Condenada a la suciedad
El Gobierno ha parado temporalmente la regeneraci¨®n de la bah¨ªa de Portm¨¢n (Murcia), invadida por residuos mineros vertidos durante 33 a?os. Una sentencia vuelve a posponer la esperada limpieza.
¡°Regeneraci¨®n de la Bah¨ªa de Portm¨¢n de La Uni¨®n. 48 meses. 32 millones¡±, reza un cartel en un punto cercano a la que tuvo que ser una de bah¨ªas m¨¢s bellas de Espa?a antes de convertirse en uno de los mayores desastres ambientales del Mediterr¨¢neo. Encima del panel informativo alguien ha a?adido en may¨²sculas: ¡°Mentirosos¡±, porque los lugare?os ya no se creen que esa restauraci¨®n llegue a buen puerto, y menos al suyo que desapareci¨® anegado por los m¨¢s de 60 millones de toneladas de residuos que la mina Pe?arroya tir¨® directamente al mar durante 33 a?os, de 1957 a 1990, cuando cerr¨®. Era un lodo que sal¨ªa de una tuber¨ªa y que conten¨ªa los reactivos utilizados para sacar el metal, mezclados con restos de plomo, zinc, cadmio... Cada cierto tiempo la mina, que produc¨ªa plomo, plata y pirita cambiaba el chorro de sitio porque ya no hab¨ªa mar.?
As¨ª se sepult¨® la rada murciana de Portm¨¢n, que los mayores comparaban por su belleza con la Concha de San Sebasti¨¢n. La l¨ªnea de playa avanz¨® 600 metros y los vertidos llegaron hasta 12 kil¨®metros mar adentro. ¡°Era escandaloso. Supon¨ªa el 90% de los residuos s¨®lidos que se tiraban al Mediterr¨¢neo¡±, dimensiona el desastre Julio Barea de Greenpeace. La organizaci¨®n ecologista tapon¨® las tuber¨ªas en 1986.
El Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica ha parado el ¨²ltimo intento de recuperaci¨®n que despeg¨® en octubre de 2016, tras a?os de conversaciones e intentos anteriores que no fructificaron. El proyecto, que deb¨ªa finalizar en 2020, planteaba la eliminaci¨®n de 10 millones de toneladas de residuos y recuperar la l¨ªnea de la costa 300 metros hacia dentro. La parada acata, en primer lugar, una sentencia de la Audiencia Nacional que anul¨® la adjudicaci¨®n del contrato. El fallo dio la raz¨®n a la empresa, liderada por Acciona, que logr¨® el segundo puesto en el concurso p¨²blico de concesi¨®n de las obras y que reclamaba el primero, que recay¨® en la UTE Marco-Ciomar. En segundo lugar, se necesita ¡°reconsiderar aspectos esenciales del proyecto¡± como la estabilidad del material que se depositar¨¢ una vez sacado del agua, el tratamiento que se dar¨¢ al material dragado y al agua que salga del proceso. El ministerio no sabe hasta cu¨¢ndo van a estar suspendidas las obras. En todo caso, hay que esperar a que se resuelva el recurso presentado por la empresa afectada, que hasta la paralizaci¨®n hab¨ªa construido tres balsas de secado de los residuos y dos tramos de la cinta transportadora que los llevar¨¢ hasta el lugar de almacenamiento. Y luego decidir si hay que hacer o no una nueva adjudicaci¨®n.
¡°El proyecto es tan malo que es irrealizable, sobre todo por el importe de adjudicaci¨®n que ha ido mermando¡±, apunta Pedro L¨®pez Mil¨¢n, alcalde de La Uni¨®n, t¨¦rmino al que pertenece Portm¨¢n. ¡°Hace a?os la recuperaci¨®n se valor¨® en 100 millones, de ah¨ª pas¨® a 79, y ha acabado en 32¡±, enumera. L¨®pez Mil¨¢n sostiene que La Uni¨®n necesita la limpieza de la bah¨ªa ¡°tanto como el comer para no ser una ciudad dormitorio como ahora¡±. Desde que cerr¨® Pe?arroya, que daba trabajo a 600 personas, el pueblo no levanta cabeza. Por sus calles abundan los negocios cerrados y la tasa de desempleo roza el 22%. Con Portm¨¢n recuperado se abre la posibilidad de construir un puerto deportivo y de acometer un desarrollo tur¨ªstico ¡°sostenible¡±. Un argumento que comparte Carlos Bernab¨¦, presidente de los empresarios de La Uni¨®n. ¡°La queremos limpia primero como ciudadanos, pero tambi¨¦n por las expectativas tur¨ªsticas y de servicios que se abren¡±, concreta.?
Venda en los ojos
Jos¨¦ Garc¨ªa L¨®pez trabaj¨® desde los 18 a?os (ahora tiene 66) en el lavadero de la mina Pe?arroya, en trituraci¨®n, hasta que su clausura. Entre la ruina de lo que fue el inmenso lavadero ahora abandonado, lleno de pintadas, cristales rotos y restos de uralita del tejado en el suelo, relata c¨®mo se tiraban los residuos al mar por una tuber¨ªa. ¡°Todos sab¨ªamos que iba a la bah¨ªa, pero ten¨ªamos trabajo fijo y bien pagado, incluso con tres pagas extras¡±, rememora. ¡°Quien no ten¨ªa al t¨ªo, ten¨ªa al sobrino, o al hermano ?qui¨¦n iba a decir nada, eran ¨¦pocas muy duras!¡±, remacha el fot¨®grafo Antonio Mero?o.
Ambos recuerdan c¨®mo de ni?os se met¨ªan bajo los chorros para llenarse de barro y luego ba?arse en el mar para quit¨¢rselo. ¡°A nadie le pasaba nada, ni sarpullidos, ni ronchas, ni nada parecido. Hasta hab¨ªa m¨¢s peces¡±, asegura el minero. ¡°Era normal que la pelota cayera al mar y all¨ª que nos tir¨¢bamos para recuperarla¡±, describen. Ahora ser¨ªa imposible debido a lo que se ha alejado el agua por el relleno artificial. ¡°Al menos se podr¨ªan haber cuidado las instalaciones y recibir¨ªamos visitas¡±, comenta Mariano Mart¨ªnez, mientras muestra las herrumbrosas vagonetas de transporte del mineral o el inicio de un t¨²nel tapado por los juncos y lleno de agua amarillenta.
En Portm¨¢n y en La Uni¨®n no tienen miedo a la contaminaci¨®n de las aguas de la bah¨ªa. Sus vecinos se ba?an en sus aguas, como han hecho siempre. Sin embargo, un estudio del Grupo de Investigaci¨®n Consolidado en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona hizo p¨²blicos en febrero pasado los resultados de un estudio en el que se tomaron muestras del fondo marino con tubos de hasta cuatro metros. El an¨¢lisis demostr¨® que contienen ars¨¦nico proveniente de los minerales de la mina. Su investigaci¨®n contin¨²a para establecer su distribuci¨®n en Portm¨¢n y determinar su movilidad. En todo caso, advierten, su presencia no significa que haya pasado a los seres vivos.
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