la magistrada admit¨ªa su perplejidad por el informe pericial de la familia, en contraste con el de los forenses del juzgado: ¡°Ciertamente, (¡) sorprende por su contenido¡±. Pero, finalmente, consider¨® las conclusiones ¡°cuando menos, desproporcionadas¡±.
Manuela Torres, en todo caso, cree que se archivan ¡°m¨¢s casos de abusos de menores de los deseables, porque si no son clar¨ªsimos suponen una patata caliente, m¨¢s a¨²n en ciudades peque?as o pueblos y si implican a un cura o un colegio religioso¡±. Su experiencia es esta: ha llevado en torno a cincuenta casos de presuntos abusos de sacerdotes en Salamanca durante 25 a?os, pero solo han llegado juicio tres. Con dos condenas y un archivo.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es
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