Juan Jos¨¦ Omella, un prelado catal¨¢n con mando en Madrid
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola lleg¨® a Barcelona con pol¨¦mica
Los obispos han apostado por un prelado con mando en Catalu?a como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE). Es la primera vez que ocurre. Se ver¨¢n los resultados. El cardenal Juan Jos¨¦ Omella (Cretas, Teruel, 1948) lleg¨® a Barcelona con pol¨¦mica y tiene all¨ª una tarea sin concluir, incluso en la gesti¨®n de la Conferencia Episcopal Tarraconense, en la que los obispos independentistas o ¡°neutrales ante el proc¨¦s¡± (as¨ª les gusta que se les vea) lo tienen por un obst¨¢culo, incluso como un adversario. Tampoco cuenta con la unanimidad entre el resto de sus pares. Son muchos los obispos que, en la estela del cardenal de Valencia, Antonio Ca?izares, o el arzobispo de Oviedo, Jes¨²s Sanz, han pedido rezos por la unidad de la naci¨®n, que ven en grave peligro, y tambi¨¦n oraciones en previsi¨®n de las acciones del nuevo Gobierno de coalici¨®n, al que aprecian claramente como un enemigo a combatir.
Omella es dialogante, suave de modales (aunque en¨¦rgico actuando) y partidario de implicarse en los conflictos con la intenci¨®n de suavizarlos. No va a cambiar. Lo dijo hace tres a?os en el Vaticano, apenas 24 horas antes de recibir del papa Francisco la birreta cardenalicia y consciente de haber llegado a donde no esperaba. ¡°A los 71 a?os el arbolito est¨¢ hecho, y no voy a cambiar. Sigo llevando la cartera, salgo con la bolsa de pl¨¢stico del Corte Ingl¨¦s. No entiendo el cardenalato como un ascenso de categor¨ªa. Yo quer¨ªa ser misionero en ?frica, y lo fui un a?o, o cura de pueblo y lo fui 20 a?os. Ser obispo ni lo busqu¨¦ ni lo ped¨ª¡±. Tambi¨¦n reiter¨® entonces su programa (digamos) pol¨ªtico: ¡°Hay que avanzar por el camino del di¨¢logo. El di¨¢logo es fundamental en una familia, en la sociedad y en la pol¨ªtica. Evitemos los enfrentamientos y busquemos el bien com¨²n¡±.
En su ascenso a Barcelona se hab¨ªan implicado el Gobierno, la Generalitat de Catalu?a y los distintos sectores eclesi¨¢sticos. A la pol¨¦mica ya cl¨¢sica del ¡°volem bisbes catalans¡± (queremos obispos catalanes), se a?ad¨ªa entonces la disputa sobre si el candidato a sustituir al cardenal Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach, que llevaba cuatro a?os esperando el relevo, deb¨ªa ser favorable, contrario o neutral ante el debate independentista suscitado en toda la provincia eclesi¨¢stica catalana, que funciona como conferencia episcopal sin serlo formalmente.
En apenas dos a?os, Omella hab¨ªa saltado desde un sencillo pontificado en la di¨®cesis de Calahorra y La Calzada-Logro?o, donde fue obispo durante m¨¢s de una d¨¦cada, a convertirse en pr¨ªncipe de la Iglesia y cardenal arzobispo de una de las grandes archidi¨®cesis del catolicismo europeo. Antes pas¨® tres a?os como auxiliar en Zaragoza del arzobispo El¨ªas Yanes, entonces presidente de la CEE, y tres m¨¢s como prelado de Barbastro-Monz¨®n, actuando tambi¨¦n como administrador apost¨®lico de Huesca y Jaca. Se ha dicho que fue en febrero de 2014, durante una visita al Papa de todos los obispos espa?oles (conocidas como visita ad limina) donde Omella deslumbr¨® a Francisco. De aquellas conversaciones sac¨® el Pont¨ªfice argentino el convencimiento de que deb¨ªa promocionarlo a m¨¢s altos encargos, y pens¨® lo mismo del entonces arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, que ascendi¨® poco m¨¢s tarde a la sede de Madrid y al cardenalato.
En el caso de Omella, su salto a Barcelona fue sobresaltado. Los recelos del Gobierno de Mariano Rajoy ante algunos de los candidatos del Papa para ese cargo, rechazados por el Ejecutivo con sigilo no disimulado, convirti¨® de pronto en alternativa al obispo de Calahorra. Lo que se dijo entonces parec¨ªa una broma: el aragon¨¦s Omella hablaba catal¨¢n.
Han pasado cinco a?os y a¨²n permanecen los recelos. Lo cierto es que Omella medi¨® entre Rajoy y Carles Puigdemont, reuni¨¦ndose por separado con los dos, y que sali¨® escaldado de las dos gestiones. ¡°Hice lo que pod¨ªa, habl¨¦ con unos y otros en esos momentos de tensi¨®n¡±. Hab¨ªa afrentas sin cicatrizar. El presidente de la Generalitat le hab¨ªa ¡°abroncado¡± (fue el verbo preciso que usaron entonces los medios independentistas radicales) porque, seg¨²n el ahora fugado a Waterloo, Omella lo hab¨ªa tratado con desprecio cuando solo se refiri¨® a ¨¦l como ¡°autoridad auton¨®mica¡± y sin citarlo por el nombre, en la misa celebrada en la Sagrada Familia en memoria de las v¨ªctimas de los atentados terroristas en Las Ramblas y Cambrils, en presencia de las principales autoridades de Espa?a. Tambi¨¦n le afe¨® haber pronunciado la homil¨ªa ¡°en el idioma espa?ol¡±. Efectivamente, el arzobispo se hab¨ªa ce?ido al estricto protocolo: salud¨® primero al Rey, despu¨¦s al presidente del Gobierno, por ¨²ltimo a un gen¨¦rico ¡°autoridades auton¨®micas y locales¡±. Irrit¨® tambi¨¦n al independentismo que no hiciera ¡°ninguna menci¨®n a los Mossos d¡¯Esquadra en el cap¨ªtulo de agradecimientos¡±, y s¨ª a un gen¨¦rico ¡°Fuerzas de la Seguridad del Estado¡±.
Desde entonces, los cat¨®licos que han abrazado la religi¨®n de la independencia por encima del cristianismo consideran a su cardenal un pastor ajeno ¡°por su falta de sensibilidad hacia la realidad catalana¡±. As¨ª lo cree el colectivo Esgl¨¦sia Plural, muy activo, escrito en un solemne comunicado. La frase ¡°la uni¨®n nos hace fuertes mientras que la divisi¨®n nos corroe y nos destruye¡± le pareci¨® entonces ¡°palabras sacadas de cualquier discurso de Rajoy¡±. Y peor a¨²n: cuando otro grupo de sus fieles, Cristians per la independ¨¨ncia, le exigi¨® que cediese locales de la Iglesia cat¨®lica para votar en el refer¨¦ndum ilegal, Omella guard¨® silencio pero contempl¨®, tambi¨¦n en silencio, c¨®mo lo hac¨ªan muchos de sus p¨¢rrocos y algunos de los obispos de la Tarraconense.
Tampoco hab¨ªan entusiasmado enfrente algunos posicionamientos del nuevo l¨ªder del episcopado. Por ejemplo, a Omella le pareci¨® excesiva la prisi¨®n preventiva de los l¨ªderes independentistas condenados ya en firme por sedici¨®n. Dijo: ¡°Lo mejor ser¨ªa hacer el juicio con la m¨¢xima celeridad o que, como m¨ªnimo, estuvieran tan cerca de Catalu?a o en su casa esperando esa fase procesal¡±.
Con estudios en el seminario de Zaragoza y con los Padres Blancos en Lovaina (B¨¦lgica) y Jerusal¨¦n, Omella es sacerdote desde 1970 y fue muchos a?os p¨¢rroco rural. En la CEE presidi¨® algunos a?os la comisi¨®n de Pastoral Social.
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