¡®Riders¡¯, las mulas involuntarias de droga durante el confinamiento
Repartidores de Glovo temen verse implicados en el transporte de estupefacientes sin saberlo y lamentan la desprotecci¨®n de la empresa
Entregar un pantal¨®n nuevo desde la madrile?a calle Lagasca hasta la calle Mar¨ªa del Carmen, a unos siete kil¨®metros, le supuso a Roberto una tarde en comisar¨ªa. Sobre las tres del pasado mi¨¦rcoles recogi¨® una bolsa ¡ªir¨®nicamente, de la marca Superdrug¡ª en casa de un joven de ¡°unos 18 o 19 a?os¡±. Dentro, un paquete bien embalado que, seg¨²n ¨¦l, no parec¨ªa sospechoso. En la plaza de Neptuno par¨® su moto en un control policial. ¡°Todo en orden¡±, dice este venezolano que prefiere no dar su nombre real, ¡°hasta que abrieron el paquete¡±. En el bolsillo del pantal¨®n encontraron ¡°dos o tres piedras de hach¨ªs¡±. Aunque intent¨® explicar a los agentes que no era suyo y les dio las direcciones de origen y de destino, fue detenido por un delito de tr¨¢fico de drogas. Glovo se neg¨® a dar los datos del due?o de la bolsa ¡ªsin rellenar previamente una solicitud online¡ª ¡°ampar¨¢ndose en la ley de protecci¨®n de datos¡±. ¡°En un caso como este, ?d¨®nde est¨¢ la protecci¨®n del glover?¡±, se pregunta Roberto, quien pas¨® cinco horas en comisar¨ªa y cobr¨® 8,48 euros.
Glovo es la ¨²nica aplicaci¨®n de reparto en Espa?a que cuenta con un servicio de recogida y entrega de un domicilio a otro, el llamado ¡°env¨ªo expr¨¦s¡±. Desde que empez¨® el confinamiento, ha aumentado ¡°m¨¢s de un 100%¡± su uso, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la compa?¨ªa. ¡°?Necesitas algo? Con Glovo, lo tienes en casa en pocos minutos¡±, dice la propaganda oficial, con la que Pepe Fores, portavoz nacional de la plataforma Riders X Derechos, que aglutina a este tipo de mensajeros, ironiza: ¡°Presumen de que te llevan lo que sea. Y definitivamente es cualquier cosa: incluida la droga¡±.
No dar datos del cliente
La compa?¨ªa recuerda que ¡°la prioridad son los repartidores¡± y que ¡°anticipando las situaciones en las que se podr¨ªan ver inmersos, como el tr¨¢fico de sustancias il¨ªcitas¡±, Glovo ha establecido un protocolo de actuaci¨®n en coordinaci¨®n con las autoridades. En ¨¦l, se les pide que se denuncien casos de este tipo. Sin embargo, establece que bajo ning¨²n concepto los riders ¡°aporten datos de los usuarios¡±, que son los que podr¨ªan exculparlos, ni se acerquen a las oficinas con el pedido.
Si bien no existe un recuento oficial de casos, fuentes policiales reconocen haber interceptado ¡°varios¡± similares e insisten en recordar que el procedimiento no var¨ªa, aunque lo justifiquen: ¡°Si una persona est¨¢ transportando droga, el indicio es el que es. Los veredictos los dicta un juez¡±.
A Lucas le pas¨® hace seis meses. El 5 de octubre le toc¨® llevar un sobre. La mujer que se lo entreg¨® no le dio ¡°muy buena espina¡±, pero acept¨® el pedido igualmente. Al meterlo en su mochila se cay¨® un pastillero con sobres de coca¨ªna. Avis¨® a la plataforma y le dijeron que lo denunciara. ¡°Yo lo hice pero habr¨¢ gente que lo bote, otros que se lo queden y otros que lo entreguen para no perder tiempo y seguir ganando¡±, cuenta el mensajero, que no da su nombre real por miedo a las represalias. Desde entonces, revisa todos los pedidos y espera con recelo los encargos de la modalidad ¡°transporte¡±. Y es que se juegan una condena por trayectos en bicicleta o moto por los que cobran, desde el jueves, 1,20 euros como base m¨ªnima, y despu¨¦s 0,34 euros por kil¨®metro recorrido hasta los seis, a partir del cual sube a 0,45 euros. Antes de este cambio de tarifa, la base m¨ªnima eran 2,50 euros.
Cancelar estos encargos es problem¨¢tico por la forma en que los puntos de calificaci¨®n que otorgan los usuarios penalizan a los repartidores. Revisar los paquetes a transportar para asegurarse del contenido es una precauci¨®n que toman muchos riders estos d¨ªas, aunque en la formaci¨®n que les imparte Glovo se les dice que est¨¢ prohibido. Uno de ellos es Ram¨®n. ¡°Los abro porque al final es mi pellejo el que est¨¢ en juego¡±, explica. En la ¨²ltima semana encontr¨® droga en dos de sus repartos. ¡°Pieza de lavadora¡± dec¨ªa la descripci¨®n del primero y ¡°comida¡± el segundo.
Una vez avis¨® a la empresa de que llevaba hach¨ªs, bloquearon al usuario y le aconsejaron tirarlo a la basura o denunciarlo. Opt¨® por lo primero. ¡°Yo tengo que seguir trabajando, no puedo perder mi tarde en la comisar¨ªa¡±, se justifica. Minutos despu¨¦s, empez¨® a recibir llamadas de un n¨²mero que no ten¨ªa registrado. Era la clienta preguntando por su pedido. Ella hab¨ªa guardado su n¨²mero cuando ¨¦l llam¨® para asegurarse del piso. ¡°Hola, ?qu¨¦ pasa con el pedido?¡±, le pregunt¨® a trav¨¦s de WhatsApp. Cuando le explic¨® lo sucedido, la usuaria le pidi¨® perd¨®n y lo bloque¨®.
¡°Los camellos nos usan¡±
Casos como el de Roberto, Lucas o Ram¨®n son ¡°cada vez m¨¢s comunes¡±, asegura Fores. ¡°No es solo por el confinamiento, pero claro que influye. Antes los camellos pod¨ªan entrar y salir para vender. Ahora nos usan a nosotros¡±, explica.
H¨¦ctor Merino, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Riders Mensajeros (Asoriders), pidi¨® a la compa?¨ªa el cese de este servicio dada la dificultad para controlarlo y la desprotecci¨®n manifestada por los trabajadores. La respuesta fue negativa. El argumento: la demanda. Le aseguraron, sin embargo, que se crear¨ªa una especie de ¡°bot¨®n del p¨¢nico¡± para que el rider pueda notificar sus dudas con un pedido y dar parte autom¨¢ticamente a la polic¨ªa y a Glovo. Pero a¨²n no se ha puesto en marcha. ¡°Cada pedido que hacemos es una familia que no sale a la calle. Estamos haciendo una labor esencial y no s¨¦ de qu¨¦ lado est¨¢ Glovo¡±, a?ade Merino.
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