Acceso a la universidad: ?un debate interesado?

El sistema de acceso a la Universidad es una cuesti¨®n trascendental para cualquier sociedad. Lo es porque afecta de manera directa al progreso de las personas y porque el acierto en la selecci¨®n de los estudiantes es crucial para el nivel de modernizaci¨®n y avance de un pa¨ªs. A nivel individual, su desarrollo condiciona las posibilidades de educaci¨®n superior y el futuro sociocultural y econ¨®mico de los ciudadanos. Esto hace entendible la tensi¨®n que, al t¨¦rmino de cada curso acad¨¦mico, se genera en el entorno social y familiar de las alrededor de 300.000 personas que se matriculan en las pruebas de acceso a la Universidad en toda Espa?a.

Todo un conjunto de valoraciones, comentarios y cr¨ªticas aparecen cada a?o en estas fechas. Este a?o, el diferente grado de dificultad de los ex¨¢menes, alentado por las cr¨ªticas sobre la supuesta complicaci¨®n de una de las opciones de la prueba de Matem¨¢ticas en la Comunidad Valenciana, ha conseguido ser de nuevo el tema capital. A partir de este, la discusi¨®n acerca de la heterogeneidad en los contenidos y niveles de las pruebas en cada una de las comunidades aut¨®nomas ha recibido una especial atenci¨®n: en consecuencia, 178.000 estudiantes solicitaron el 17 de junio en el Ministerio de Educaci¨®n y Formaci¨®n Profesional una ¨²nica prueba de acceso a nivel nacional.

El posicionamiento acerca del mejor sistema de acceso a la Universidad presenta un elevado car¨¢cter ideol¨®gico, que se puede simplificar en dos grandes opciones. Para un sector, el derecho al acceso a una titulaci¨®n recae en los ciudadanos y deben ser estos, seg¨²n sus m¨¦ritos medidos a trav¨¦s de pruebas objetivas y comparables, los que han de elegir la carrera y la universidad a partir de los resultados obtenidos.

Una visi¨®n alternativa considera que son las universidades las que deben elegir a los ciudadanos que acceder¨¢n a sus titulaciones. Para ello, cada instituci¨®n desarrollar¨ªa un sistema particular de selecci¨®n. Es importante recordar que la aprobaci¨®n de la LOMCE propuso un cambio normativo ajustado a esta proposici¨®n: la prueba de selectividad era suprimida y cada universidad podr¨ªa fijar los procedimientos que considerase oportunos para la admisi¨®n de sus estudiantes.

La oposici¨®n de buena parte del sistema universitario, muy singularmente la reacci¨®n de la asociaci¨®n de universidades p¨²blicas de Andaluc¨ªa, revirti¨® la situaci¨®n y una prueba general de acceso a la Universidad qued¨® finalmente establecida muy similar a la anterior prueba de Selectividad. Hay que recordar esta sucesi¨®n de acontecimientos para llevar a cabo el debate presente sobre la posibilidad de unificar la prueba de acceso en una ¨²nica para toda Espa?a.

Resulta curioso que el sector ideol¨®gico que promulg¨® una ley que eliminaba la prueba existente de Selectividad vuelva a traer el tema a discusi¨®n. Ahora con la pretensi¨®n de mejorar la prueba actual y reducir as¨ª las diferencias entre las distintas comunidades aut¨®nomas. Dada la complejidad pol¨ªtica que vive Espa?a, en estos momentos, proponer un cambio en la Selectividad que requiere forzosamente el acuerdo de todas las comunidades aut¨®nomas resulta, cuando menos, sorprendente.

?Se pretende verdaderamente una mejora en la prueba? ?Se plantea un debate interesante, acad¨¦micamente sin duda lo es, o lo que se busca es una discusi¨®n interesada que pueda devolvernos a la ya pretendida eliminaci¨®n de la prueba?

Propongo dos consideraciones para abordar este debate con rigor. En primer lugar, debe realizarse un an¨¢lisis detallado de la evoluci¨®n de las calificaciones de la prueba general de acceso en el conjunto de las comunidades. Una primera valoraci¨®n muestra que la separaci¨®n de las calificaciones medias de los ¨²ltimos a?os entre las comunidades ni es cuantitativamente significativa ni mantiene posiciones constantes para cada comunidad a lo largo del tiempo. Este primer acercamiento contradice el argumento que origina la actual discusi¨®n. Realizar la prueba de acceso en una determinada comunidad no parece beneficiar, o perjudicar, con car¨¢cter general a los aspirantes. Sin embargo, y esta segunda consideraci¨®n es trascendente, s¨ª hay grandes diferencias cuantitativas y mantenidas a lo largo del tiempo entre las calificaciones medias obtenidas por los aspirantes en sus centros educativos comparadas con las medias que estos mismos centros obtienen en la prueba de acceso.

Si se tiene en cuenta que la calificaci¨®n concedida por el centro cuenta el 60% en la calificaci¨®n final que se emplea para ordenar a los aspirantes, la importancia de esta nota es mucho mayor. Es decir, la principal heterogeneidad que el sistema presenta no es la diferente prueba general en cada comunidad. Es, y de manera muy decisiva, la calificaci¨®n que el centro educativo otorga al aspirante antes de realizar la prueba general.

Siendo esto m¨¢s relevante y pudi¨¦ndose arbitrar soluciones de homogeneizaci¨®n mucho m¨¢s sencillas, ?por qu¨¦ no se incorpora este aspecto al debate? Seguro que muchos lectores ya tienen una respuesta muy interesante y nada interesada. Yo creo que la importancia de la cuesti¨®n lo merece y hacerlo es responsabilidad de toda la sociedad.

Miguel ?ngel Castro Arroyo es rector de la Universidad de Sevilla