Peque?os sujetos de segunda
La crisis del coronavirus y el confinamiento estricto de la infancia evidencian el negacionismo de los ni?os y ni?as en la sociedad espa?ola
El otro d¨ªa una amiga dec¨ªa que odiaba la palabra ¡°resiliencia¡±, que no la volver¨ªa a usar jam¨¢s despu¨¦s de ver c¨®mo se estaba empleando estos d¨ªas para justificar el encierro total de 8,3 millones de menores, que se aliviar¨¢ a partir del pr¨®ximo 27, seg¨²n anunci¨® este s¨¢bado Pedro S¨¢nchez. Estamos acostumbrados a que a los ni?os no se les tenga en cuenta en los grandes temas, a que se les considere un estorbo. Pero no est¨¢bamos preparados para ver c¨®mo el adultocentrismo derivaba en pura ni?ofobia. Seg¨²n la escritora Luc¨ªa Etxebarria, los ni?os son ¡°supercontagiadores¡± que transmiten el virus ¡°a todo adulto que se acerque a ellos¡±. Me imagino que la periodista Elisa Beni hab¨ªa le¨ªdo su art¨ªculo y por eso denunciaba aterrada en Twitter que una ni?a de cuatro a?os hab¨ªa intentado agarrarle la gabardina en la cola de un comercio, despu¨¦s de haber tocado el suelo y el cap¨® de un coche. Los ni?os son ¡°vectores de contagio¡± incontrolables, tan solo superados en inquina por sus pat¨¦ticos padres y madres, quejicas incapaces de imponer disciplina y empe?ados en obligar a los dem¨¢s a aceptar que sus hijos son el centro del universo.
Esta crisis est¨¢ haciendo m¨¢s visibles y dolorosos problemas que ya exist¨ªan. Los cr¨ªos son sujetos de segunda sobre los que todav¨ªa se puede discutir sin sonrojo si son o no propiedad de sus padres. Casi cualquier colectivo que no sea el de los adultos sanos resulta molesto de un modo u otro para los ritmos de esta sociedad enferma. Sin embargo, a nadie se le ocurre pedir que se construyan aceras separadas para ancianos que avanzan despacio (y eso que vamos siempre con prisa) o vagones de metro sin trabajadores que vuelvan de jornadas de trabajo f¨ªsico (y eso que en nuestra sociedad espantan los olores corporales). Hemos avanzado mucho en el respeto a la infancia, c¨®mo negarlo, pero en los ¨²ltimos a?os nos ha llegado a parecer normal que se exijan espacios libres de ni?os: trenes, aviones, hoteles¡
Y es que con los cr¨ªos parece que todo vale. Ponles la tele en ingl¨¦s aunque no se enteren, son como esponjas. No te preocupes tanto, se adaptan a todo. Y cuando no queda forma de negar que lo puedan estar pasando mal, viene la excusa estrella: su sufrimiento no tendr¨¢ consecuencias en el futuro, as¨ª que qu¨¦ m¨¢s da. Algo as¨ª dijo el otro d¨ªa la presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa, que m¨¢s que una aliada parec¨ªa una columnista childfree.
Entretanto, 8,3 millones de menores llevan m¨¢s de un mes sin salir. No est¨¢ claro cu¨¢ntos viven en viviendas que no re¨²nen condiciones adecuadas, pero s¨ª sabemos que m¨¢s de dos millones eran pobres antes de esta crisis y no podr¨¢n permitirse ni una semana de vacaciones aunque acabe el confinamiento. Espa?a est¨¢ a la cola de Europa en gasto familiar y los menores son el principal grupo en riesgo de pobreza, pero el problema es que los mimamos tanto que luego no los aguantamos en casa.
Carolina del Olmo es filosofa y autora de ¡®?D¨®nde est¨¢ mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad individualista¡¯ (Clave Intelectual, 2013).
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