Criaturas emocionantes
M., mi vecinita, estuvo discutiendo con su madre sobre qu¨¦ ponerse. Eligi¨® su vestido favorito, con falda de vuelo, y all¨ª sali¨® ella con su patinete y su casco
A las nueve de la ma?ana me hallaba, lega?a avizor, presta a sacar fotos de las primeras criaturas en libertad. Chasco. Nadie en la calle. Ni a las 10.00. Claro que el tiempo no acompa?aba. Fue entonces cuando se me ocurri¨® enviarles un whatsapp a mis amigos con hijos, con una pregunta digna de Narciso Ib¨¢?ez Serrador: ¡°?Qu¨¦ vas a hacer con los ni?os?¡±. Afortunadamente me contuve, que es algo que hago desde hace semanas, contenerme, mantenerme contenida de...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
A las nueve de la ma?ana me hallaba, lega?a avizor, presta a sacar fotos de las primeras criaturas en libertad. Chasco. Nadie en la calle. Ni a las 10.00. Claro que el tiempo no acompa?aba. Fue entonces cuando se me ocurri¨® enviarles un whatsapp a mis amigos con hijos, con una pregunta digna de Narciso Ib¨¢?ez Serrador: ¡°?Qu¨¦ vas a hacer con los ni?os?¡±. Afortunadamente me contuve, que es algo que hago desde hace semanas, contenerme, mantenerme contenida dentro de mi propia contenci¨®n, y pasar altivamente de quienes desbarran, descarrilan o meten sus dedos en los enchufes.
Las 11.00, y ganaban los perros por goleada. Entonces vi, calle abajo, girando por Amaniel, casi desaparecer una manchita roja que me record¨® a la peque?a de Spielberg, coloreada en mitad de la desolaci¨®n. Despu¨¦s abri¨® el d¨ªa bastante y ya fue un no parar, primero de a poco y luego ya m¨¢s, con distancia y alegr¨ªa. M., mi vecinita, tard¨® un pel¨ªn porque estuvo discutiendo con su madre sobre qu¨¦ ponerse. Eligi¨® su vestido favorito, con falda de vuelo, y all¨ª sali¨® ella con su patinete y su casco. Su padre me hab¨ªa avisado, pero la chavala arranc¨® disparada; por suerte cruzaron la calle. Desde la esquina de enfrente, me saludaron. Les hice fotos (tengo muchas, de muchos) y, sobre todo, grit¨¦: ¡°?Mar¨ªa! ?Mar¨ªa!¡± (creo que ya puedo desvelar su nombre), con tal devoci¨®n que un obispo de la carcundia, de haberme escuchado, habr¨ªame tomado por conversa.
Esta emoci¨®n, como tantas otras, se ha presentado tambi¨¦n sin que nadie me advirtiera.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en Espa?a y en cada autonom¨ªa
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad
- Pinche aqu¨ª para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia