Los ni?os salen por fin de casa: ¡°No me acuerdo de pedalear¡±
El desconfinamiento de los menores de 14 a?os tras m¨¢s de 40 d¨ªas en casa se salda sin incidentes, pero con alguna aglomeraci¨®n, situaciones de picaresca y bastantes pataletas
Ya no todo va a ser hacer deberes en el balc¨®n, magdalenas en la cocina, baile en el sal¨®n y barra libre de pantallas. Despu¨¦s de 42 d¨ªas, los m¨¢s de seis millones de ni?os espa?oles menores de 14 a?os que han permanecido encerrados en casa para evitar contagios del coronavirus han podido salir este domingo a la calle. Lleg¨® el primer d¨ªa de paseo permitido por el Gobierno (una hora, un kil¨®metro de distancia m¨¢xima desde su casa). Y se sald¨® sin incidentes destacables, aunque hubo alg¨²n momento de aglomeraci¨®n que las polic¨ªas municipales se encargaron de dispersar.
Hubo caras de alegr¨ªa indescriptibles (y probablemente inversamente proporcionales al tama?o de los pisos), ni?os que de la tensi¨®n acumulada parec¨ªan enfadados, patinetes, bicicletas, visitas al balc¨®n de los abuelos, reencuentros sin tocarse con amigos, mucha polic¨ªa vigilando que se cumplieran los protocolos (tres ni?os, un adulto y respetar las distancias). Y en general, un ambiente que recordaba a un domingo de cuando desconoc¨ªamos la palabra covid-19 y pod¨ªamos hacer vida normal.
Desfile de mascarillas. Aunque la mascarilla es solo una recomendaci¨®n (y las infantiles son dif¨ªciles de encontrar), muchas familias se las ingeniaron para que sus ni?os lucieran este preciado art¨ªculo. De farmacia, adaptadas, cosidas en casa¡ Otra cosa es lo que duraran puestas. La de Emma de Mora, de tres a?os, de tela y con su nombre estampado, dos minutos. ¡°Me molestaba mucho¡±, comentaba la peque?a en el municipio valenciano de Torrent, con su carrito de juguete, su madre Rut Ort¨ª y su hermana Leire, de 10 a?os. ¡°Le he tenido que poner hidroalcohol al menos cinco veces porque lo tocaba todo¡±, aseguraba la madre, que evit¨® el centro y pase¨® entre chal¨¦s pr¨®ximos al campo.
Mucha rueda. Ni el d¨ªa de Reyes se ven tantas bicis, patinetes o monopatines. Tom¨¢s, de siete a?os, y su hermana, de cuatro, salieron con su padre. ¡°Estoy bastante cansado¡±, dec¨ªa tras una hora de skate por el barrio de La Latina, en Madrid. ¡°La calle est¨¢ un poco rara, he visto poca gente y muchas cacas de perro. El c¨¦sped ha crecido en la plaza del mercado¡±. Llevaba raz¨®n, en 40 d¨ªas no solo nos ha crecido el pelo, tambi¨¦n las plantas est¨¢n esplendorosas.
La pataleta. Las cosas no siempre salen como uno quisiera. Carlota, la hija de seis a?os de Crist¨®bal, no quer¨ªa subir a la bici. Y eso que era pronto y la plaza a la que hab¨ªan bajado, en Barcelona, es grande. ¡°Es que no me acuerdo de pedalear¡±, dec¨ªa enfadada. ¡°Acu¨¦rdate de que solo tenemos una hora¡±, insist¨ªa su padre. ¡°Yo lo que quiero son mis amigas¡±, respond¨ªa la ni?a enfurru?ada.
Claudia, ocho a?os
"Me ha encantado salir por el barrio a darme un paseo, he visto a un amigo de lejos y lo he saludado... Pero como lo que m¨¢s echo de menos es el cole, pues he ido con mi padre a ver la puerta del colegio, aunque estaba cerrada y ha sido un poco triste porque tengo much¨ªsimas ganas de ver a mis amigas", cuenta Claudia, de ocho a?os.
Vecinos, no turistas. Los centros tur¨ªsticos de las grandes capitales se han quedado desiertos. En algunos casos, como en la Sagrada Familia de Barcelona, fueron tomados por familias. En otros, barrios como el G¨°tic o el Born, la expulsi¨®n de vecinos por la irrupci¨®n de pisos tur¨ªsticos se constata con la ausencia de ni?os. Adri¨¤ y Arnau bajaron con sus padres y una pelota. Ten¨ªan el barrio casi para ellos solos: ¡°En la calle donde vivimos somos solo tres familias cuando salimos a aplaudir¡±.
Playa y parques, un im¨¢n. En el litoral, las playas estuvieron abiertas o cerradas seg¨²n la decisi¨®n de cada Ayuntamiento. En el norte, en ciudades como Gij¨®n, llovi¨®, pero las familias acudieron igual. En el Mediterr¨¢neo, Barcelona las cerr¨®, pero Badalona, al lado, las abri¨® y estuvieron concurridas como cualquier domingo de primavera. Igual ocurri¨® en C¨¢diz o M¨¢laga. Tambi¨¦n abrir o cerrar parques lo deciden los Ayuntamientos, casi todos optaron por lo segundo, para disgusto de los chavales. ¡°Hemos jugado a la pelota, hemos corrido... Todo en la acera, el parque estaba cerrado, eso es un rollo¡±, lamentaba Dylan, seis a?os, en Madrid.
Amigos sin pantalla. Los amigos que molan son los de verdad, por muchas videollamadas de las que las familias hayan echado mano. ¡°Me ha dado mucha alegr¨ªa ver a mi amigo Nico, pero pena tambi¨¦n porque no lo he podido abrazar para que no me pille el coronavirus¡±, resum¨ªa el madrile?o Tom¨¢s tras volver a casa. Claudia, de ocho a?os, quiso acercarse con su padre a la puerta del cole: ¡°Estaba cerrada y ha sido un poco triste porque tengo much¨ªsimas ganas de ver a mis amigas¡±.
Abuelos desde el balc¨®n. Si viven cerca, visitar a los abuelos de lejos fue otra de las actividades practicadas este domingo. Algunos con la emoci¨®n y la distancia no se enteraron de los lagrimones de los mayores. En Sevilla, la peque?a In¨¦s, de tres a?os, hasta le bail¨® una sevillana a sus abuelos Mar¨ªa Luisa y Manolo. ¡°Por el bichito no voy a poder subir, ?no?¡±, se conform¨® la ni?a.
Iria, ocho a?os
En casa de Iria, de ocho a?os, se han organizado para salir ella con su hermano, de seis, y su madre. Su padre ha salido con su hermana peque?a, de 3. "Hemos corrido, hemos saltado y tambi¨¦n hemos comprado chuches en el quiosco. Necesit¨¢bamos salir, estoy mucho mejor ahora. Mi hermana, si no sal¨ªamos, se iba a quedar como un mono y mi hermano Adri¨¢n ten¨ªa una sonrisa en la cara que nunca le hab¨ªa visto...".
La ciudad ha crecido. Que lo ve¨ªan todo m¨¢s grande. Fue un comentario repetido por ni?os de varias ciudades. Lo dec¨ªa Jos¨¦ David, en Sevilla: ¡°Todo parece m¨¢s grande, los ¨¢rboles, las plazas¡±. Su madre, Laura, apuntaba que se mov¨ªa con cautela cuando alguien se acercaba.
En los pueblos es distinto. Adri¨¤n Garrido, de 10 a?os, y su hermana Aldara, de uno, salieron en Galicia con sus bicicletas para dar el primer paseo desde que la Xunta de Galicia cerr¨® colegios y guarder¨ªas. Ellos han montado casi a diario, porque lo que sobra es tierra delante de la casa familiar. ¡°Aqu¨ª el confinamiento es otra cosa. En la aldea tenemos suerte¡±, comentaba el t¨ªo de los ni?os, To?o Garrido.
Instagram, que no falte. En el siglo XXI ni confinamiento ni desconfinamiento tienen sentido sin postureo en redes como Instagram. De qu¨¦, si no, las familias se contoneaban ante un m¨®vil. El resultado est¨¢ en la Red, con innumerables fotos de saltos, carreras, mascarillas, poses, ni?os haciendo la se?al de victoria, ruedas y sonrisas de oreja a oreja.
Acumulaci¨®n de personas y de muchas familias enteras
La vuelta de los ni?os a la calle transcurri¨® sin incidentes, aunque en algunos puntos y momentos se produjeron concentraciones o aglomeraciones que llevaron a las autoridades a intervenir para dispersar a los vecinos y recordarles las condiciones de salida. Con im¨¢genes de grandes grupos en las redes y preguntado por la cuesti¨®n, el Ministerio del Interior no neg¨® su veracidad, pero respondi¨® que no ten¨ªan constancia de ¡°incumplimientos graves o generalizados¡±, informa Patricia Ortega Dolz.
Siendo domingo, abundaron las familias enteras: con padre y madre; no con un solo progenitor como era preceptivo. ¡°No veo el problema si en casa estamos juntos, no interactuamos con nadie¡±, defend¨ªa Sandra, en Barcelona, junto a su marido y sus dos hijos.
En Valencia, la vicealcaldesa Sandra G¨®mez, pidi¨® responsabilidad a los padres en las redes sociales y advirti¨® de que si la apertura de los jardines del Turia no funcionaba, se volver¨ªan a cerrar. Y en Alicante, la polic¨ªa local apel¨® a la ¡°responsabilidad¡± y record¨® que no se puede ir m¨¢s lejos de un kil¨®metro.
Las polic¨ªas se desplegaron por las zonas m¨¢s concurridas para evitar situaciones de indisciplina. ¡°Son d¨ªas de aplicar mucha mano izquierda, la gente est¨¢ tensa y no te puedes poner a discutir con padres cuyos hijos te aplauden cada noche¡±, explicaba un mosso en Barcelona.
En Los Jardines de H¨¦rcules de Sevilla, el barrio con m¨¢s ni?os de Espa?a y conocido como Villa Carrito, la polic¨ªa tuvo que pedir por megafon¨ªa que se guardaran las distancias de seguridad. Y acabaron repartiendo mascarillas. La situaci¨®n ¡°de descontrol¡± hizo desistir de salir a la familia de Quico S¨¢nchez y su mujer Olga, enfermera.
Quique Bassat, Lea y Elies | De paseo con un epidemi¨®logo
Quique Bassat es pediatra y epidemi¨®logo. Dice que tiene ¡°doble sombrero, el de proteger a los ni?os y el de la comunidad¡±. Este domingo se llev¨® las manos a la cabeza cuando sali¨® por Barcelona con sus dos gemelos de siete a?os, Lea y Elies. Alucin¨® al ver familias con el padre y la madre y varios hijos. ¡°O peor, padre, madre y un solo ni?o¡±. Y tambi¨¦n al ver que en el parque no se respetaban las distancias. ¡°?Por qu¨¦ nadie lleva mascarilla?¡±, reclamaban sus hijos. ¡°Se han mezclado dos cuestiones: los derechos de los ni?os y la libertad de todo el mundo, y la gente ha interpretado que esto es el final del confinamiento¡±, alerta. ¡°Ahora el riesgo de los adultos se dobla: van a comprar y a pasear. Si salen dos, todav¨ªa es peor¡±, concluye.
Familia Janer El¨ªas | Los malabares de tener muchos hijos
Tras 42 d¨ªas en casa reconcentrados, los Janer El¨ªas se han separado este domingo por primera vez para salir. Esta familia de seis miembros ¡ªcuatro ni?os de uno, tres, seis y ocho a?os¡ª no puede salir junta. ¡°Mi marido fue con los mayores en bici, y unos metros por detr¨¢s iba yo con el carrito y la m¨¢s peque?a¡±, explica la madre, Miren, de 36 a?os. ¡°Es un poco raro. Las peque?as no entend¨ªan que no pudieran ir con sus hermanos. Normal, yo tampoco¡±. Le preocupaba que la salida fuese estresante, pero sus hijos la han sorprendido: ¡°S¨²per obedientes, atentos¡ Genial¡±. Estaban felices. En la sobremesa, Cristina, de seis a?os, lo confirmaba con un suspiro: ¡°Ha sido el domingo m¨¢s maravilloso de mi vida¡±.
Con informaci¨®n de Cristina V¨¢zquez, Eva Saiz, Beatriz Lucas y Silvia R. Pontevedra.
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