Desconfiar de la filantrop¨ªa propia

Las campa?as electorales, tan importantes para una democracia, tienen su reverso: la simplificaci¨®n de conceptos con la que algunos intentan ganar votos. En ello han ca¨ªdo las cr¨ªticas vertidas por Unidas Podemos hacia la donaci¨®n que la Fundaci¨®n Amancio Ortega ha hecho a la sanidad p¨²blica espa?ola, a pesar de que de su programa de apoyo a la oncolog¨ªa p¨²blica se est¨¢n beneficiando ya miles de pacientes en varios hospitales. Seg¨²n el an¨¢lisis realizado por El Economista, ya se ha triplicado el n¨²mero de equipos de radioterapia gracias a este proyecto solidario.

El maximalista planteamiento de Podemos no se sostiene. Es f¨¢cil estar de acuerdo en que la sanidad p¨²blica no debe vivir de limosnas. El sistema acumula graves dolencias: largas listas de espera, gasto insuficiente (en comparaci¨®n con los pa¨ªses de nuestro entorno), falta de personal, instalaciones deficientes y poco gasto en equipamientos (siempre en t¨¦rminos relativos europeos). Es verdad que el Estado deber¨ªa y podr¨ªa hacer m¨¢s. Espa?a ocupa el 13? puesto dentro de la Uni¨®n Europea en gasto sanitario por habitante y el 15? en inversi¨®n en equipamientos. Los recortes durante la crisis fueron demoledores y el sistema a¨²n no se ha recuperado del todo. Pero, desde luego, nuestra sanidad no vive de la caridad; salvo que alguien pueda demostrar que 300 millones es una cantidad determinante para mantener un servicio p¨²blico que cuesta m¨¢s de 73.000 millones de euros anuales.

Tiene raz¨®n Podemos al exigir que las grandes empresas paguen los impuestos que, por ley, les correspondan, pero nada indica que el grupo Inditex fundado por Ortega no cumpla con sus obligaciones fiscales. El a?o pasado, entre el impuesto de sociedades, cotizaciones a la Seguridad Social y otros grav¨¢menes, ingres¨® al erario 928 millones de euros. Si debe pagar m¨¢s, que se demuestre.

El nuevo perfil m¨¢s moderado de Pablo Iglesias encaja mal en este discurso manipulador y exagerado que tambi¨¦n ha impregnado la campa?a europea. Ya saben: nos han robado, importan m¨¢s los bancos que la gente, etc. De este partido fundado por profesores universitarios se pueden esperar ideas un poco m¨¢s atinadas y acordes con la realidad y los problemas de los ciudadanos. De hecho, las esgrimen en otros campos. Pero este asunto contiene una doble perversi¨®n. La primera y principal es jugar con una necesidad b¨¢sica, la salud; tal vez la que m¨¢s estresa a la poblaci¨®n.

El segundo elemento perverso de este debate es el llamamiento indirecto a que otros ricos se abstengan de hacer donaci¨®n alguna. Se arriesgan a ser criticados en un mitin y a que su imagen quede da?ada para siempre como presuntos defraudadores al fisco.

Definitivamente, los espa?oles somos ¨²nicos tirando piedras sobre nuestro propio tejado. Admiramos la filantrop¨ªa de otros, pero desconfiamos de la nuestra; una patolog¨ªa dif¨ªcil de tratar.